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La Fórmula 1 no es mundo para blandos
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Javier Rubio

Dentro del Paddock

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La Fórmula 1 no es mundo para blandos

Los grandes campeones lo son no solo por su talento al volante, sino por su capacidad por su fortaleza emocional y psicológica, y rotunda asertividad

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“La forma en la que consigue que la gente que trabaja con él esté tancercana es impresionante, es la forma en la que pide, y consigue lo que pide”. Recientemente, Daniel Ricciardo reflexionaba sobre una de las facetas ocultas para el gran público de Sebastian Vettel en su interacción con Red Bull. El australiano volvía a recordarnos que el éxito de los grandes no se reduce al talento, sino también a su potente personalidad, un factor no siempre bien entendido desde el exterior.

Un equipo de Fórmula 1 es un complejoy sofisticadoentramadotécnico y humanoque exige resultados implacablemente, pero también liderazgo y proactividad de sus pilotos. “Tal y cómo evolucionan las cosas, los pilotos de éxito no serán solo los rápidos, sino cada vez más aquellos que puedan combinarun amplio rango de destrezas”, explicaba Ross Brawn al respecto.“Entender una carreray cómo trabajar para sacar lo mejor del coche…”.Y para esto último, se requiere la capacidad para interactuar con el equipo en eseyunqueque pone a pruebaeltemple del acero de uncampeón.Porque la Fórmula 1 no es lugar para los blandos.

Un mundo de permanente insatisfacción

“Los pilotos nunca estamos contentos con nuestros coches, y siempre queremos algo mejor de él”, explicaba Ricciardo, aunquetambién los técnicos exigen otro tanto. Cada piloto es un mundo y necesitará que su monoplaza se adapte como un guante a sus necesidades.Por el camino se contrastan y también combatenideas sobrelíneas de trabajo o criterios de desarrollo cuando son divergentes,y decuyas decisiones también pueden derivarse importantes consecuencias económicas.Sin olvidar tambiénlas pugnasfratricidasen el seno de un equipo para prevalecer sobre el compañero.

¿Cómo lidiar con directivos y técnicos, hombres inteligentes y ambiciosos, con poderosos egos y hasta aveces sinescrúpulos? ¿Cómo sobrevivir en un mundofrecuentementedifuso por su gran complejidad, donde la técnica puede anular o sublimar eltalento de un piloto? Solo con una enorme fortaleza emocionaly una asertividad extremapodrá un pilotoromper con las barreras queencontrará en el seno de un equipo. Luego, cada uno lo hace con su estilo.

El 'terrorista telefónico'

Hace poco recordábamos a Ron Dennis cuando se refería a Ayrton Senna, quien “podía estar al borde de la paranoia y se sentía herido y traicionado si pensaba que no se le daba pleno apoyo al cien por cien”. Y lo demandaba de forma contundente. Aquel ingeniero de Williams recordaba en su experiencia lo que denominó “terrorismo telefónico” del brasileño, cuando llamaba incluso a altas horas de la madrugada para tratar de temas técnicos que le preocupaban. "Dadme un piloto satisfecho y os mostraré a un perdedor", recordaba Dennis. Pues losinsatisfechosno suelen ser gente fácil ni cómoda.

Contaba en una reciente entrevista el italiano Ivan Capelli cómo en 1992 perdió el favor del equipo frente a Jean Alesi desde los primeros entrenamientos con el infausto 92A. El francés se bajó del coche y dijo al equipo queganaríancarreras con ese monoplaza. El italiano, más fino técnicamente, comprendió que aquelcoche era un ‘hierro’, y así lo anunció. Alesi mintió al equipo y este siguió a sus falsas esperanzas. Capelli acertó, perosin la fuerte personalidad de su compañero perdió la batalla. No terminó la temporada.

Cuestión de carácter, y entorno

¿Cómo se podía enfrentar Nigel Mansell al ‘ogro’ Patrick Head cuando descubría en 1986 que el equipo montaba los nuevos diferenciales en el monoplaza de Piquet? A puñetazo limpio sobre la mesa. Cuando Prostcomprobaba que determinadasunidades de motores Honda estaban específicamentedestinadas a Senna, tenía que entrar a partirse la cara con Ron Dennis y los japoneses. Tuvo que escuchar de un máximo dirigente nipón que sus ingenieros estaban fascinados con el brasileño.

Fernando Alonso podría escribir un libro de su experiencia con el británicoy la fortaleza de carácter necesaria para su pelea con Dennis. Mattiacci, en su corta aventura con Ferrari, puede contar algunaque otra historia sobre elcarácter delpiloto español.

Curiosamente, Brawn recordaba a Schumacher como alguien que “sabía que su opinión era apropiadamente escuchada y considerada, y si no se adoptaba sabía que había una buena razón, nunca decía “soy Michael Schumacher, quiero esto”, nunca estaba en su vocabulario, y se convirtió en una parte más integrada e intrínseca del equipo que en Benetton”. Peroconviene recordar que Brawn llegó a Ferrari a petición expresa del propio Schumacher. Era también una cuestión de química que, no olvidemos, ayuda en las difíciles relaciones entre piloto y equipo.

"Necesito esto"

“Es bastante despiadado,pero limpio a la vez”, continuaba Ricciardo respecto a Vettel.“Tiene un buen equilibrio entre ponerse serio, mirar al equipo a los ojos, y decir: necesito esto. Pero gana su respeto actuando así”. Incluso el propio Newey llegaba a hablar con admiración de esa “cabeza madura sobre hombros jóvenes”, criada en los pechos de Red Bull, pero capaz de enfrentarse aquien había financiado su carrera deportiva en defensa de sus ambiciones. Bajo esa personalidad exterior cálida y de gran sentido del humor late otraferoz. Que le pregunten a Mark Webber y el famoso “Multi 21”.

Así quecuando se escuche a un piloto tratar con dureza a su equipo, cuando se escuchen criticas antetal o cual personalidad, no nos engañemos, porque forma parte del 'pack' de los grandes campeones. Nadie va en la Fórmula 1 con la flor en el ojal. Ni segana, nitampoco se sobrevive.

“La forma en la que consigue que la gente que trabaja con él esté tancercana es impresionante, es la forma en la que pide, y consigue lo que pide”. Recientemente, Daniel Ricciardo reflexionaba sobre una de las facetas ocultas para el gran público de Sebastian Vettel en su interacción con Red Bull. El australiano volvía a recordarnos que el éxito de los grandes no se reduce al talento, sino también a su potente personalidad, un factor no siempre bien entendido desde el exterior.

Ron Dennis Sebastian Vettel Fernando Alonso