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Madrid-Barça: los derechos televisivos y la prima de riesgo del fútbol español
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Javier Gómez Matallanas

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Madrid-Barça: los derechos televisivos y la prima de riesgo del fútbol español

El sector fútbol debe adaptarse a las nuevas condiciones de la economía española. La dura situación que atraviesa nuestro país no va a permitir

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Madrid-Barça: los derechos televisivos y la prima de riesgo del fútbol español

El sector fútbol debe adaptarse a las nuevas condiciones de la economía española. La dura situación que atraviesa nuestro país no va a permitir el populismo y los clubes de fútbol que no cumplan con sus obligaciones no tendrán al Estado mirando para otro lado como hasta ahora. El problema estriba en que la competición seguirá siendo desigual con dos equipos, Real Madrid y Barcelona, a una distancia abismal en el plano económico y, por tanto, en el deportivo, del resto.

Los jugadores de Madrid y Barça no notarán en sus contratos la gravísima crisis económica que se vive en todos los sectores. El resto de futbolistas sí están viendo reducidos de manera paulatina sus emolumentos, por lo que la distancia se va acrecentando entre los futbolistas de las dos potencias y la de los jugadores del resto de los equipos, lo que provocará que el alejamiento de las cuentas corrientes también se plasme en el terreno de juego. Aunque el fútbol es un deporte tan grandioso que permitirá que con esa gran diferencia económica los que menos ganan puedan dar en algún partido la sorpresa y venzan o al menos empaten ante los todopoderosos culés y merengues.

Pero el fútbol está cogido con alfileres. La principal fuente de ingresos de los equipos son los derechos de televisión y a menos de un menos de que se inicie la competición no se sabe por donde se televisará la Liga BBVA. Si Mediapro deja de pagar los actuales contratos a los clubes, estos entrarían en un colapso financiero que dejarían al borde del precipicio a muchos equipos.

La situación es muy complicada. El fútbol ha vivido en una huida hacia delante permanente en las últimas dos décadas, con planes de saneamientos públicos y encubiertos que no han impedido que los clubes se sigan endeundando. Los concursos de acreedores son la última expresión de esos planes de saneamiento y esos administradores concursales que manejan muchos equipos fijan unos salarios acordes con los ingresos del club, a mucha distancia de lo que venían firmando, y cobrando casi siempre con dificultades, los futbolistas.

El Barcelona hizo públicos la pasada semana los beneficios obtenidos la pasada temporada. Ningún equipo del mundo cuenta en mitad del mercado de fichajes sus beneficios, salvo el Barça. El Madrid lo suele hacer en septiembre u octubre, los equipos de la Premier a principios de año, como los italianos. Lo que hace el Barça, sin necesidad ni obligación de hacerlo, es una locura porque los clubes con los que esté negociando para comprar (con el Athletic de Bilbao por Javi Martínez) le van a pedir más dinero. Y con los que negocie para vender le van a pagar menos, siempre por esos pingües beneficios que han anunciado a bombo y platillo. Eso sí, el Madrid no ha anunciado lo bien que le suele ir en el aspecto financiero y el Tottenham también le está pidiendo un precio altísimo y fuera de mercado por Luka Modric. Ambos equipos viven en su burbuja. Pero si el sector fútbol se colapsa, ellos también saldrán perjudicados. Y la prima de riesgo de los equipos de fútbol se puede calcular con la posibilidad de firmar un nuevo contrato televisivo con otro operador. Si consiguen su nuevo contrato televisivo con otro operador,  y si hacen caso a las pautas del Consejo Superior de Deportes de España y a las normas económicas dictadas por la UEFA, los equipos de fútbol tendrán viabilidad. Barça y Madrid aún la tienen. Pero si se quedan sin rivales no les valdrá de nada.

El sector fútbol debe adaptarse a las nuevas condiciones de la economía española. La dura situación que atraviesa nuestro país no va a permitir el populismo y los clubes de fútbol que no cumplan con sus obligaciones no tendrán al Estado mirando para otro lado como hasta ahora. El problema estriba en que la competición seguirá siendo desigual con dos equipos, Real Madrid y Barcelona, a una distancia abismal en el plano económico y, por tanto, en el deportivo, del resto.

Los jugadores de Madrid y Barça no notarán en sus contratos la gravísima crisis económica que se vive en todos los sectores. El resto de futbolistas sí están viendo reducidos de manera paulatina sus emolumentos, por lo que la distancia se va acrecentando entre los futbolistas de las dos potencias y la de los jugadores del resto de los equipos, lo que provocará que el alejamiento de las cuentas corrientes también se plasme en el terreno de juego. Aunque el fútbol es un deporte tan grandioso que permitirá que con esa gran diferencia económica los que menos ganan puedan dar en algún partido la sorpresa y venzan o al menos empaten ante los todopoderosos culés y merengues.

Pero el fútbol está cogido con alfileres. La principal fuente de ingresos de los equipos son los derechos de televisión y a menos de un menos de que se inicie la competición no se sabe por donde se televisará la Liga BBVA. Si Mediapro deja de pagar los actuales contratos a los clubes, estos entrarían en un colapso financiero que dejarían al borde del precipicio a muchos equipos.

La situación es muy complicada. El fútbol ha vivido en una huida hacia delante permanente en las últimas dos décadas, con planes de saneamientos públicos y encubiertos que no han impedido que los clubes se sigan endeundando. Los concursos de acreedores son la última expresión de esos planes de saneamiento y esos administradores concursales que manejan muchos equipos fijan unos salarios acordes con los ingresos del club, a mucha distancia de lo que venían firmando, y cobrando casi siempre con dificultades, los futbolistas.

El Barcelona hizo públicos la pasada semana los beneficios obtenidos la pasada temporada. Ningún equipo del mundo cuenta en mitad del mercado de fichajes sus beneficios, salvo el Barça. El Madrid lo suele hacer en septiembre u octubre, los equipos de la Premier a principios de año, como los italianos. Lo que hace el Barça, sin necesidad ni obligación de hacerlo, es una locura porque los clubes con los que esté negociando para comprar (con el Athletic de Bilbao por Javi Martínez) le van a pedir más dinero. Y con los que negocie para vender le van a pagar menos, siempre por esos pingües beneficios que han anunciado a bombo y platillo. Eso sí, el Madrid no ha anunciado lo bien que le suele ir en el aspecto financiero y el Tottenham también le está pidiendo un precio altísimo y fuera de mercado por Luka Modric. Ambos equipos viven en su burbuja. Pero si el sector fútbol se colapsa, ellos también saldrán perjudicados. Y la prima de riesgo de los equipos de fútbol se puede calcular con la posibilidad de firmar un nuevo contrato televisivo con otro operador. Si consiguen su nuevo contrato televisivo con otro operador,  y si hacen caso a las pautas del Consejo Superior de Deportes de España y a las normas económicas dictadas por la UEFA, los equipos de fútbol tendrán viabilidad. Barça y Madrid aún la tienen. Pero si se quedan sin rivales no les valdrá de nada.