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A Tito Vilanova le crece la flor y le chirrían las decisiones
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José Manuel García

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A Tito Vilanova le crece la flor y le chirrían las decisiones

“Ahorrad, ya tenemos a Bartra”, dicen que dijo Tito Vilanova a Andoni Zubizarreta, el director deportivo del Barça, cuando a principios de temporada éste le preguntó sobre la conveniencia de

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A Tito Vilanova le crece la flor y le chirrían las decisiones

“Ahorrad, ya tenemos a Bartra”, dicen que dijo Tito Vilanova a Andoni Zubizarreta, el director deportivo del Barça, cuando a principios de temporada éste le preguntó sobre la conveniencia de fichar Alex Song o, por el contrario, decantarse por un central puro dadas las continuas lesiones de Carles Puyol y los desarreglos tácticos de Javier Mascherano, al que la suerte le ha clavado agujas. El entrenador azulgrana se decantó por la opción del medio camerunés, convencido de su polivalencia (como central ha resultado un fracaso) y teniendo siempre a Bartra en el cajón de los desavíos.

Pero han ido pasando las semanas y los partidos y Bartra se consumía como un cirio en las gradas del Camp Nou, viendo ganar y sufrir a sus compañeros y apretando los dientes a la espera de su hora. Pero después de cada jornada comenzó a pensar que a su jefe, Tito, se le había parado el reloj y gripado la memoria. Parecía no acordarse de su nombre, porque por la zaga han pasado BusquetsMascherano, Song y Adriano; todos menos él, central puro y duro, como lo son sus amigos lesionados Gerard Piqué y el “jefe” Puyol.

Hasta que llegó el martes 23 y Tito le dijo a Marc: “vas a jugar”. El espigado jugador casi no se lo creía. Se puso a calentar, y recibió felicitaciones, entre ellas la de su admirado Puyol, que le guiñó el ojo. Tras el partido, Tito Vilanova mostró los dientes a los periodistas, quizás harto de preguntas sobre Bartra. ““Me preguntáis por qué no juega Bartra, pero no por qué lo hace Montoya”, y ante la insistencia del personal, apostilló: ““Hacía una semana que ya sabía que este partido le pertenecía a Bartra. Es rápido, tiene cosas que mejorar, pero va bien en el juego aéreo. A fin de cuentas, está en el Barca porque quiero yo”.

Pero Vilanova dice una cosa y hace otra, se coloca en una escalera y nadie sabe si subirá o bajará. Ese modus operandi desorienta. Si su apuesta era Bartra, ¿por qué tanta probatura en las últimas semanas?  La decidida apuesta por la cantera, hasta el momento sólo ha tenido un nombre: Tello. Los demás, incluyendo a Bartra, se encuentran ahí, de figurantes en la constelación de estrellas en azulgrana.

El caso es que el equipo, que lidera la tabla de la Liga y sigue con buen son la liguilla de Champions, no tiene el feeling del Barça de Pep Guardiola. Posee idénticos mimbres, pero sus estrellas (sobre todo Xavi Hernández) tienen un año más y algunos gramos menos de magia. Al margen de los traspiés defensivos, el sistema Barça no termina de alcanzar esa armonía necesaria y los partidos se ganan con sacamuelas, en los últimos suspiros, cuando la bandera roja alcanzaba su punto más alto.

Los partidos contra Osasuna, Sevilla y Celtic rompieron muchos corazones, y el empate que le arrebató el Real Madrid en el Camp Nou llegó a celebrarse en clave de victoria, señal inequívoca de que el ritmo futbolístico de este equipo azulgrana no es tan redondo como preveían. A Tito le crece la flor y le chirrían sus decisiones.

Al técnico e florecerán las sonrisas mientras el equipo camine arriba y, aunque saque los partidos con el agua al cuello, su crédito será muy alto, de momento. Pero en la parte noble de Camp Barça arrugan el ceño y miran para adelante. Messi golea,Iniesta saca de la chistera algún conejo mágico, Pedro las caza al vuelo y Cesc Fábregas ejerce de Cesc y lleva colgado el cartel de mejor socio del genio de Rosario. Mientras que suene la flauta futbolera, todo será miel y risas.

Pero siguen las interrogantes plantadas como ladrillos: ¿Por qué no recurrió antes a Bartra? Y un descubrimiento bajo el pernil del pantalón: Tito quería a Javi Martínez (hoy en el Bayer Munich) tan versátil como Busquets y de futuro deslumbrante. Pero se encontró con la negativa categórica de la planta noble: el riojano era demasiado caro para el Barça. Por eso le trajeron a Song.

“Ahorrad, ya tenemos a Bartra”, dicen que dijo Tito Vilanova a Andoni Zubizarreta, el director deportivo del Barça, cuando a principios de temporada éste le preguntó sobre la conveniencia de fichar Alex Song o, por el contrario, decantarse por un central puro dadas las continuas lesiones de Carles Puyol y los desarreglos tácticos de Javier Mascherano, al que la suerte le ha clavado agujas. El entrenador azulgrana se decantó por la opción del medio camerunés, convencido de su polivalencia (como central ha resultado un fracaso) y teniendo siempre a Bartra en el cajón de los desavíos.