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Correr más, meter más la pierna.. ¿y jugar?
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Pedro Gómez Piqueras

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Correr más, meter más la pierna.. ¿y jugar?

Por el bien del juego, harían bien entrenadores y entrevistadores en orientar el debate hacia lo futbolístico, hacia los comportamientos colectivos, la imposición de un estilo

Foto: Cristiano se lamenta, con los jugadores del Atlético celebrando el gol de Griezmann. (Reuters)
Cristiano se lamenta, con los jugadores del Atlético celebrando el gol de Griezmann. (Reuters)

Escuchábamos hace unosdías cómo el entrenador del Real Madridapuntaba y señalaba directamente al cuentakilómetros particular de sus jugadores como una de las principales causas de la derrota de su equipoen el derbi de la capital. A poco que revisemos la hemeroteca comprobaremos como este tipo de acusaciones suelen merodear con frecuencia aquellos contextos futbolísticos en los que el rendimiento deportivo no se asemeja a las expectativas del entorno, no teniendo otro trasfondo, a mi modo de ver, que encontrar el sosiego y consuelo que al igual que chupar el pulgar al niño, nos provoca conocer el porqué de las cosas.

El ser humano, en su búsqueda de argumentos (reales o imaginarios) que justifiquen sus actuaciones y le permitan ir a la cama tranquilo, corre a refugiarse al barato abrigo que las explicaciones reductoras de un problema nos ofrecen, como si el número de metros recorridos o las sensaciones de 'chispa'pudiesen explicar la compleja interrelación de factores que se dan cita en un partido de fútbol con 22 estados de 'forma'y sus intereses enfrentados.

Puede que la lógica simplista nos empuje a creer que a más metros recorridos -ya sean totales o a alta intensidad-más puntos conseguiremos, pero esto no es así, créanme, con el conocimiento científico actual esto es sólo otra mentira instaurada más, otra injustificada creencia que los amantes de la zapatilla nos hicieron tragar. El correr más o menos es la consecuencia de jugar de un modo u otro, pero nunca la causa de ganar o perder. Tener un juego posicional más o menos desplegado, ir la mayoría de partidos con marcador adverso y su consiguiente esfuerzo extra, tener los partidos 'resueltos'antes que tus rivales, poseer un tipo de jugadores u otrometc...son variables condicionantes por excelencia que a poco que nos desprendamos de las lentes del desconocimiento podremos contemplar.

Es cierto que el pasado sábado el Atlético de Madrid corrió más que el Real Madrid en términos totales (118 kiómetrosfrente a109), pero también es igual de verdad que sus esfuerzos a alta intensidad (+24km/h) fueron menores (2.700 vs 2.900 m). Descuartizar la realidad y asegurar que el equipo blanco perdió por correr menos es un atentado interesado de nuestro ombligo al cuándo, al cómo, al dónde y al porqué sobre los que esos metros tuvieron que sustentarse, una supuesta verdad aforada por la matemática que debido a su imprecisión contextual tiende a confundir más que a aclarar.

Por el bien del juego, harían bien muchos entrenadores y entrevistadores en orientar el debate hacia lo futbolístico, hacia los comportamientos colectivos, hacia la imposición de un estilo de juego sobre otro, porque el octanaje de la gasolina a la que tantos aluden no puede entenderse sin hablar de las interacciones espaciales y emocionales que el talento propone.

Cámbiense de gafas o asiento.Lo que prefieran.¡Pero zarandeen su punto de vista!Pregúntense constantemente si la realidad es tan sencilla como algunas veces nos convencemos en creer, abandonen prejuicios injustificados y pongan en duda todo. ¿O es que el 10 del FC Barcelona necesita correr mucho para ser el mejor?

*Pedro Gómez Piquerases preparador físico del Albacete Balompié. Autor de'Fútbol Insatisfecho' (2015), 'El fútbol ¡No! es así' (2014) y 'La preparación física del fútbol contextualizada en el fútbol'.

Escuchábamos hace unosdías cómo el entrenador del Real Madridapuntaba y señalaba directamente al cuentakilómetros particular de sus jugadores como una de las principales causas de la derrota de su equipoen el derbi de la capital. A poco que revisemos la hemeroteca comprobaremos como este tipo de acusaciones suelen merodear con frecuencia aquellos contextos futbolísticos en los que el rendimiento deportivo no se asemeja a las expectativas del entorno, no teniendo otro trasfondo, a mi modo de ver, que encontrar el sosiego y consuelo que al igual que chupar el pulgar al niño, nos provoca conocer el porqué de las cosas.