El mejor equipo del mundo posee la mejor cantera del mundo

Un festín de goles nunca empacha. Y dentro de la bacanal goleadora, un devorador insaciable: Leo Messi. El argentino es comida aparte. El Barça huele a Munich. La capital bávara será el escenario de la cita de los dos mejores para dirimir el reinado futbolístico de Europa. El Barça es el actual campeón. También es el vigente campeón del mundo. El mejor equipo del planeta juega como los ángeles y lo hace con una mayoría abrumadora de gente de la casa. Tiene también la mejor cantera.

La nómina de canteranos azulgrana no la dispone nadie. Veintiún jugadores salidos de las parideras de La Masia, casi dos equipos para montar un lienzo de Velázquez, una multinacional del fútbol, que eleva a este equipo, Fútbol Club Barcelona, a lo más alto de la pirámide mundial. Nadie recuerda semejante logro. Un equipo de virtuosos, capitaneado por una especie de mago Merlín, quizás Von Karajan, tal vez Napoleón, pónganle cualquier orla de oro: se llama Pep Guardiola. Bajo su batuta, fútbol y fantasía. Leo Messi, también canterano, es la estrella. Anoche cinco.

Porque Valdés es uno de los mejores, un guardavallas impagable, Rubén Miño, fornido y felino, espera en el filial. También son canteranos Gerard Piqué, Puyol, Xavi Hernández, Sergi Busquets, Andrés Iniesta,Cesc Fábregas (salió de La Masia, pero se hizo grande en el Arsenal), Pedro y Thiago Alcántara. Ellos forman la columna vertebral de este Barça campeón, los escuderos del rey Leo Messi.

Pero el futuro se ve a dos pasos de la ventanilla, cruzando la esquina, con Isaac Cuenca, Cristian Tello (ambos oficialmente en la primera plantilla), Jonathan Dos Santos, Sergi Roberto o Jonathan Soriano. En defensa, Martín Montoya, Marc Muniesa, Marc Bartra o Andréu Fontás. Y a mí me gusta un futbolista espectacular y olisqueando aromas de genio: Gerard Deulofeu, un rubio con pinta de marine y piernas de rayo.

Por esta pléyade de jugadores de oro, Pep Guardiola tiene decidido seguir en Barcelona una vuelta más de reloj. Traga un par de sapos a costa de las salidas de tono de Sandro Rosell y su cohorte de directivos yupis, ávidos de un minuto y medio de gloria, que se arrojan a los pies de un micrófono y nos hacen recordar aquel Barça de antaño, ese club paranoico que el Noi de Santpedor trata vanamente de enterrar.

El Barça, que sigue insistiendo en la pelea por el título de Liga, aunque sabe que es tarea de titanes, mira la Copa del Rey como objetivo próximo y, sobre todo, la cita de Munich, porque los azulgrana tienen entre ceja y ceja revalidar la Champions. En esta ocasión no hay cruce diabólico con su rival en las alturas. Si lo ve, será en Bavaria. Con toda su legión de canteranos de oro. Los mejores del mundo contra el Real Madrid, el dueño de esta Liga.