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Gerard Piqué se enreda entre el póker, la independencia de Cataluña y el fútbol
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Javier Gómez Matallanas

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Gerard Piqué se enreda entre el póker, la independencia de Cataluña y el fútbol

Su afición al póker, sus permanentes viajes y una vida más próxima a la de una ‘Celebrity’ han provocado que dé la sensación de que el fútbol ya no es su prioridad

Foto: Del Bosque sigue confiando plenamente en Piqué (EFE)
Del Bosque sigue confiando plenamente en Piqué (EFE)

Vicente del Bosque ha vuelto a llamar a Gerard Piqué después de su ausencia en la primera convocatoria tras el desastre de Curitiba en el Mundial de Brasil. Había expectación porque Piqué llevaba tres partidos fuera del once titular de Luis Enrique, dos en el banquillo y uno en la grada, de los cuatro últimos encuentros del Barcelona. Esto no ha sido óbice para el seleccionador, que considera al catalán uno de los mejores centrales de España y por eso le lleva.

Quedó mal el seleccionador cuando dejó fuera de la anterior lista a Piqué y explicó que le dolía la cadera. Unas horas después le desmintió Luis Enrique y dos días después Piqué jugó de titular en Villarreal sin notársele esas molestias en la cadera que le dejaban fuera de la Selección española. Al acabar aquel partido en El Madrigal, Piqué dio la cara por Del Bosque (¡qué menos!) en zona mixta diciendo que había hablado con el seleccionador para comunicarle esa lesión que no le había impedido jugar con su equipo. Siete días más tarde estaba de jurado de un concurso de mates en un acto publicitario de su firma comercial, en vez de estar preparado para jugar ante Macedonia un día después.

En mitad de la polémica,dio toda la impresión que era el primer jugador de fútbol que se borraba de la Selección española al estilo de los tenistas en la Copa Davis o los baloncestistas en los Eurobaskets, se pronunció Piqué, con todo el derecho que le da la libertad de expresión, faltaría más, a favor de la consulta por la independencia en Cataluña.

Piqué no dijo ni que estaba a favor ni que estaba en contra de la independencia, simplemente se mostró partidario del derecho a decidir que solicitan los separatistas catalanes (por cierto, antes del derecho a decidir sobre si te saltas un semáforo en rojo hay que cambiar la norma que dice que cuando hay un semáforo en rojo está prohibido pasar). Nadie duda de la implicación de Piqué al defender la camiseta de España en los 61 partidos que ha jugado con La Roja, pero pocos dudan también de que si hubiera una selección de Catalunya, Gerard jugaría con el combinado catalán.

En el caso de Piqué se ha mezclado su dolor de cadera (¿jugó lesionado el Mundial?) que no le impidió jugar ante el Villarreal con su declaración sobre la consulta independentista (con la consiguiente polémica creada entre los futboleros nacionalistas españoles que también los hay, claro) y con la falta de centrales existente. Parece que a los técnicos de la Selección no les gusta Íñigo Martínez y no siguen a Álvaro Domínguez en la Bundesliga, por ejemplo.

Futbolísticamente no hay duda de que la pareja que Piqué formó con Sergio Ramos en la Eurocopa 2012 era posiblemente la mejor dupla de centrales del mundo. Pero la implicación de Piqué, no con España sino con su profesión, es vital para que vuelva por sus fueros. El propio Gerard reconoció públicamente en agosto que no estaba al nivel de los mejores del mundo. Eso le ha sucedido porque cuando el fútbol no es tu prioridad, el propio fútbol te supera.

Bastantes informaciones coincidieron en que la marcha de Guardiola del Barça estuvo motivada, entre otros factores, por la negativa del club de traspasar a Piqué, con quien no contaba el entrenador por su poco compromiso con el fútbol, según aquellas noticias.

Piqué siempre ha sido un chaval muy majo y extrovertido. En su etapa postadolescente en el Manchester United era un gran anfitrión para todos los españoles, amigos, periodistas y hasta aficionados, que iban a Old Trafford. De su etapa de cedido en Zaragoza se cuentan decenas de anécdotas, pero hay que entenderlas dentro de esas locuras de juventud que se acrecentan aún más entre los futbolistas. Y luego en el Barça y en la Selección no hubo quejas sobre la profesionalidad de Piqué hasta que llegaron las derrotas y tuvo menos cercanía a Puyol, ya de retirada por sus lesiones.

Su afición por el póker, reconocida y que no esconde, aunque debería hacerlo en las concentraciones, sus viajes permanentes ysu vida más próxima a la de una ‘Celebrity’ han provocado que dé la sensación de que el fútbol no es su prioridad. Su actitud en el banquillo en el España-Australia de Curitiba fue similar a la que tuvo en el banquillo de La Rosaleda en el Málaga-Barça de hace un par de semanas. Esa mezcla de pasotismo y mosqueo, repanchingadoen el banquillo, muestran un Piqué displicente, como por encima del bien y del mal, con la cabeza lejos del fútbol, por más que a ningún futbolista le guste ser suplente.

Del Bosque confía en Piqué a tope y Piqué debe devolverle esa confianza. A sus 27 años tiene aún muchos años de fútbol para demostrar que es uno de los mejores centrales del mundo. Con el Barça o con el Manchester United. Con España o con Catalunya.

Vicente del Bosque ha vuelto a llamar a Gerard Piqué después de su ausencia en la primera convocatoria tras el desastre de Curitiba en el Mundial de Brasil. Había expectación porque Piqué llevaba tres partidos fuera del once titular de Luis Enrique, dos en el banquillo y uno en la grada, de los cuatro últimos encuentros del Barcelona. Esto no ha sido óbice para el seleccionador, que considera al catalán uno de los mejores centrales de España y por eso le lleva.

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