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El papel de Zidane, una cuestión de estado que nadie aclara
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José Manuel García

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El papel de Zidane, una cuestión de estado que nadie aclara

Ha terminado la Liga, Florentino Pérez sigue siendo presidente del Real Madrid para los próximos cuatro años, Mourinho ya no es entrenador blanco, Zinedine Zidane pisa fuerte en la alfombra de la

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El papel de Zidane, una cuestión de estado que nadie aclara

Ha terminado la Liga, Florentino Pérez sigue siendo presidente del Real Madrid para los próximos cuatro años, Mourinho ya no es entrenador blanco, Zinedine Zidane pisa fuerte en la alfombra de la parte noble del Bernabéu, las noticias contradictorias rebotan en las paredes del club como balas trazadoras; el club madridista es una parrilla hirviendo de preguntas sin respuesta: ¿Qué pasa con Carlo Ancelotti? Si el club ha elegido al italiano (Florentino se encontraba ayer en París) como el sucesor idóneo de Mou, ¿qué papel se reservará finalmente a Zidane?

A Florentino Pérez se le desmontan los planes iniciales. Pretendía hacer de Zidane su mano derecha y general mánager plenipotenciario, pero el francés se ha descolgado con un ramillete de proyectos que chirrían con el puesto de despacho. Zidane quiere calzarse las botas y el silbato y ser entrenador. A medio plazo plazo. Quiere estar muy cerca del primer equipo, catar el día a día.

Pero el presidente quiere a Zidane a su lado, que el mítico 10 sea el paraguas perfecto de los males y alegrías del equipo. Y le sirva a Florentino de pararrayos en un club acostumbrado a lidiar toros en punta de forma cotidiana. El francés, un hombre aparentemente tranquilo, nunca ha sido persona de decisiones tibias. En la época de Mourinho optó por poner distancia de por medio en el primer chispazo con el portugués. Ahora, con la responsabilidad absoluta, tendrá que manejar los tiempos y templar los nervios. Y aguantar los huracanes.

El Real Madrid trata de mover el barco y aliviar la carga. Y hacer caja. Higuaín tiene un pie y medio en la Juventus. Di María es un pez de buena carne y apetitoso para algunos equipos. Coentrao también anda en el lote de jugadores que engordarán las arcas del club que mira y hace cuentas para convencer al Tottenham por Gareth Bale. Lo malo es que el galés ya ha dicho que no seguirá el camino disuasorio de Luka Modric, por lo que, a diferencia del croata, no se declarará y se someterá a los designios de los Spurs. Estos lo tienen claro: dinero, mucho dinero, por ejemplo, 100 millones, o se olvidan de Bale.

Independientemente de la renovación de Cristiano Ronaldo, un frente abierto de muchas astillas, el nombre de Benzema se cotiza en alza. Seguirá en el equipo porque Zidane confía ciegamente en su paisano y porque Fly Emirates, el potente nuevo sponsor del club, lo ha exigido. Y con ese dinero sagrado no quiere jugar un solo segundo Florentino. Emirates ve muy bien a un futbolista de ascendencia árabe en el equipo y no quiere más contratiempos. Emirates, cuyas negociaciones quedaron cerradas hace meses, tenía a Mourinho como imagen mundial del equipo. Así rezaba en el contrato. La emigración del portugués a la Premier ha resultado todo un quebranto a los juristas del Real Madrid. Y a los tesoreros. Sin Mourinho, el contrato sufrirá una merma de cinco millones de euros.

Todo quedará arreglado con el anuncio del nuevo entrenador, la definición del puesto de Zidane y la irrupción de una nueva estrella en el club de Concha Espina. Pero, de momento, todo sigue en blanco, como la camiseta. Todo queda en la cabeza de Florentino que no dice una palabra de lo que ocurrirá mañana.

Ha terminado la Liga, Florentino Pérez sigue siendo presidente del Real Madrid para los próximos cuatro años, Mourinho ya no es entrenador blanco, Zinedine Zidane pisa fuerte en la alfombra de la parte noble del Bernabéu, las noticias contradictorias rebotan en las paredes del club como balas trazadoras; el club madridista es una parrilla hirviendo de preguntas sin respuesta: ¿Qué pasa con Carlo Ancelotti? Si el club ha elegido al italiano (Florentino se encontraba ayer en París) como el sucesor idóneo de Mou, ¿qué papel se reservará finalmente a Zidane?

Zinédine Zidane