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Conchita demuestra que la Copa Davis no era una cuestión de género
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Álvaro Rama

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Conchita demuestra que la Copa Davis no era una cuestión de género

España está a una serie de volver a la élite. Bajo la batuta de una de las leyendas femeninas más grandes en la historia de España. Toda un giro de timón a la realidad buscada

Foto: Feliciano López se abraza a Conchita Martínez tras ganar al rumano Marius Copil (EFE)
Feliciano López se abraza a Conchita Martínez tras ganar al rumano Marius Copil (EFE)

Donde se quiso generar un debate paralelo la respuesta no pudo ser más firme: si el género del banquillo, poner una mujer a pilotar el barco del equipo español de Copa Davis, fue en algún momento un ‘argumento’ para cuestionar las dudas de los jugadores sobre la designación de Gala León, los acontecimientos sirvieron para invertir la circunstancia. El rol de Conchita Martínez como cabeza visible del grupo no pudo ser más clara, con la inclusión de gran parte de los jugadores con peso en la época dorada del tenis nacional en la competición por equipos más prestigiosa de todas. El grupo, que estuvo a un paso de tocar la tercera división en 2015, se encuentra ahora a una serie de volver a la élite. Bajo la batuta de una de las leyendas femeninas más grandes en la historia de España. Toda un giro de timón a la realidad buscada.

Bajo el razonamiento de no tener trato con los jugadores, de mantener unos vínculos muy puntuales con gran parte del vestuario y, en consecuencia, de tener la capacidad de maniobra limitada para construir el consenso en momentos de tensión, la figura de la madrileña fue cuestionada desde el primer momento. Problema serio cuando el director de la orquesta no tiene la confianza de sus músicos. Un debate viciado hacia el machismo terminó por enquistar la situación, quedando en entredicho la teoría con la designación y, sobre todo, la respuesta del vestuario a la transición en la capitanía. Porque la realidad, a la espera de una eliminatoria a disputar en septiembre, es bastante evidente.

Conchita Martínez ha respondido claramente con resultados, dejando al equipo a un paso de regresar al Grupo Mundial, lo que permitiría al equipo español pelear por la Ensaladera en 2017, y con un ambiente de normalidad en torno a las convocatorias. La aragonesa ha tenido que lidiar en eliminatorias más espinosas de lo aparente. Las series de Rusia, Dinamarca y Rumanía le han forzado a armar equipos inmediatamente después de la disputa de Grand Slams (tras Wimbledon en el caso de Vladivostok y Cluj; tras el Abierto de los Estados Unidos en la serie de Odense), todas ellas lejos de casa y en pista dura cubierta (con el consiguiente desgaste y fuera de la tradicional tierra batida) y sin opción alguna de pelear por la copa (una dificultad añadida para atraer a los jugadores).

Contando con las necesidades para acudir a los Juegos Olímpicos (los tenistas tienen que disputar una serie de eliminatorias en los cuatro años de ciclo olímpico, incluyendo una participación activa en las dos últimas temporadas previas al evento), Martínez logró traer a su lado a jugadores de talla, carrera demostrada en Copa Davis y hambre más que saciada en la competición. En esta última serie, como ejemplo más claro, la presencia de Feliciano López acudiendo a la llamada. Un jugador clave de primera línea, en la era dorada del tenis español (cuatro Copas Davis a su nombre), sin necesidad de cumplir un criterio olímpico (anunció su negativa a acudir a Río de Janeiro con anterioridad) y un defensor tiempo atrás de que el espacio para la nueva generación está llegando en la competición (abriendo la puerta para que jugadores noveles den relevo a los veteranos bajo los colores del país).

Con todo, y tras firmar el mejor papel español en el cuadro masculino de Wimbledon (quedó a un set de los octavos de final), el de Toledo acudió y bregó como ninguno (cinco sets el primer día) para situar a España a un paso de la élite. Con 34 años y todo probado.

Así, y tras borrar del mapa cualquier cortina de humo marcada por el género, la normalidad para España va tomando cara y ojos. A una carta, y con el objetivo de volver a pelear por una Ensaladera, el obstáculo tiene nombre: India (del 16 al 18 de septiembre en territorio indio) como última llave para enterrar una etapa más removida de lo debido.

Donde se quiso generar un debate paralelo la respuesta no pudo ser más firme: si el género del banquillo, poner una mujer a pilotar el barco del equipo español de Copa Davis, fue en algún momento un ‘argumento’ para cuestionar las dudas de los jugadores sobre la designación de Gala León, los acontecimientos sirvieron para invertir la circunstancia. El rol de Conchita Martínez como cabeza visible del grupo no pudo ser más clara, con la inclusión de gran parte de los jugadores con peso en la época dorada del tenis nacional en la competición por equipos más prestigiosa de todas. El grupo, que estuvo a un paso de tocar la tercera división en 2015, se encuentra ahora a una serie de volver a la élite. Bajo la batuta de una de las leyendas femeninas más grandes en la historia de España. Toda un giro de timón a la realidad buscada.

Rafa Nadal