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Honda gana en la pista y Yamaha pierde en los boxes
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Juan Pedro de la Torre

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Honda gana en la pista y Yamaha pierde en los boxes

La lluvia caída en Sachsenring nos ha permitido ver una de esas extrañas pero interesantes carreras en las que, a veces, se pierde en los boxes.

Foto: Marc Márquez celebra su triunfo en Alemania. (EFE)
Marc Márquez celebra su triunfo en Alemania. (EFE)

Siempre se dice que las carreras en lluvia son una lotería, que el azar juega un papel importante en estas situaciones, pero eso no es cierto. Se gana o se pierde con justicia y merecimiento, y tanto el triunfo de Marc Márquez en Sachsenring como el fracaso cosechado por los hombres de Yamaha han sido merecidos.

La victoria de Marc Márquez ha sido brillante. Fue el primero en tener la determinación de salir con neumáticos de seco, y esa estrategia, previamente definida con el equipo, fue la clave de su victoria. Echando un vistazo rápido a lo sucedido en la carrera, sin rascar demasiado en la superficie, concluiremos que fue un acierto de Márquez entrar tan pronto y un fracaso de Rossi hacerlo tan tarde. Pero eso no es más que un análisis superficial.

Si queremos quedarnos ahí, en la superficie, sin restar mérito a la carrera de Márquez, lo lícito sería reconocer que Marc tuvo la suerte de sufrir unas vueltas antes del cambio de moto una salida de pista que le retrasó y, por tanto, no tenía nada que perder con su temprana entrada en boxes: en el momento de tomar el camino del pit lane rodaba noveno a 14 segundos de la cabeza, así que, ¿por qué no intentar algo diferente? Además, el paso de las vueltas había dejado, contra pronóstico, un amplio carril sin agua, y como había dejado de llover montar un 'slick', un neumático de seco, no era, en absoluto, ninguna locura.

También sería una conclusión excesivamente rápida decir que Valentino Rossi se equivocó, que entró demasiado tarde a cambiar de moto. Pero tampoco es del todo cierto, porque Crutchlow y Dovizioso entraron al mismo tiempo que él, y, sin embargo, ambos terminaron en el podio. Incluso algunos han recordado una actitud similar de Rossi el año pasado en la carrera de Misano, en la que jugó una estrategia conservadora y fue el último en realizar el cambio de moto a pesar de las indicaciones que le hacía su pizarra. Seguramente las imágenes de los mecánicos de Rossi, desesperados viendo pasar las vueltas sin que este realizara el cambio de moto, pueden llevar a ese equívoco.

La decisión de Rossi de permanecer en el grupo fue acertada. No disponía de toda la información, no sabía que Márquez había cambiado de moto en la vuelta 18ª, y que estaba progresando a pasos agigantados. Rossi simplemente controlaba la situación. Con gran inteligencia se había echado encima de Dovizioso al comprender que la carrera entraba en un momento crucial: de rodar tercero a 2”5 del piloto de Ducati en la vuelta 17ª, pasó a estar segundo a seis décimas tres giros después.

No debemos olvidar que por encima de las estrategias y de los planes predeterminados está la decisión del piloto, que durante la carrera es el único que sabe exactamente cómo responde su moto y el único con capacidad para decidir si es necesario cambiarla o no. Sin embargo, el piloto tiene una información parcial, limitada a saber cuál es su estado y el de los pilotos que ruedan con él. Aquí entraríamos en un viejo debate sobre la necesidad de incorporar las comunicaciones por radio, como se hace en la Fórmula 1. ¿Habría cambiado antes de moto Rossi si hubiera sabido cómo progresaba Márquez con gomas de seco? Visto así, la estrategia es mucho más clara, ¿verdad? El motociclismo de salón es muy fácil. Pero no, pongámonos en el lugar del piloto.

Y ahora, rasquemos en la superficie. Lo que ha separado el éxito de Honda del fracaso de Yamaha no ha sido su estrategia durante la carrera si no, una vez más, los neumáticos. Para esta carrera Michelin contaba con novedades en los neumáticos de lluvia con respecto a Assen: un compuesto duro, un nuevo compuesto blando desarrollado con los datos recogidos en la carrera holandesa, y un neumático intermedio. Dada la previsión meteorológica para la carrera, que confirmaba un empeoramiento, los técnicos de Michelin decidieron llevar a Sachsenring una cuarta opción: un compuesto extrablando, desarrollado igualmente tras la experiencia de Assen. Ese neumático estaba en la fábrica de Clermont-Ferrand (Francia), y Michelin lo envió a Sachsenring la noche del sábado para poner a disposición de los pilotos este cuarto compuesto, que solo pudieron probar durante el 'warm up', con la pista en unas condiciones mucho peores de las que tendría durante la carrera. Si ya de por sí no es fácil tomar una decisión, al disponer de cuatro compuestos la elección se complica.

Prácticamente todos eligieron el neumático extrablando: las excepciones fueron Crutchlow, Bautista, Petrucci, Redding, Miller y Rabat. Pero el rendimiento fue desigual. Mientras que Rossi rodaba cómodo antes del cambio de moto, Márquez sufría: “En la primera parte, en agua, estaba sufriendo un poco. He escogido mal el neumático delantero para mi estilo de pilotaje”, decía Márquez, que confesó haberse equivocado al copiar la elección de Rossi, Lorenzo y Pedrosa. Por el contrario, Rossi no tuvo buenas sensaciones tras el cambio de moto. Valentino salió con intermedios en lugar de 'slicks': “Pusimos el intermedio porque lo decidimos el sábado. El viernes, con poca temperatura, teníamos muchos problemas con el 'slick' respecto a Honda, Ducati y Suzuki, y sabíamos que montar ese neumático para nosotros era muy arriesgado porque era demasiado duro. En estas condiciones nuestra moto es un poco difícil de pilotar", dijo Rossi.

El regreso de Michelin a MotoGP está siendo mucho más complicado de lo que cualquiera hubiera pensado. Todavía no han conseguido cumplir el objetivo de que el neumático se convierta en un elemento neutro, que desaparezca como variable dentro de las carreras. Lo que a unos les va bien a otros no, y la introducción de un neumático intermedio, algo que nunca quiso desarrollar Bridgestone en su etapa en MotoGP, aporta más quebraderos de cabeza que soluciones. “Para nosotros el intermedio no existe ya que puede crear mucha confusión al piloto y al equipo en carreras de este estilo”, dice Márquez. Y en Yamaha, con baja temperatura, el “slick” no funciona, como reconocía Rossi.

Foto: Andrea Dovizioso (Ducati) y Marc Márquez (Honda), en el Circuito de las Américas, de Austin. (EFE) Opinión
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Juan Pedro de la Torre

Lo cierto es que por unas cosas u otras, estas últimas carreras han dado la vuelta al campeonato de un modo radical, alejando a los pilotos de Yamaha de la cabeza del campeonato. Márquez tiene 48 puntos de ventaja tras haber sumado 65 en Cataluña, Assen y Sachsenring. Lorenzo sigue segundo, pero solo lleva 7 puntos en las tres últimas carreras, donde su confianza se ha visto notablemente mermada, y Rossi, aunque ha sumado 33, está a 59 de Márquez.

Nada está decidido aún, pero no cabe duda que Márquez, que ha aprendido a nadar y guardar la ropa, difícilmente cometerá los errores sufridos el año pasado. Honda gana en la pista y Yamaha pierde en los boxes, donde a la tensión creciente entre sus pilotos que impide que sumen en la misma dirección, se le añaden complicaciones técnicas que esa rivalidad seguramente no contribuye a solucionar. Mal panorama.

Siempre se dice que las carreras en lluvia son una lotería, que el azar juega un papel importante en estas situaciones, pero eso no es cierto. Se gana o se pierde con justicia y merecimiento, y tanto el triunfo de Marc Márquez en Sachsenring como el fracaso cosechado por los hombres de Yamaha han sido merecidos.

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