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Ferrari pierde el partido en Canadá pero puede ganar el Mundial
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Javier Rubio

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Ferrari pierde el partido en Canadá pero puede ganar el Mundial

Foto: Ferrari pierde el partido en Canadá pero puede ganar el Mundial
Ferrari pierde el partido en Canadá pero puede ganar el Mundial

“Si mejoramos el coche rápidamente podemos aspirar a cosas importantes como el campeonato. Si no lo mejoramos rápidamente…Tenemos que trabajar 25 horas sobre 24...” Nada más bajarse de su monoplaza, tras los entrenamientos del Gran Premio de Australia, Fernando Alonso dio un desesperado grito de alarma a su equipo: o Ferrari daba la vuelta a la tortilla, o adiós título. “Este año, no podemos esperar a la novena carrera (Silverstone, en 2010) para ganar una carrera. Tenemos que hacerlo antes…”.

Hoy, puede afirmarse que Ferrari reaccionó a aquella llamada a rebato de su piloto. Esta es una de las principales lecciones del pasado Gran Premio de Canadá. Lástima que el equipo italiano tropezara en Montreal  cuando invirtió el esquema estratégico de Mónaco: porque si se jugó al catenaccio en Montecarlo, en Montreal Ferrari encajó los goles propios de quien busca ganar el partido con todas las consecuencias, incluyendo el peligro de caer en un contraataque.

'Marcaje' a Vettel con 'despiste' final

¿Se acertó con la estrategia de Montreal? “Corrimos para ganar, pero al final la apuesta no salió bien”. Quien reprochara  a  Ferrari su conservadurismo de Mónaco no podría hacer lo mismo por la decisión de Montreal. Allí, en una decisión a tomar en un minuto se apostó por la prudencia: marcar a Vettel y Hamilton era el objetivo, evitando el riesgo del famoso "bajón" instantáneo de rendimiento de los Pirelli.  Sin embargo, se jugó a la ruleta rusa en el Gilles Villeneuve, espoleados quizás ante la sensación de oportunidad perdida –reconocida por el propio Alonso y unánimemente por la prensa posteriormente-  que impulsó las ganas de revancha en la apuesta de Montreal. En esta ocasión, cuando Ferrari pidió cara, salió cruz.

Si bien semejante riesgo es admisible -pero contrario al estilo de anteriores carreras-, quedó en evidencia la elasticidad de Ferrari en los compases finales de la carrera.  Al rodar por detrás del español, el equipo austríaco podía jugar con el factor sorpresa: “si no llegamos al podio, al menos terminamos por delante de Ferrari” fue el magnífico razonamiento de Red Bull, que corrigió así el mismo error estratégico también cometido por Ferrari en relación a McLaren. 

Si como Alonso anticipó en Mónaco, el equipo italiano quería marcar al hombre y esta vez le tocaba a Vettel, Red Bull consiguió que su objetivo se zafara hábilmente en los instantes finales del partido. En tierra de nadie- estratégicamente hablando- en la parte final de la carrera, a Ferrari le sorprendieron tanto por delante como por detrás.

Todos, en alguna ocasión, se van a equivocar.

En todo caso, conviene no olvidar que el equipo italiano nos tenía positivamente mal acostumbrados esta temporada. Porque ante semejante complejidad estratégica en el presente campeonato, la Scuderia ha optimizado  al máximo sus opciones en las carreras anteriores. Solo así se explicaba que Alonso -habilidad personal aparte- liderara el Mundial al llegar a Canadá. Y es que cada  equipo de cabeza se ha estrellado estratégicamente en algún momento de la actual temporada.

Por ejemplo, Kimi Raikkonen perdió diez puestos en un solo giro –a solo nueve vueltas para terminar-  con su estrategia a dos paradas en el Gran Premio de China. Mercedes cayó estrepitosamente en las dos primeras carreras al equivocarse en Australia por defecto y en Malasia por exceso. McLaren hizo perder el segundo puesto a Hamilton frente a Vettel en Australia por llamar a boxes, y a la vez, a sus dos pilotos. Otro tanto ocurrió con los pilotos de McLaren en la lluvia de Malasia. Recordemos que Red Bull, como el equipo italiano, también se equivocó en Montreal, aunque pudiera y supiera limitar levemente los daños. El único equipo que había evitado errores de bulto hasta el momento había sido, precisamente, Ferrari.

Ferrari gana la carrera de la evolución

Sin embargo, el árbol de Montreal no debe ocultar el bosque de Ferrari, ya que la foto 'macro' de la actual campeonato no puede resultar más positiva si recordamos la desconcertante pretemporada y aquella angustiosa voz de alarma de Alonso en Australia. Porque es incuestionable que Ferrari ha conseguido extraer más tiempo al F2012 que los rivales a sus respectivos monoplazas en lo que va de temporada.

“Alonso es el mejor piloto del mundo, es uno de los pilotos como Lauda y Schumacher, que ha tenido una gran importancia en mi vida profesional y en la de Ferrari. Él tiene todos los requisitos para ganar, pero tenemos que mejorar el coche”. La pasada semana, Luca Montezemolo  reflejaba así el impacto de Alonso en la Scuderia, porque con su  rendimiento primero y su liderazgo intramuros de Maranello después, el piloto español puso la pelota en el campo de Ferrari. Gracias a su estímulo, Montezemolo y Domenicali han sometido a una extraordinaria presión durante estos meses al 'staff técnico' de Maranello.  Los resultados están a la vista.

Ferrari, en el grupo de cabeza

"Esperemos que este fin de semana se pueda ver un Ferrari competitivo; va a ser muy importante para nosotros, no sólo para esta carrera, también para el resto de la temporada". Canadá ha permitido añadir otra posición en la curva de tendencia de Ferrari, que se reafirma al alza en las tres últimas carreras y en circuitos de diferente naturaleza.  ¿No es Montmeló un  patrón para el resto de la temporada?  Como también luego en Mónaco, se pudo ganar. ¿Canadá a priori desfavorable al F2012?  Se luchó por la pole por primera vez en 2012 ("la mejor sesión de la temporada", según Pat Fry), aunque se errara el tiro en una opción que, no olvidemos, apostó por la victoria.

El pasado año, el español abandonaba Montreal con 92 puntos de diferencia frente a Sebastian Vettel. En 2012, ha puntuado en todas las carreras y solo dos puntos le separan del líder.  En el Gilles Villeneuve se perdió porque se aspiraba a ganar a pesar de lo difícil que se antojaba. Ya hubiera soñado Fernando Alonso  semejantes posibilidades  en aquella tarde de sábado del Gran Premio de Australia.