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Peugeot y el Dakar, la primera en la frente
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Javier Rubio

Dentro del Paddock

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Peugeot y el Dakar, la primera en la frente

El fabricante francés ha subestimado el enorme desafío que supone el Dakar, con un concepto que no ha funcionado deportiva y mecánicamente

Foto: Carlos Sainz durante la presente edición del Dakar (Efe).
Carlos Sainz durante la presente edición del Dakar (Efe).

Enero de 1987.Peugeot aterrizó en el Dakar con Jean Todtal frente. Debutó convictoria,dejando luego una huella extraordinaria de impresionante exhibición logística y técnica. Enero de 2015. En su retorno, el fabricante francés ha cosechado sin embargoun fuertevarapalodeportivo y técnico.

El retorno al Dakar de Peugeot puede ilustrarcómouna satisfecha o desenfocada percepción de la realidad y del potencial propio depararesultados como los cosechados este añoen tantrituradora prueba.Lecciones del deporte, de la tecnología, pero también de ‘management’. Porque flota la impresión en el aire de quePeugeot ha subestimadoel desafío del Dakar.

Una realidad cruelmente objetiva

Los brillantes hermanosHeath en su libro ‘Decídete, cómo tomar las mejores decisiones en la vida y el trabajo’ hablan de los cuatro ‘villanos’ en el proceso de decidir: visión estrecha (se escapan opciones), sesgo de confirmación (información sesgada), emoción a corto plazo y excesiva confianza en lo que ocurrirá en el futuro. La experiencia de Peugeot parece que muerde de todas ellas.

Peugeot ha querido serfiel a suhistórico ‘ADN’ deportivoafrontando el riesgo de jugarse todo a una carta anual en una prueba de enorme incertidumbre y aleatoriedad.Olé. Ganar a la primera en el Dakar es una excepción y el programa del fabricante francéses a tresaños. Volkswagen también pasósu purgatorio en su debut, pero el de Peugeot ha sido excesivo.No se trata portanto de juzgar la decisión, sino el enfoque hacia el desafío.

La realidad es cruelmente objetiva. Carlos Sainz,parado ya en la cuarta etapa por avería mecánica.Cyril Despres sufría por la fiabilidad y su falta de experiencia al volante. ‘Mister Dakar’,Stephane Peterhansel,parecía una sombra de sí mismo este año, con problemas mecánicosy errores de pilotaje.No se trataba de un equipo privado, sino de unapotentemultinacional que amplificaba laaventura con gran poderío mediático.

Un concepto teórico sin contrastar sobre el terreno

Para empezar, los técnicos de Peugeot apostaron por un concepto de vehículo que no existía en el Dakar. Una 'visión estrecha' aunque parezca lo contrario. Losdominadoresen esta pruebasonlos 4x4 y los buggies, cada uno con sus singularidades mecánicas y terreno propicio. Unproyecto deportivo es un refuerzo a los objetivos de marketing del fabricantey, para alejarse de aquellos, Peugeotdesarrollóunhíbrido de ambos (altura, anchura, dimensión del neumático, motor…). Un concepto teórico sin antecedentes,desarrolladopor un equipo técnico sin experiencia previa en tan complejos territorios.

Cualquier profesional o aficionado con experiencia dakarianalevantó las cejas ante el 2008 DKR. “Hemos estudiado el reglamento a conciencia y este es el mejor resultado”, se escuchaba justificar a sus responsables, además deotros argumentos con ese inconfundible sesgo de confirmación que buscaba avalar a priori un enfoquealejadode la experiencia generalestos años.Dejemos a un lado la fiabilidad porque en un proyecto joven es como la gripe, siempre se acaba superando. Pero como coche de carreras dakariano, objetivamente, el 2008DKR ni se ha mostrado rápido, ni tampocoefectivo.Y todos los tests privados que se venían realizando durante el año lo venían anticipando. La realidad ha sido tozuda.

Quizás, un año más

En la etapa de los ochenta, Peugeot ganó a la primera en 1987, entre otras razones, porqueuna personalidad ejecutiva extraordinaria-Jean Todt- dirigía en el Mundial de Ralliesuna maquinaria perfectamente engrasada y exitosa . Convirtió además el arma letal y experimentada base que ya era el205 T16de los rallies en su homónimo de raids. No se trataba por tantode una hoja en blanco oun experimento teórico, como el proyecto actual.

Se necesitarían muchas más líneas para saber explicar el grado de dureza, de imponderables y variables, de cientos de factores de diferente naturaleza que han de conjugarse no ya para ganar un Dakar,sino para poder terminarlo con dignidad. Metafóricamente hablando, Peugeot pecó de ese otro sesgo de decisión, la 'emoción a corto plazo', y debutó de forma quizás anticipadaen este Dakar.Esta experiencia habrá supuestouna gran herramienta para recoger datos y lecciones de futuro, pero al precio de una derrota de dura exposición mediática. Un año más de pruebas o de presencia en raids menores hubiera sido aconsejable.

¿“Sostenella y no enmedalla”?

Y por último, queda ese otrosesgotodavía por afrontar:la 'excesiva confianza en el futuro'.Hasta qué punto Peugeot seguirá con el “sostenella y no enmedalla”, esa fórmula de los hidalgos españoles para mantener su honor.¿Veremos un 2008DKR diferente el próximo año?¿Asumirán los técnicos de Peugeot que el tiro en el actual Dakar ha salido muydesviado? ¿Se tomarán las decisiones y adoptaránlos recursos y programas necesarios para los importantes cambios que se requieren?

Cuanto más duro es el proceso, más satisfactoria es la victoria. Si Peugeot vuelve a reverdecer sus pasadas glorias dakarianas, el mérito y el orgulloserán mayores si cabe. De momento, la primera ha pegado en toda la frente.

Enero de 1987.Peugeot aterrizó en el Dakar con Jean Todtal frente. Debutó convictoria,dejando luego una huella extraordinaria de impresionante exhibición logística y técnica. Enero de 2015. En su retorno, el fabricante francés ha cosechado sin embargoun fuertevarapalodeportivo y técnico.