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Un Betis medio muerto, el 'Matador' y el amigo del marido de la jueza Alaya
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José Manuel García

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Un Betis medio muerto, el 'Matador' y el amigo del marido de la jueza Alaya

Dicen por Sevilla que el Betis está listo de papeles, expresión callejera para denominar a los que andan al borde de la extinción. Al Betis le ha pasado de todo

Foto: El presidente del Betis, Miguel Guillén, junto al nuevo entrenador Gabriel Humberto Calderón (Efe).
El presidente del Betis, Miguel Guillén, junto al nuevo entrenador Gabriel Humberto Calderón (Efe).

Dicen por Sevilla que el Betis está listo de papeles, expresión callejera para denominar a los que andan al borde de la extinción. Al Betis judicial de esta temporada tan infausta le ha pasado de todo: ha cambiado dos veces de entrenador, licenciaron por despabilado al representante de la señora jueza, un tipo que le gustaba todo menos el Betis. Y ahora, en medio de las llamas, aterriza Gabriel Humberto Calderón.

Gabriel Calderón, aquel Matador argentino, que en los ochenta vistió con brillo la camiseta verdiblanca, es su nuevo míster. Pese a jugar en el París Saint Germain y en Independiente de Avellaneda, donde más lució fue en el Betis. Zurdo y con andares de pato con la vejiga llena, Calderón no se amedrentó cuando los béticos de abolengo le recordaron que el “11” que portaba mucho antes había pertenecido a zurdos de luces, como Rogelio Sosa o Antonio Benítez. El argentino tiró de ojo y comenzó a enchufar balones a la escuadra como si llevara toda la vida clavando marcos en el museo del Prado. De ahí le vino el Matador: porque él ponía la vista y su zurda hacía el resto.

Precisamente, la personalidad que Calderón demostró para derribar mitos es la razón principal que ha esgrimido el Consejo del Betis para ponerlo al frente del banquillo. Con fe se obran milagros. Y montañas de fe poseen los béticos, aunque son conscientes de necesitar más. Un poco de gol y garrafones de fútbol. La fe en Calderón es absoluta, pese a que el entrenador (53 años) no ha trabajado en la Liga española, solo en equipos de segunda fila en Francia y Suiza, aunque esgrimió hechuras en Arabia Saudí, cuya selección clasificó para el Mundial de Sudáfrica, aunque los árabes en las vísperas dejaron sin pasaje mundialista al argentino.

Pero este Betis pisó una mina y le ha hecho pedazos sus planes. Todos miran a José Antonio Bosch, el administrador judicial, como el principal pecador. Él dejó ir a los mejores hombres del pasado curso y ordenó al director deportivo (Vlada Stosic, ya cesado) traer a una partida de futbolistas de tercera fila. Pepe Mel, el hombre que hizo soñar a la afición verde, hoy en el banquillo del West Bromwich Albion, puso el grito en el cielo. Y trató de componer un guiso con muy pocos avíos. Cuando fue cesado Mel, llamaron a Juan Carlos Garrido, un entrenador que habla pero no dice nada, sus propios jugadores se lo tomaron a chufla y fue cesado tras la goleada que le propinó el Real Madrid.

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Esta semana aterrizó Calderón y la jueza Mercedes Alaya, que instruye el espinoso “Caso Betis”, nombró al sustituto de Boch: el cordobés Francisco Estepa Domínguez, un especialista en esto de desenmarañar entuertos. Pero tanto trabajo en masa contaminada puede terminar manchando. Y alguna salpicadura le cayó. Estepa trabajó en el concurso de los Laboratorios Pérez Giménez(los del popular Calmante Vitaminado), junto aJorge Francisco Castro García, que es marido de la juez Alaya.El juez de Posadas (Córdoba), imputó a Estepa y a Castro García (junto con otros tres administradores más) por vender un bien intervenido para cobrar.

Pero el asunto, de momento, queda lejos y muy cerca se encuentra un Betis que agoniza, un equipo con once puntos en los bolsillos, un balance terrorífico y que obligará a los pupilos de Calderón a un esfuerzo milagroso.

Quedan 18 jornadas y 54 puntos por disputar. El Betis, que solo ha ganado dos veces en todo el campeonato, necesitaría diez victorias y arañar algunos puntos más. Y rezar para que Calderón, su hijo, Gabriel Calderón Pellegrino (que hace las veces de preparador físico, junto con Pedro Gómez), su segundo, Eduardo Anzarda, ex futbolista del Betis y Real Madrid, así como Juanjo Cañas, todos juntos, saquen al equipo del lugar de los sufrimientos. Al Betis le vale todo: apoyos sentimentales de gente como Joaquín (ahora en la Fiorentina) y fichajes, como el que está a punto de realizar: el meta Tomás Mejías (25 años), tercer portero del Real Madrid, víctima colateral en la guerra de las porterías del club blanco.

Dicen por Sevilla que el Betis está listo de papeles, expresión callejera para denominar a los que andan al borde de la extinción. Al Betis judicial de esta temporada tan infausta le ha pasado de todo: ha cambiado dos veces de entrenador, licenciaron por despabilado al representante de la señora jueza, un tipo que le gustaba todo menos el Betis. Y ahora, en medio de las llamas, aterriza Gabriel Humberto Calderón.

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