La Fórmula 1, como quitarle al fútbol la regla del fuera de juego

Decía Ernest Hemingway que “las carreras de coches, las corridas de toros y el alpinismo son los únicos deportes auténticos. El resto son juegos”. Era la proximidad de la muerte lo que ‘ponía las pilas’ al famoso escritor americano. Afortunadamente, el automovilismo se ha alejado notablemente de esa línea maldita.

Sin embargo, en la Fórmula 1 están afeitando excesivamente los pitones al toro, hasta el punto de correr el riesgo de convertirle en simple vaquilla. Porque cuando los monoplazas pasen por la Parabólica de Monza este fin de semana, comprobaremos cómo se hadestrozado otro símbolo de esta Fórmula 1 cada vez más ‘light’ Solo una curva, dirán algunos, sí, pero era diferente a todas. Esta mítica parte de la pista italiana sigue siendo clave, pero con el reasfaltado de su exterior yano resultará tancrítica como antes.

“Una petición de la FIA y de los pilotos”

Desde que en 1955fue definido su trazado actual, la Parabólica disfrutó siempre deuna personalidad singular. En la recta anteriorse alcanzan los 330 km/h. La curva en sírequiere una trazada precisa y delicada para llevar la máxima velocidad posible hacia la recta, mientras el monoplaza te quiere escupir hacia el exterior, en un circuitocon la menor carga aerodinámica de la temporada. Si perdías la línea,directo a la gravilla. Pagabas un alto precio enel tiempo de la vuelta o para adelantar a tu rival en la recta de meta.Sin embargo, la historia nos enseña que no resultaba tan dramática ni estadísticamente tan peligrosa.

“Una petición de la FIA y de los pilotos”, justificaba Charlie Whiting en nombre precisamente de laseguridad. Ciertamente, las salidas de pista son numerosas en este punto. Pero en Fórmula 1, en la Parabólicasolo han fallecido WolfgangVon Trips en 1961 al tocarse con Jim Clarkparaluego volar hacia los espectadores, y Jochen Rindt, pero en su entradaydebido a un fallo mecánico. Dereck Warwick sufrió un accidente espectacular en la primera vuelta de 1990, con coches inferiores en materia de seguridad. Se interrumpió la carrera, el británico volvió corriendo a boxes, y tomó la salida de nuevo.

De modo que en cincuenta años la Parabólica ha sido crítica para el trazado, pero no un auténtico‘punto negro’. Ahora, con unala Fórmula 1más segura que nunca, al parecer, ha dejado de serlo la propia curva. ¿Porque los monoplazas actuales cuentan con menos carga aerodinámica y mayor potencia? Era otra configuración técnica, pero ¿cómo la pasóJuan Pablo Montoyapara alcanzar luegoen la recta los372,6 km/h en 2005? ¿Era entonces más inseguraque en el presente?

"En el último límite del desastre”

En el fondo,se trata de la esencia de este deporte,de la búsqueda de los límites del hombre y sumáquina. Si algo magnetizaes la destreza para desafiarlosen una estrecha franja de asfalto, y el precioa pagarcuando se sobrepasan ono se acerca uno a ellos lo suficiente.Mario Andretti, uno de los mejores pilotos de todos los tiempos, hablaba de esa“satisfacción última, porque estás en el último límite del desastre”. La Parabólica te obligaba a llegar a ese límite en Monza. Ahora, los pilotos saltaránconred si lo superan. Y , de ellos,quienes coincidancon Andretti seguro que no lo haráncon la modificación de la curva.

Aunque afortunadamentelejos de esa citacon la muerte que tanto atraía a Hemingway, la Fórmula 1 también está siendo acribilladapor esa funesta política intervencionista que merma esa esencia. Recordemoslade los comisarios y la FIA estos años con la acción en pista. Ahora, se están recogiendo velas al respecto, porque se ha ido demasiado lejos. Hace tres meses, Alonso y Vettel en Silverstone y Hamilton y Rosbergen Spa hubieran perdido un buen puñado de puntos en su carnet...

Otro clavo más en el ataud de la domesticacióndelos circuitos

Si el mundo del fútboleliminara la regla del fuera de juego, cada partido terminaría con un enorme número de goles¿Ganaría el deporte con ello? Metafóricamente hablando, en la Fórmula 1 está ocurriendo algo parecido. Hemingway era un ‘friki’ de la adrenalina y el riesgo, pero actualmenteparece que también hay alguno que otro al que ledistingue precisamente todo lo contrario.