La mano izquierda de Del Bosque y los titularísimos

España no puede morir de éxito. La Selección ya ha aprendido a ganar y quiere seguir ganando. Aspira a hacer historia y ser el primer equipo nacional del mundo que gana de forma consecutiva Eurocopa-Mundial-Eurocopa. Está en el camino. Después del empate ante Italia, envuelto en el debate del falso nueve, recuperó su fútbol estratosférico ante Irlanda, tocando y tocando, con ese tiqui-taca que es la admiración de todo el planeta fútbol. El equipo irá creciendo partido a partido y ante Croacia saldrá a ganar, porque eso de los pactos y pasteleos no va con este grupo de campeones y si acaban empate a dos será porque se ha dado así el partido, no porque lo hayan pactado antes. Eso seguro.

Para conseguir el objetivo será clave el manejo que haga del grupo Vicente del Bosque. El buen rollo entre los 23 convocados se evidencia en los entrenamientos (ayer domingo fue un claro ejemplo las sonrisas de todos al saltar al césped en la sesión matinal). Pero en cada partido, los que no juegan se enfadan, como no puede ser de otra manera en un grupo en el que todos son titularísimos en sus clubes. Sucedió ante Irlanda, cuando tras el partido en la zona mixta se vio con caras largas a Pedro, Negredo, Mata o Cazora. Y también a Cesc, quien ya había celebrado el gol que marcó tras entrar por Torres desde el banquillo con cajas destempladas. Ese enfado no va a más y se enmarca dentro de la ambición de todos por jugar. Pedro está entrenando a un nivel altísimo, igual que Mata, quien asume su papel secundario, pero después de cuatro años en la Selección tras el fantástico año que ha realizado en el Chelsea siendo uno de los destacados de la Premier y vital en las victorias en la Cup y la Champions, quiere ya ir entrando minutos. Y Negredo se vio titular durante dos semanas porque la mayoría de los medios coincidían en su titularidad para el primer partido hasta que empezó a ganar enteros Torres y finalmente Del Bosque sorprendió con Fábregas de delantero mentiroso, quien cumplió marcando un gol y al siguiente partido fue al banquillo.

Del Bosque repitió durante el Mundial su pesar por los que no jugaron casi nada o nada. Y en la Eurocopa también mantiene ese pena. Pero debe tomar las decisiones. Es muy difícil ser justo y tratar bien a todos los jugadores. Lo es cuando se es entrenador de club y más cuando eres seleccionador y estás en una fase final. Lo ideal habría sido, como sucedió en la Eurocopa de 2008, haber ganado los dos partidos y dar el tercero a los suplentes. Pero no ha podido ser y Del Bosque debe sacar su mano izquierda para que el enfado se limite en el tiempo a dos horas antes del partido cuando da la alineación y a una hora después cuando no te ha sacado ni un minuto como esperaban los Mata, Pedro, Negredo o Llorente, quien no pierde la sonrisa ni en esa hora posterior.

La clave de esta España campeona, además de su fútbol bonito y bueno, vistoso y eficaz, es la reducción de egos que realizó Luis Aragonés. Pero aún así habiendo ganado tanto y siendo tan buenos futbolistas es inevitable que pueda haber momentos de fricción en mitad del buen rollo que existe en el grupo.

De los debates externos están aislados. Incluso les divierte esas discusiones futbolísticas. Les ha sentado mal las críticas de algún canal televisivo tras el primer partido ante Italia y la reducción de contacto con los periodisas (ya no existe el contacto diario que existía en Neustift en 2008 y en Pochefstrom en 2010 con una zona mixta diaria en cada entrenamiento) viene motivada por la agresividad de algún programa televisivo en la tormenta de clásicos la temporada pasada, según dejó entrever Del Bosque en una entrevista con De la Morena en El Larguero la pasada semana (fuentes del vestuario dicen a las claras que por el programa Punto Pelota de Interconomía).