2013, el año que Leo Messi sintió que ya no es intocable en el Barça

2013 quedará grabado en la corta historia deLeo Messi(26 años) como su curso futbolístico más aciago. Y aun así ganó un nuevo “balón de oro” (el cuarto), otra vez hizo más goles que nadie y su equipo, el Barcelona, ganó la Liga. Sin embargo, Messi sufrió continuas lesiones musculares y sus ausencias no fueron bien digeridas por una parte de la directiva culé, que parece haber perdido la memoria y comenzado a poner picas en el camino del 10.

El fútbol de alta competición tiene memoria de lombriz y es propenso a destronar ídolos. En el Barça son campeones en la materia de descabalgar estrellas como si fueran cerillas encendidas en medio de un huracán.Maradona,Ronaldo, Schuster,Figo, grandes del fútbol de todos los tiempos, salieron por la puerta chica de Can Barça y luego consiguieron triunfar en otros clubes. En todos ellos concurrieron circunstancias muy parecidas.

En su primer año triunfaron con la camiseta azulgrana para luego, por una lesión duradera, después por malos entendidos con el presidente o directivos cercanos al presidente y, al final, terminaron aceptando la primera buena oferta que los alejara de las turbias aguas que discurrían en la casa azulgrana. Schuster y Figo salieron del club dando un portazo y causando un incendio. Ambos marcharon a la orilla enemiga: al Real Madrid.

El caso de Leo Messi es muy distinto al de sus ilustres antecesores.El Príncipe de Rosarioha sido la gran estrella de las mayores gestas del Barcelona en toda su historia. En ocho años como integrante del primer equipo, Leo lo ha ganado todo: títulos con el equipo y una avalancha de premios a nivel individual. Pero se marchó Pep Guardiola, el hombre que le despejó el camino de obstáculos (destierro de Ronaldinho,Etoó,Deco,Ibrahimovic…), y con el que logró la gran cosecha de títulos, aunque al final mirarán ambos hacia aceras diferentes.

Con Tito Vilanova existía feeling, pero el ex ayudante de Pep no poseía la seducción futbolística de su antecesor y, además, cayó gravemente enfermo. El Barça ganó la Liga y a Messi, de golpe, le sobrevino una oleada de lesiones musculares. El sobreesfuerzo de largas temporadas sin descanso y jugando todos los encuentros, unido a descansos activos en período vacacional (el jugador, como poseedor exclusivo de sus derechos de imagen, gana ingentes cantidades de dinero realizando exhibiciones por todo el mundo), terminaron pasándole una dolorosa factura.

En el club azulgrana, lejos de juntar manos y hombros en torno al hombre que logró amasar todos los títulos posibles en una década prodigiosa, han salido voces discordantes y críticas contra Leo. Uno de ellos,Javier Faus, vicepresidente económico del Barça, no se anduvo por las ramas y a instancias de un periodista que le preguntó si, como es habitual cada dos años, se le iba a mejorar el contrato a Messi (Neymargana más dinero que el argentino), contestó: “A un señor (Messi) que ya se le renovó el contrato el año pasado, puesno sé por qué se le tiene que renovar el contrato este año”.

Leo, desde el predio argentino de Ezeiza, donde se recupera de su enésima lesión muscular, disparó con fuego real: "El señor Faus es una persona que no sabe nada de fútbol. Quiere manejar el Barcelona como si fuera una empresa, y no lo es. El Barcelona es uno de los equipos más grandes del mundo y merece ser representado por los mejores dirigentes también”. Sandro Rosell, presidente del Barça, amigo íntimo de Javier Faus, de repente se vio envuelto en un fuego cruzado, un volcán que ha tratado de apagar de la mejor manera posible, a la clásica usanza, es decir, deslizando que una nueva mejora del contrato del 10 argentino está al caer.

Pero el viento sopla fuerte y en contra. Leo Messi no se siente enteramente respaldado por la planta noble de Can Barça. En los sucesivos ataques extradeportivos que ha padecido el jugador, éste no ha notado la mano poderosa del club extendida en su defensa. Observa que Sandro Rosell sigue su tendencia pro Brasil y coloca a su misma altura a Neymar, que todavía no ha ganado nada. Messi no siente la devoción que ataño le profesara las altas esferas del Barça. Mira 2014 con los dientes y puños apretados. El Príncipe quiere volver a romperla, que sepan quién es el número 1. Porque le han dicho que, dentro del club, alguien le está moviendo la silla.