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Los inaceptables cánticos contra Messi y los emocionantes cánticos pro Torres
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Javier Gómez Matallanas

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Los inaceptables cánticos contra Messi y los emocionantes cánticos pro Torres

En las finales de la Supercopa de España y de la Supercopa de Europa se han producido unos cánticos desde las gradas totalmente antagónicos. Mientras en

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Los inaceptables cánticos contra Messi y los emocionantes cánticos pro Torres

En las finales de la Supercopa de España y de la Supercopa de Europa se han producido unos cánticos desde las gradas totalmente antagónicos. Mientras en el Santiago Bernabéu mayoritaria y sonoramente todo el estadio se sumaba al cántico de los radicales del fondo sur insultando a la estrella del rival al gritarle: “Messi subnormal”, en el estadio Luis II de Mónaco la afición del Atlético hizo justicia con Fernando Torres al cantarle su cántico en el minuto 85 de partido durante más de un minuto y cuando subió a recoger la medalla de subcampeón. Un cántico repele y el otro emociona. En ambos prevalece la condición humana. En el primero que utiliza lo de subnormal retrata lo peor del ser humano, cuando lo racional no se puede imponer al instinto animal. En el cántico de Mónaco fue un homenaje y reconocimiento a un niño que sostuvo la ilusión de una afición y que se fue para crecer él y para que su equipo creciera, significándose desde Liverpool y desde Londres como un atlético convencido.

Lo de que todo un estadio grite subnormal a Messi y que no lo resaltemos para criticarlo en ningún medio de comunicación es muy preocupante. No hay que ser hipócrita con lo políticamente correcto pero no se puede tolerar que se insulte a nadie con la palabra subnormal. Igual que se toman cartas en el asunto con los insultos racistas y xenófobos, Antiviolencia debería entrar de oficio cuando se llama a un futbolista subnormal. Las numerosas asociaciones que defienden a las personas que nacen o sufren deficiencias deberían denunciarlo también públicamente. También vemos como algo normal que, ante la preciosa escena de saber perder y juego limpio de los jugadores del Barcelona cuando se quedaron sobre el césped para ver como recogía el Madrid la Supercopa, todo un estadio se acuerde de la madre de los jugadores culés.

La violencia verbal aumentan con la crispación social, pero resulta cada día más difícil llevar a los niños al fútbol (además de por la locura de los horarios ‘obligatoria’ para que GolT puede emitir todos los partidos) para que no aprendan palabrotas y a faltar al respeto al rival. Porque una cosa es que el fútbol puede ser una válvula de escape para los problemas y otra que se convierta en un lugar para el insulto y la vejación al equipo contrario.

Escuchar a todo el Bernabéu cantar “Messi subnormal” revolvió las entrañas de Vicente del Bosque, seleccionador nacional, que además de la suya, recordó las miles de familias a las que se le estaba faltando al respeto con ese insulto intolerable para el crack del Barça y cualquier persona.

Sin embargo, después de vivir y sufrir los cánticos de “Messi subnormal” fue muy reconfortante estar presente dos días después en Mónaco para comprobar como la afición del Atlético hacía justicia con Fernando Torres. Ya cuando dieron los onces por el videomarcador, los ocho mil atléticos aplaudieron a rabiar cuando anunciaron a Torres como el nueve del Chelsea. Pero lo más emocionante sucedió al final del partido. Después de la exhibición del Atlético de Madrid, que, probablemente jugó el mejor partido de su historia, los ocho mil colchoneros dedicaron sus gargantas a Torres. Era el minuto 85 cuando, tras otro ataque estéril del Chelsea, toda la grada atlética, mayoría en el Luis II de Mónaco, estalló a cantar el cántico más repetido en el Calderón desde el año 2000 a 2007. A Fernando se le notaba muy emocionado mientras intentaba robar la pelota. Una vez concluido el partido, cuando los jugadores del Chelsea subían a recoger su medalla de subcampeones, otra vez los ocho mil atléticos volvieron a cantarle a Fernando Torres. Por razones obvias, el delantero de Fuenlabrada no podía irse a la afición del Atlético. Eso sí, mientras se dirigía al túnel de vestuarios les aplaudió. Emocionado. Muy emocionado. 

En las finales de la Supercopa de España y de la Supercopa de Europa se han producido unos cánticos desde las gradas totalmente antagónicos. Mientras en el Santiago Bernabéu mayoritaria y sonoramente todo el estadio se sumaba al cántico de los radicales del fondo sur insultando a la estrella del rival al gritarle: “Messi subnormal”, en el estadio Luis II de Mónaco la afición del Atlético hizo justicia con Fernando Torres al cantarle su cántico en el minuto 85 de partido durante más de un minuto y cuando subió a recoger la medalla de subcampeón. Un cántico repele y el otro emociona. En ambos prevalece la condición humana. En el primero que utiliza lo de subnormal retrata lo peor del ser humano, cuando lo racional no se puede imponer al instinto animal. En el cántico de Mónaco fue un homenaje y reconocimiento a un niño que sostuvo la ilusión de una afición y que se fue para crecer él y para que su equipo creciera, significándose desde Liverpool y desde Londres como un atlético convencido.

Leo Messi