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La queja de Nadal: por qué la ausencia de Nishikori nunca debió permitirse
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Álvaro Rama

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La queja de Nadal: por qué la ausencia de Nishikori nunca debió permitirse

La normativa del tenis es clara en la cuestión, el tiempo utilizado por el japonés antes del tercer set no tiene justificación en las reglas. La ITF tendría que dar explicaciones al español

Foto: Nadal protesta al supervisor del torneo (EFE)
Nadal protesta al supervisor del torneo (EFE)

La imagen fue más que llamativa. En plena recuperación en la lucha por la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Río 2016, Rafael Nadal asistió a la desaparición de su rival. El español, que pasó de tener el partido casi perdido ante Kei Nishikori a forzar a pulmón una tercera manga (del 2-6 2-5 al 2-6 7-6(1)) vio cómo el japonés se marchaba durante 12 minutos a los vestuarios. Incrédulo por la situación, solicitando las explicaciones pertinentes tanto al juez de silla Carlos Bernardes como al supervisor del torneo, el español recibió un encogimiento de hombros como respuesta. La normativa, sin embargo, refleja de manera detallada los límites de interrupción aceptables en la competición.

El punto 29 del Reglamento del Tenis, aprobado y establecido por la Federación Internacional de Tenis, organismo rector de los Juegos Olímpicos en esta modalidad, recoge el principio de la ‘continuidad del juego’. En ella se establecen los límites temporales que deben tener las interrupciones en virtud de las distintas circunstancias de la competición, fomentando con ello la mínima expresión de los parones en los encuentros. 

Foto: Rafa Nadal (Bernd Thissen/Reuters).

“Como principio, el juego debe ser continuo, desde el momento en que comienza (cuando el primer saque del encuentro se pone en juego) hasta que el partido termina”.

Así, por ejemplo, este punto normativo recoge el tiempo permitido entre cada intercambio, “entre los puntos, un máximo de veinte (20) segundos será permitido”; al término de cada juego impar que implique un cambio de lado, “un máximo de noventa (90) segundos”, o la continuidad total tras el primer game de los partidos y durante un tiebreak, “el juego no debe ser interrumpido y los jugadores deben cambiar de pista sin descansar”.

En el caso concreto de la circunstancia ocurrida entre Rafael Nadal y Kei Nishikori, momento en que el japonés abandonó la pista y no regresó hasta 12 minutos después de embocar el túnel de vestuarios, la norma establece dos puntos referentes al tiempo permitido al cierre de un parcial. 

Foto: Del Potro saluda a Nadal tras el partido de semifinales (Kevin Lamarque/Reuters)
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El primero es claro. “Al término de un set debe haber una interrupción de máximo ciento veinte (120) segundos. Y ese tiempo se contabiliza desde que el momento en que el punto termina hasta que se ejecuta el primer servicio del siguiente punto”. Es decir, el reglamento expresa de manera explícita que la pausa en ningún caso debe superar los dos minutos de duración. Una sexta parte del tiempo tomado por el jugador de Shimane.

La norma, no obstante, establece matices. Si los organizadores así lo desean pueden solicitar a ITF la extensión de estos dos minutos de parón al cierre de un parcial. La norma ni establece hasta qué limite podría extenderse y no hay constancia de que haya ocurrido en Río 2016.

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JJOO103. RÍO DE JANEIRO (BRASIL), 14 08 2016.- El tenista español Rafael Nadal tras perder ante el japonés Kei Nishikori durante un partido de la competencia de tenis de los Juegos Olímpicos Río 2016 por la medalla de bronce hoy, 14 de agosto de 2016, en el Centro Olímpico de Tenis en Río de Janeiro. Nishikori ganó el bronce en Río 2016, la primera medalla olímpica en tenis en la historia de su país, tras imponerse a Nadal por 6-2, 6-7(1) y 6-3 en dos horas y 50 minutos de partido. EFE Fernando Maia

 

Las explicaciones no satisfechas

El apunte más llamativo se encuentra en el punto 29 d. del Reglamento del Tenis. Porque se adecúa a las reclamaciones realizadas por Rafael Nadal en plena competición. “Los organizadores podrían permitir un descanso máximo de diez (10) minutos si este hecho es anunciado antes del torneo. Este parón puede producirse al cierre del tercer set en partidos al mejor de cinco mangas o al término del segundo parcial en partidos al mejor de tres sets”. Incluso aceptando que ese anuncio se hubiera realizado (no consta), y que el paró se produjo en el momento en que lo establece la norma para encuentros el formato del partido por el bronce de los Juegos Olímpicos, la interrupción fue más allá del límite normativo en un caso excepcional, solicitando el español con criterio las explicaciones pertinentes en pleno partido.

El reglamento establece claramente que, de ninguna manera, un jugador gozará de tiempo para recuperarse físicamente. Solamente podrá tomar tres minutos si su circunstancia requiere de una atención médica. Y el número de visitas al cuarto de baño o cambios de vestimenta estará “limitado”, sin establecer mayores detalles.

Si hay razones que se escapan a la voluntad del jugador, como es la rotura de vestimenta, calzado o cualquier otro elemento necesario de su equipamiento (excluyendo la raqueta), el jugador tendrá un “tiempo extra razonable” para solucionar el problema. Nada de esto ocurrió para forzar el paró entre japonés y español.

Pese a que el Reglamento del Tenis no establezca en blanco sobre negro la consecuencia de contravenir la norma en este caso concreto, Rafael Nadal estaba en pleno derecho de solicitar una explicación (no recibida) durante la pelea por el bronce en los Juegos Olímpicos.

La imagen fue más que llamativa. En plena recuperación en la lucha por la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Río 2016, Rafael Nadal asistió a la desaparición de su rival. El español, que pasó de tener el partido casi perdido ante Kei Nishikori a forzar a pulmón una tercera manga (del 2-6 2-5 al 2-6 7-6(1)) vio cómo el japonés se marchaba durante 12 minutos a los vestuarios. Incrédulo por la situación, solicitando las explicaciones pertinentes tanto al juez de silla Carlos Bernardes como al supervisor del torneo, el español recibió un encogimiento de hombros como respuesta. La normativa, sin embargo, refleja de manera detallada los límites de interrupción aceptables en la competición.

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