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El amargo verano del fútbol español y lo que nos espera
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José Manuel García

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El amargo verano del fútbol español y lo que nos espera

Este país, España, camina descalzo con una carretera llena de cristales y clavos. Este país, la España nuestra, está más pobre que una rata, y la

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El amargo verano del fútbol español y lo que nos espera

Este país, España, camina descalzo con una carretera llena de cristales y clavos. Este país, la España nuestra, está más pobre que una rata, y la Liga de las estrellas, la que alberga a la selección más poderosa del globo, da muestras de andar más tiesa que el cajero automático de una patera. Nunca había ocurrido pero en la fecha que estamos el mercado de fichajes anda en el fondo de un pozo profundo y sin apenas dar señales de vida. Ni los grandes se mueven. Aunque los grandes (Real Madrid y Barcelona) poseen liquidez apenas sí balbucean.

Los clubes españoles andan temerosos por la crisis: el fútbol se mueve por el bolsillo del aficionado y el aficionado tiene rotos los bolsillos y hace encaje de bolillos para llegar a fin de mes. La crisis y la deuda con Hacienda, que se ha puesto muy seria con el fútbol, al que reclama el pago de una deuda terrorífica. Según el Consejo Superior de Deportes, los clubes deben nada menos que 752 millones.

El Valencia ha fichado a Fernando Gago y se ha quedado en propiedad al joven Canales. Ambos jugadores tenían ficha del Real Madrid, que no ha puesto excesivos problemas en la transacción, lo que ha levantado muchas sospechas. El Valencia, uno de los equipos que ocupan el tercer escalón, parece descolgado en la guerra de las televisiones y ha guardado un sospechoso silencio en el litigio. Cosa de números. El Valencia, no obstante, se ha tenido que desprender de su principal activo, el internacional Jordi Alba, que ha pasado a engrosar las filas del Barcelona.

Si en la temporada 2007/08, los equipos se gastaron casi 540 millones de euros en fichajes, cinco años más tarde, en el mismo mes, el fútbol de las estrellas lleva desembolsado 54,2 millones. Un abismo. Ya el pasado año se veían señales de restricciones y frenos de manos, con 271 millones de gastos, pero esta temporada los números asustan.

A la crisis galopante del Málaga, que se ha visto obligado a vender deprisa y corriendo a sus mejores estrellas (Santi Cazorla al Arsenal, Salomón Rondón a Rusia…), la inversión ha bajado tan bruscamente que nadie quiere decir nada, nadie quiere mover un varal: mejor estar quietos, parados, medio muertos.

El Atlético de Madrid, un animador tradicional del verano, ha invertido un millón y medio de euros en el Cata Díaz; el resto mira a otra parte o busca fórmulas inteligentes para reforzar sus plantillas. Así, el Sevilla ha recurrido a los fondos de inversión para hacer frente a los fichajes que el entrenador Michel ha demandado. El senegalés Babá, el brasileño Cicinho y el francés Kondogbia aterrizaron en Sevilla merced a acuerdos con grupos de inversión. El fichaje de Alberto Botía (Sporting), que se ha realizado en las últimas horas, ha sido posible merced a fórmulas del grupo de un grupo inversor llamado Doyen Group, que tiene los derechos federativos del joven zaguero internacional, que jugará durante toda la temporada en el club de Nervión, y si sus servicios son satisfactorios, el Sevilla tendría derecho a ejercer una opción de compra, que no superará los cinco millones de euros.

El Zaragoza es un especialista en este tipo de operaciones/puente con grupos inversores. El Espanyol también ha hecho sus pinitos.

Los demás, no saben no contestan. El resto de los clubes de Primera se acogen a fórmulas de cesión con opción de compra o dejan la gestión deportiva del club en manos de especialistas en esta materia. Así pasa con Quique Pina, presidente/propietario del Granada, que lleva años con el trasiego de jugadores, merced a su asociación con el Udinese italiano.

El Real Madrid no termina de hincarle el diente al fichaje del croata Luka Modric, jugador del gusto de José Mourinho, pero excesivamente caro. Los blancos no piensan pagar más de treinta millones de euros, diez menos de lo que pide el Tottenham, propietario de la ficha del internacional croata. Tampoco el Barcelona quiere agitar su caja de caudales y por ello no se ha lanzado a tumba abierta a fichar al internacional Javi Martínez, por el que el Athletic pide 40 millones de euros, que es el precio que señala la cláusula de rescisión del futbolista.

El Real Madrid, a falta de Modric, ha comenzado a hacer caja con algunas joyas de la cantera. Carvajal, Pepelu, y puede que algún otro, han sido vendidos a la emergente Bundesliga. Carvajal al Leverkusen (seis millones de euros), Pepelu al Hoffenheim (otros seis millones), se marchan, aunque el cuadro blanco se guarda una opción de recompra.

Este país, España, camina descalzo con una carretera llena de cristales y clavos. Este país, la España nuestra, está más pobre que una rata, y la Liga de las estrellas, la que alberga a la selección más poderosa del globo, da muestras de andar más tiesa que el cajero automático de una patera. Nunca había ocurrido pero en la fecha que estamos el mercado de fichajes anda en el fondo de un pozo profundo y sin apenas dar señales de vida. Ni los grandes se mueven. Aunque los grandes (Real Madrid y Barcelona) poseen liquidez apenas sí balbucean.