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Jules Bianchi: tienes que vivir, para seguir viviendo al límite...O como sea
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Javier Rubio

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Jules Bianchi: tienes que vivir, para seguir viviendo al límite...O como sea

Dinero, competitividad, victoria sobre el rival...Los pilotos también buscan las sensaciones últimas al volante de un Fórmula. Seguro que como Jules Bianchi

Foto:  Jules Bianchi, antes del Gran Premio de Japón (EFE)
Jules Bianchi, antes del Gran Premio de Japón (EFE)

Las escenas de su accidente son escalofriantes. Uno todavía se pregunta cómo Jules Bianchi está vivo. Su accidente de Japón nos recuerda nuevamentealgo que parece olvidado: el riesgo último siempre está presente en este deporte. Yte preguntas una vez más por qué los pilotosnecesitan vivirlo, y por qué una sofisticada máquina de carreras puede llegar a ser tanadictiva.

Se recuerdael caso extremo de Alex Zanardi, quien perdió sus dos piernas de cuajo tras el accidente de Lautzsring en 2001.Tiempo después, el italianosubió al mismo monoplaza del accidente, especialmente preparado, para cumplir simbólicamente con las diez vueltas que le faltaronpara completar aquella carrera. Ha corrido desde entonces en dos campeonatos diferentes de turismos, y ha logrado dos oros paralímpicos en bicicleta…

Michael Schumacher volvió tras flirtear con todo tipo de actividades de adrenalina y sufrir un accidente en moto que casi le cuesta una parálisis. Niki Lauda regresó a las pocas semanas de su accidente. Una personalidad singular como la de Kimi Raikkonen soporta toda la parafernalia de la Fórmula 1 solo por seguir manejando una bestia de competición, como él mismo ha reconocido. Podríamos poner muchos ejemplos.

"Estaba temblando, su voz era trémulay tenía los ojos húmedos”

Aquellas famosas palabras de AyrtonSenna sobre el ‘tunel’ psíquico de Mónaco y sus increíbles niveles de profundización mental sorprendieron tanto al periodista que las recibía, el canadiense Gerald Donaldson, como la forma en las que las describía:“estaba temblando, su voz era trémulay tenía los ojos húmedos”, recordaba Donaldson.Quizás fuera un ejemplo extremo, pero seguro que muchos pilotosse habrá sentido identicado con Sennaaunque la intensidad fuera diferente.

Cuando Alan Jones ganaba en el Jarama en 1980, describía su experiencia en aquella carreraen términos similaresaunque no tan dramáticos: “el mundo había desaparecido, solo percibíalo percibía a través de laventana de mi casco durante toda la carrera;cuando bajó la bandera a cuadros fue cuando desperté”.Mente y cuerpo se fundíanen una suerte dearmonía psicofísica, un estado que muchas actividades pueden proporcionar, pero quizás pocas como a bordo de unFórmula 1..

Verdaderas adicciones

Dejemos al margenlos procesos bioquímicos que se producen dentro del cuerpo humano. Seguro que los neurobiólogos tienen mucho que decir también al respecto.Quedémonosen ese mundo de sensaciones que los pilotos a veces son capaces de describir, de esosmomentos cumbre que se alcanzan con el pilotaje.Explicado de forma muy primaria, se trata de otra dimensión, donde los sentidos, el cuerpo y la mentese funden dondesolo hay conciencia.

Son sensaciones que se convierten en verdaderas adicciones. Un veterano piloto español, cuando negociaba su programa deportivo y el presupuesto con el dueño del equipo, recibió la siguiente contestación:“tú eres un drogadictoy yo tengo la droga que tú necesitas”. Y así, tantos. Esa ‘droga’ que provocaba la misma reacción a Dereck Warwicky Martin Brundell en sus respectivos e impresionantes accidentes con vuelco incluido, el primero en la Parabólica de Monza en 1990 y el segundo tras su impresionante vuelco en Albert Parken 1966.Ambos salieron de su coche, yvolvieron a boxes al galopepara tomar el tercer monoplaza ysalir de nuevoa la carrera.

"La mejor sensación del mundo"

“Todo parece que va a cámara lenta”, explicaba el austríaco Gehard Berger, compañero de Senna, y quien también había escuchado experiencias del brasileño a bordo del mismo monoplaza:“todo va muy suave y tranquilo, recuerdas todo, cuando lo alcanzas (ese estado singular), es la mejor sensación del mundo...Ganar carreras es fantástico, pero esa sensación es la mejor”. Después de retirado el austríaco reconocíaque “aún la echo de menos”.

Es la“Zona”, el estado de “flow” o de ‘flujo’,llámele como se quiera… Es esa capacidad para acercarse y jugar con los límites mentales, físicos y técnicos que lleva al cuerpo y a la mente a un nivel diferente de experiencia vital. Fernando Alonso también nos recordaba que en unosentrenamientos privados, dentro del coche, llegaba a pensar si se había dejado la luz encendida en casa. No siempre se alcanza, por supuesto,como no siempre se gana una carrera.

Pero cuando se experimenta a bordo de los monoplazas más rápidos del mundo, solo se quiere volver arepetirese “mystical feeling” del que hablaba Senna,donde parece que otro ser diferente al ego cotidiano toma los mandos. Entonces,un piloto de carreras se siente más vivo que nunca.

Seguro que Jules Bianchi conoce de primera mano de lo que intentamos expresar tan torpemente, y también vivía para ello. Seguro que se ha sentido plenamente vivo en esos momentos intensos y únicos al volante. Por perseguirlos, hoysu vida está en peligro. No es un consuelo, pero aquello que decía Carl Jung de que la “vida no vivida es una vida de la que se puede morir” seguro que nose aplica aBianchi. Y por ello, ahora más que nunca, #ForzaJules. Porque estés como estés hoy, tienes que vivirpara seguir viviendo al límite….O como sea.

Las escenas de su accidente son escalofriantes. Uno todavía se pregunta cómo Jules Bianchi está vivo. Su accidente de Japón nos recuerda nuevamentealgo que parece olvidado: el riesgo último siempre está presente en este deporte. Yte preguntas una vez más por qué los pilotosnecesitan vivirlo, y por qué una sofisticada máquina de carreras puede llegar a ser tanadictiva.

Kimi Raikkonen Fernando Alonso
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