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Tensión por Ángel Di María en el Real Madrid y la barbaridad del Sevilla
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José Manuel García

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Tensión por Ángel Di María en el Real Madrid y la barbaridad del Sevilla

Di María podría haber jugado su último título en el Madrid. Es lo que desean en la parte noble del club, que quiere hacer negocio con el traspaso del jugador

Foto: Ángel Di María, en un entrenamiento con el Real Madrid (Efe).
Ángel Di María, en un entrenamiento con el Real Madrid (Efe).

El partido de la Supercopa de Europa puso cara de felicidad en la mayoría de los madridistas. Los pupilos de Ancelotti andaban radiantes con una victoria que dijo muchas cosas; la más importante, que este Real Madrid va con todo en este nuevo ejercicio. Pero la alegría de Ángel Di María, empero, presentó estrías amargas. Y tensión. Porque este puede ser su último título con el club blanco. Es lo que desean en la parte noble del Madrid, que quiere hacer negocio con el traspaso del argentino.

La bajada de bandera del París Saint Germain (75 millones), cuando todo estaba casi arreglado (Di María percibiría 8 millones netos por las próximas cuatro temporadas), ha dejado un poso de tensión en la parte noble del Bernabéu. El argentino ya se veía con la camiseta del PSG y el Real Madrid también. Pero las normas de FIFA y UEFA (en esto, que no es poco, coinciden ambos organismos) sobre el abuso financiero impedían al dueño árabe del club parisino dar un paso adelante, a no ser que rebajara la nómina con la venta de algunos purasangre del plantel. Por ejemplo, Cavani. Pero el charrúa se negó en redondo a ser vendido a cualquier club. Quería ir a la Premier. Por ejemplo, al Manchester United.

Pero al entrenador del United, el holandés Van Gaal, no quiere a Cavani. Por quien pondría las manos en el fuego es por Di María: “Di María es un extremo fantástico y nosotros no tenemos un extremo de su perfil”, ha dicho Van Gaal. Lo malo es que el Manchester United solo está dispuesto a pujar un máximo de 60 millones, y la dirigencia madridista, que apuesta con vehemencia por el traspaso, ya ha rebajado su entusiasmo unas décimas.

Di María tiene adeptos de peso en el plantel madridista. Ancelotti vería con buenos ojos la continuidad del Fideo, lo mismo que Cristiano Ronaldo, que anhela los pases de gol del argentino, su electricidad en los metros finales. Pero Di María tuerce el gesto. Un cambio de aires le haría casi triplicar su sueldo y con el dinero no se sueña: se gana. De ahí su tensión, el cosquilleo en el estómago. Además, el Real Madrid no está por la labor de duplicarle el sueldo, ni mucho menos.

Si hubo el martes un rostro compungido por encima de todos, ese rostro pertenecía al joven Alberto Moreno. El internacional (del que Emery aseguró hace tres días en ElDesmarque.com “Estoy muy ilusionado con verle crecer con nosotros”) fue traspasado al Liverpool dos horas y media antes del comienzo del partido y en el mismo autobús que transportaba al equipo al estadio del Cardiff le dieron la noticia y, por tanto, se quedaría sin jugar la final de la Supercopa de Europa, que no es un amistoso frente al Isla Cristina.

El traspaso de Alberto Moreno (en el club sevillista desde los nueve años) volverá a llenar las arcas del Sevilla, que ha ingresado 25 millones por Rakitic (20 más 5 en variables) y 20 por el canterano (18 en fijo y 2 más en variables). Estos dos traspasos dejan al Sevilla en el pelotón de los privilegiados de la Liga.

No es que uno quiera poner una mota de polvo a la gestión económica del club, pero se proyecta una imagen pésima del Sevilla de cara a los expertos y, sobre todo, de cara a su afición. Al Real Madrid no se le ocurriría vender a Benzema el día de la final y menos prohibirle jugar. Primero, el título. Las nubes se ciernen sobre la credibilidad del club nervionense, que horas antes de un partido trascendental (final de la Supercopa de Europa) vende a uno de sus pilares e impide que juegue frente al Real Madrid. Todo por el dinero. Ahí tragó el sapo Emery, uno de los perjudicados.

¿Por qué no se registró este movimiento de mercado 48 antes o 24 horas después? La respuesta es evidente: por el dinero, por encima de títulos y del prestigio. Monchi, el director deportivo, también quedó retratado. Un día antes, el máximo responsable de la parcela deportiva sevillista declaró: “La de Cardiff es la más importante de todas las finales”. La figura del presidente, José Castro, que patinó varias veces durante la primavera al asegurar la continuidad de Rakitic en el Sevilla, vuelve a quedar en entredicho con el traspaso express de Alberto Moreno. Y detrás de todos, siempre de perfil y en la sombra, el hombre que maneja los números del Sevilla con mano de hierro: José María Cruz.

El partido de la Supercopa de Europa puso cara de felicidad en la mayoría de los madridistas. Los pupilos de Ancelotti andaban radiantes con una victoria que dijo muchas cosas; la más importante, que este Real Madrid va con todo en este nuevo ejercicio. Pero la alegría de Ángel Di María, empero, presentó estrías amargas. Y tensión. Porque este puede ser su último título con el club blanco. Es lo que desean en la parte noble del Madrid, que quiere hacer negocio con el traspaso del argentino.

Alberto Moreno Sevilla