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Del olvido con Odegaard a la suplencia de Lucas: hartos de los caprichos de Ancelotti
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José Manuel García

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Del olvido con Odegaard a la suplencia de Lucas: hartos de los caprichos de Ancelotti

No citó al noruego la noche del Schalke, ajeno a las sugerencias de la gente de Florentino, que no podía creerse la afrenta. La titularidad de Khedira y la suplencia de Lucas calentaron más la zona noble

Foto: Carlo Ancelotti, durante un partido del Real Madrid (Reuters)
Carlo Ancelotti, durante un partido del Real Madrid (Reuters)

Aquella noche del 24 de mayo, humeante la Décima, y cuando Florentino Pérez se fundía en un sentido abrazo contra el sudoroso cuerpo uniformado de Carlo Ancelotti, apenas podía imaginar el emocionado presidente que, meses más tarde, por dos ocasiones casi consecutivas, tendría que bajar a la arena para defender de los leones de la prensa al conseguidor del título más ansiado. Florentino, admirador confeso de Marlon Brando y fan silencioso de Robert de Niro, no puede meter debajo de la alfombra su monumental enfado con Carletto, un verso suelto en el banquillo del Real Madrid que desconcierta a las estatuas.

Y es que la relación de gestos del italiano revuelve las tripas del máximo dirigente madridista, que la mañana del lunes 9 envió emisarios para que, en vista del patio revuelto, acallase el rumor de plomo fundido entre la gente de blanco con la convocatoria para el partido ante el Schalke del noruego Odegaard, una perla de 16 añitos, que hubiera puesto una sonrisa en la boca del aficionado y desviadolos misiles. Pero Ancelotti se hizo el sueco y siguió con su música en versión libre, totalmente ajeno a las sugerencias de la gente de Florentino, que no podía creerse la afrenta.

La planta noble del Santiago Bernabéu raspa de puro enfado. Más que ira, los directivos del Real Madrid resbalan de puro desconcierto. Los encargados de la dirección deportiva, conscientes de las carencias que ofrece el centro del campo, trabajaron duro durante todo el otoño y tras una puja encarnizada lograron convencer a los dirigentes del Cruzeiro brasileño para que por algo menos de 18 millones de euros dejasen ir al prometedor Lucas Silva, un percherón de aceptable técnica y, pese a su juventud, la cabeza muy bien amueblada. Con el brasileño atado, el Real Madrid dispone de un peón valioso y apenas llorará la segura marcha de Khedira, que regresará, sí o sí, al fútbol alemán a partir del 1 de julio.

Danilo y el 'misterio Carvajal'

Con Khedira pensando más en las conveniencias de jugar en el Schalke o en el Borussia Dortmund, Ancelotti decide apostar por el alemán en lugar de Lucas Silva, futbolista de futuro que adelantó su llegada al Santiago Bernabéu precisamente para tapar las descaradas ausencias de juego del internacional teutón. Florentino se muerde los labios y apenas puede contener algún que otro exabrupto dirigido al portal de Ancelotti, técnico con contrato en vigor que expira en junio de 2016, una fecha que nunca alcanzará como responsable de los designios técnicos del equipo blanco, según vaticinan los analistas.

Ante los rumores de guerra de banderías dentro del vestuario madridista, donde cada cual tira hacia su rincón y nadie la pone en el centro, sobreviene el Clásico ante el Barcelona, un partido que llega en mal momento y con el equipo con las defensas bajas. Sergio Ramos, uno de los líderes del plantel, apela a la épica y está seguro de que, juegue quien juegue, el Real Madrid dará la cara en el campo del otro dinosaurio de la Liga. En la plantilla, nadie alza la voz contra el técnico italiano. Salvo los que no juegan de manera sistemática, los habituales se muestran “encantados” con los métodos del técnico, tipo que rara vez se altera y suele romper una lanza con los pesos pesados del vestuario. En la planta noble tienen indicios que estremecenlas ‘manos blandas’de Carletto.

El fichaje del brasileño Danilo, zaguero lateral del Oporto, desconcierta a los especialistas que menudean por el Real Madrid. Salvo viraje radical de última hora, se da por segura la salida de Arbeloa, pero no se entiende la fuerte inversión (mientras que en el Real Madrid aseguran que costó 22 millones de euros, en Portugal afirman que el Oporto accedió al fichaje por no menos de 30 millones) para un puesto que Carvajal cubre con probada garantía. Y con la llegada del brasileño se dispara la pregunta: ¿qué ocurrirá a partir de ahora con el canterano? Otro de los misterios de la Casa Blanca.

Aquella noche del 24 de mayo, humeante la Décima, y cuando Florentino Pérez se fundía en un sentido abrazo contra el sudoroso cuerpo uniformado de Carlo Ancelotti, apenas podía imaginar el emocionado presidente que, meses más tarde, por dos ocasiones casi consecutivas, tendría que bajar a la arena para defender de los leones de la prensa al conseguidor del título más ansiado. Florentino, admirador confeso de Marlon Brando y fan silencioso de Robert de Niro, no puede meter debajo de la alfombra su monumental enfado con Carletto, un verso suelto en el banquillo del Real Madrid que desconcierta a las estatuas.

Florentino Pérez
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