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Garbiñe y la oportunidad de Mallorca
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Álvaro Rama

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Garbiñe y la oportunidad de Mallorca

La caraqueña es el mayor reclamo de un torneo que, sobre todo, es bueno para el tenis español. Vuelve el tenis femenino a España tras la desaparición de Barcelona y Marbella

Foto: Las pistas mallorquinas, en perfecto estado (EFE)
Las pistas mallorquinas, en perfecto estado (EFE)

El camino a Wimbledon pasa por Mallorca y el circuito WTA incrementa su peso específico en un país de gran tradición y enorme potencial como España. Con la pérdida de citas clave como Marbella y Barcelona en los últimos años, dos puntos destacados dentro de la temporada de tierra, el calendario femenino quedó cojo y privado de una continuidad a gran nivel en la penísula. Con las consecuencias que ello trae tanto para las profesionales, ante la oportunidad de competir ante su gente, como para las más jóvenes, privadas de observar de cerca a sus referentes al menos una vez a lo largo de la temporada sin tener que moverse de casa. Además, la cita cuenta con una nómina tremenda de jugadoras en los inicios de la gira de hierba.

Las tres semanas introducidas la temporada anterior entre Roland Garros y Wimbledon, extendiendo con siete días extra el margen de preparación para el tercer Grand Slam de la temporada, permite una distribución más compensada de jugadoras en las citas, quedando eventos como el International balear salpicado con un cuadro realmente atractivo.

El torneo de Mallorca, como apunte prioritario, permitirá contemplar el impulso de Garbiñe Muguruza en su primer torneo tras coronarse campeona de Roland Garros. Toda una opción para probar la regularidad que exige la cima. La caraqueña figura como la única de las 20 primeras sobre el césped balear, toda una muestra de lo que ofrece el futuro: ser la jugadora a batir, unos galones que deberá ir aceptando en la práctica totalidad de los torneos. Sobre la superficie que le vio explotar la temporada anterior camino de su primera corona del Grand Slam, y con la responsabilidad añadida de competir ante su público, una prueba de madurez para la vigente número 2 mundial. Antes de acudir a Wimbledon e intentar proteger su estatus de actual finalista, Muguruza probará de primera mano el sentirse observada en la superficie más veloz de todas.

Bouchard, Ivanovic y Jankovic

Con la figura de Garbiñe como principal atractivo, el evento isleño ha convocado a un nutrido grupo de jugadoras que convierte la cita en una de las más atractivas de la gira ya en su primera edición. A la principal tenista del país se unen sobre el césped balear perfiles como Eugenie Bouchard, finalista de Wimbledon dos años atrás, reunida con su antiguo técnico Nick Saviano y decidida a recuperar el terreno que le llevó a convertirse en una de las maestras años atrás, será una de las principales candidatas a la corona. Ana Ivanovic, toda una antigua número 1 mundial, con residencia en el archipiélago, competirá prácticamente en casa buscando retomar la autoridad perdida en el circuito durante los últimos años. Igualmente Jelena Jankovic, múltiple finalista de Grand Slam y una de las jugadoras más destacadas de la última década, contribuye a dotar de enorme brillo a un evento que, recordemos, asiste a su primera edición.

Para Muguruza será una auténtica prueba de fuego, con una altura de rivales experimentadas y capaces de imponer el juego sobre hierba. Para España, mirando a un cuadro más amplio, una oportunidad para arrastrar la influencia de la caraqueña dentro del territorio nacional.

La importancia del torneo de torneos como Mallorca van más allá de su propio estatus, uno de los más bajos entre los organizados por WTA. Tienen un impacto directo en la economía local, impulsada por la atracción de espectadores y consumo; una influencia de la cultura deportiva del imaginario colectivo, a aprovechar con experiencias como el Grand Slam ganado por Muguruza días atrás en París, algo inédito durante más de 15 años en España; y una suerte de legado potencial, con el hambre a despertar en las futuras promesas. La admiración fomenta la imitación, y eso en un plano deportivo es un factor muy a valorar.

Sobre la hierba de Mallorca, todo un reto de mantenimiento para una superficie tan delicada, la oportunidad de ofrecer algo más que un torneo.

El camino a Wimbledon pasa por Mallorca y el circuito WTA incrementa su peso específico en un país de gran tradición y enorme potencial como España. Con la pérdida de citas clave como Marbella y Barcelona en los últimos años, dos puntos destacados dentro de la temporada de tierra, el calendario femenino quedó cojo y privado de una continuidad a gran nivel en la penísula. Con las consecuencias que ello trae tanto para las profesionales, ante la oportunidad de competir ante su gente, como para las más jóvenes, privadas de observar de cerca a sus referentes al menos una vez a lo largo de la temporada sin tener que moverse de casa. Además, la cita cuenta con una nómina tremenda de jugadoras en los inicios de la gira de hierba.

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