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Casillas, una sombra con la titularidad prestada
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José Manuel García

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Casillas, una sombra con la titularidad prestada

Casillas lo ha jugado todo hasta el momento pero el de Móstoles sigue metido en una melancolía impropia de un capitán. Ni siente ni padece. No está

Foto: Iker Casillas grita a sus compañeros durante la final de la Supercopa de Europa (Efe).
Iker Casillas grita a sus compañeros durante la final de la Supercopa de Europa (Efe).

Se descorrieron las cortinas de la temporada y el misterio de la portería del Real Madrid, uno de los más lacerantes del verano y de los últimos meses, quedó resuelto. Iker Casillas sacó el mentón triunfante. El veterano capitán lo ha jugado todo: Supercopas (de Europa y España) y primer partido de Liga. A ojos de la estadística y, por supuesto, bajo el manto de una leyenda llena de cristales rotos, Iker, el hombre que ha levantado los trofeos más prestigiosos del mundo, ha salido vencedor de una guerra no declarada. Sigue en el Real Madrid, Diego López tuvo que agarrar el petate y exiliarse en el Milan. Y el mundialista Keylor Navas, el héroe de Costa Rica, come pipas en el banquillo. ¿Pero se terminó la historia? Los analistas dicen que no, que hay mucho traje por cortar.

Los ‘casillistas’ hablaban y escribían sobre la supuesta depresión del jugador, que ha pasado un Mundial cabizbajo, una pretemporada con el mentón hundido en el pecho y presa de un silencio elocuente. Iker estaba pero no estaba, confesaban sus compañeros. Parecía un alma en pena deambulando por el ‘sancta santorum’ madridista. Apenas se relacionaba con nadie y se movía pegado a su sombra. Casillas estaba triste, decían. Los analistas achacaban a la incertidumbre de su puesto de trabajo. Pero Casillas ha vuelto a la titularidad. Ancelotti le prometió el puesto para la Supercopa de Europa, donde el Real Madrid realizó su mejor partido y Casillas, pese al poco trabajo, anduvo fino. Por ello ha seguido gozando de la titularidad. Lo ha jugado todo hasta el momento pero el de Móstoles sigue metido en una melancolía impropia de un capitán. Ni siente ni padece. No está.

Iker Casillas, el capitán del equipo de la Décima, hunde el pecho y ofrece imágenes desalentadoras como las de un calentamiento cualquiera en los ejercicios que se realizan antes de un partido. Ni él ni el preparador de los porteros, el italiano Viliam Vecchi, se cruzan una palabra. No es que sea necesario hablar, es que ni se miran. Casillas, de manera indirecta, considera al veterano preparador como uno de los culpables de sus males. Vecchi, íntimo amigo de Ancelotti, que suele referirse a él como el “maestro”, es un tipo parco en palabras pero sabe la implicación de todos los porteros en el trabajo, su nivel de concentración e intensidad. Los análisis del veterano técnico son irrefutables para Ancelotti.

El entrenador del Real Madrid ha querido poner paz con la designación de Iker Casillas como meta titular. Tenía esperanzas de reconducir la situación, pero observa que el cancerbero de Móstoles sigue con una actitud ajena al colectivo. Sigue siendo la misma sombra que hace meses. Pero el técnico aguanta el tirón y ha depositado su confianza en Iker. El veterano arquero es consciente de su situación: tiene la titularidad prestada.

Con Diego López en Milán, el costarricense Keylor Navas (diez millones su compra) trabaja duro en los entrenamientos y aguarda pacientemente su momento. No pierde los nervios. Tampoco habla más que lo necesario. Sabe que el puesto de guardameta titular está ahí y quiere pelearlo. Casillas sabe muy bien que al primer trompicón saldrá del equipo y será relevado por Navas. El de Costa Rica tiene hambre.

Se descorrieron las cortinas de la temporada y el misterio de la portería del Real Madrid, uno de los más lacerantes del verano y de los últimos meses, quedó resuelto. Iker Casillas sacó el mentón triunfante. El veterano capitán lo ha jugado todo: Supercopas (de Europa y España) y primer partido de Liga. A ojos de la estadística y, por supuesto, bajo el manto de una leyenda llena de cristales rotos, Iker, el hombre que ha levantado los trofeos más prestigiosos del mundo, ha salido vencedor de una guerra no declarada. Sigue en el Real Madrid, Diego López tuvo que agarrar el petate y exiliarse en el Milan. Y el mundialista Keylor Navas, el héroe de Costa Rica, come pipas en el banquillo. ¿Pero se terminó la historia? Los analistas dicen que no, que hay mucho traje por cortar.

Iker Casillas