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El Real Madrid de las Doce: el cielo de Gales baila un chotis y don Santiago lo bendice
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José Manuel García

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El Real Madrid de las Doce: el cielo de Gales baila un chotis y don Santiago lo bendice

El Madrid es un planeta que pare virtuosos y compone la mejor música. Es Beethoven, un dios del fútbol que habla portugués, andaluz, quizás croata, algo de inglés y el lenguaje del corazón

Foto: Cristiano Ronaldo celebrando la victoria del Madrid en la final. (EFE)
Cristiano Ronaldo celebrando la victoria del Madrid en la final. (EFE)

Y otra, van doce, y puede que otra algún día no muy lejano: doce copas de Europa. Doce Orejonas. Doce Champions. El más grande de Europa tiene nombre: Real Madrid. Detrás andan los demás, incluida esta Juventus que comenzó como un camión y terminó como un vespino con las ruedas pinchadas. En Gales fue la gesta. Bajo una capota de nubes, este Real Madrid de Zinedine Zidane, el hombre de la sonrisa azul y el corazón caliente, creció hasta el infinito. Y bailó un chotis.

El Real Madrid es real pero no lo parece. El Real Madrid es un planeta que pare virtuosos y compone la mejor música. Es Beethoven, un dios del fútbol que habla portugués, andaluz, quizás croata, algo de inglés y el lenguaje del corazón. Se llama casta madridista. Es orgullo blanco. Vikingo en do mayor. Alejandro Magno en color violeta, pero el alma blanca. Y el corazón muy rojo. El rojo de los poderosos.

Foto: Sergio Ramos capote en mano tras ganar la Champions League en Cardiff. (EFE)

Isco es Picasso, Ronaldo el hijo del fútbol

Y la alineación de los más grandes no tiene vuelta atrás: Keylor Navas es hijo de aquel gato de Odessa, un gato que derrocha “pura vida”. Dani Carvajal es un cirujano con pinta arrabalera, que dibuja un 'Matisse' y derriba puertas de acero. Varane es el hijo del viento, un 'marine' que jamás pierde la calma. Marcelo, ese futbolista de pelos locos y cerebro afinado, es un compendio de luces con apenas sombras. Casemiro es un bisturí eléctrico con pinta de ángel y orgullo de legionario. ¿Vieron el obús? Modric es D’Artagnan, un artista que confecciona ilusiones y desarrolla fantasías. Toni Kroos es pariente de Wagner y juega al fútbol con smoking. Benzema es un bandoneón que huele a Mediterráneo y destila gotas de magia. No tiene la sangre fría el francés, sino almohada de hielo. Isco (menudo tu partido, paisano) es Picasso, un futbolista que sabe a sal y maneja la pelota con la hondura de Camarón.

Bale es Bale: cristal de Bohemia, que unas veces es Tom Jones en do de pecho, pero siempre es el hombre tranquilo, que dibuja minas y respira goles. Cristiano (Ronaldo) es el hijo del fútbol, un semidios a la diestra del Padre fútbol, que siempre vive en el Olimpo. El portugués hizo dos goles y nadie se extrañó: CR7 es una máquina de triturar porterías y romper adversarios. Morata es zipizape de casi metro noventa, un mosquetero de fina estampa y perfil patricio. Marco Asensio, ese niño, que es una bala con la sonrisa beata y la munición en perfecto estado de revista. Y Sergio. Sergio Ramos: la Champions hecha carne, la luz que nos deslumbra y siempre, siempre, nos aparece.

Foto: Y van doce imágenes como esta, dos seguidas. (AFP)

Compendio de estrellas

El Real Madrid es un compendio de estrellas que viste de blanco, un bosque animado que rompe el cielo a plena música y hace sonreír a don Alfredo. El Real Madrid está formado por una legión de centuriones que brillan bajo el águila tunecina y dibujan corazones blancos más allá de las nubes, porque las nubes de Gales bailan chotis y alcanzan el fútbol de esta gente al Tercer Anillo, ese lugar sagrado donde aplauden a rabiar Pancho Puskas, Juanito, el mago Velázquez, el labrador Ignacio Zoco, aquel obrero llamado Ramón Grosso, o Héctor Rial, que sonreía desde muy arriba viendo a su sucesor (Kroos) don Miguel Muñoz, el eterno maestro ojos de águila, aquel que vestía como un lord incluso con el mono de trabajar y una mirada suya equivalía a un título.

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Este Real Madrid de los cielos es una fila de historia sagrada de color muy blanco, que se orea con humo de estrellas bajo el puro de don Santiago. El mismo que este sábado se atusaba el bigote y bendecía desde el palco de arriba.

Y otra, van doce, y puede que otra algún día no muy lejano: doce copas de Europa. Doce Orejonas. Doce Champions. El más grande de Europa tiene nombre: Real Madrid. Detrás andan los demás, incluida esta Juventus que comenzó como un camión y terminó como un vespino con las ruedas pinchadas. En Gales fue la gesta. Bajo una capota de nubes, este Real Madrid de Zinedine Zidane, el hombre de la sonrisa azul y el corazón caliente, creció hasta el infinito. Y bailó un chotis.

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