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Pedro Gómez Piqueras

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Lo que el resultado esconde

En el fútbol puedes hacer las cosas muy bien durante la semana e incluso durante el partido y que todo te salga muy mal, y a la inversa. Pero el resultado no debe confundir el proceso

Foto: Bielsa, durante un partido en Marsella. (Reuters)
Bielsa, durante un partido en Marsella. (Reuters)

“En cualquier tarea se puede ganar o perder, lo importante es la nobleza de los recursos utilizados, eso sí es importante, la dignidad con la que recorrí el camino en la búsqueda del objetivo, lo otro es cuento para vendernos una realidad que no es tal”. (Marcelo Bielsa)

De manera proporcional al incremento de temperatura que sufrimos en las conversaciones vía Twitter, el mes de abril nos trae duelos cada vez más críticos para el devenir de los equipos de nuestra Liga. Bien porque el dinero lo pone todo patas arriba, bien porque los sentimientos se privatizaron hace tiempo, parece que ganar, sea como sea, es ya lo único que importa y emociona. Como no podía ser de otro modo, convivir con una sociedad del tipo 'Winner take all', donde el ganador se lo lleva todo y un sistema meritocrático olvidadizo con el proceso, nos ha hecho creer que ganar con intenciones mediocres es más admirable que perder jugando bien, alzando así hasta la punta del iceberg a la variable 'resultado' como la única responsable visible del buen hacer de entrenadores y jugadores. Tanto ganas, tanto vales.

De este modo, ocultas y congeladas bajo el agua, cualidades como el trabajo, el esfuerzo, la dedicación, la manera de jugar, etc.. soportan al pequeño trozo de hielo que todos miramos en primer lugar al abrir los noticiarios, el resultado, capaz este por sí solo, e independientemente de su merecimiento o manera de alcanzarlo de disfrazarte de 'Super Zizou', si es que ganaste, o de 'Super villano', si es que perdiste. Incluso de mandar a calentar al bueno de Juanito. Y si no me creen, aguarden con paciencia e imparcialidad al final de esta 'semana Champions' y a la pasarela de disfraces y justificaciones huecas que nos esperan.

Pep Guardiola, actual entrenador del Bayern Múnich y al que muchos acusan de poseer un discurso fácil como consecuencia de sus victorias más que frecuentes, decía hace un par de semanas en rueda de prensa que más allá del resultado final lo importante es lo que un equipo ha hecho para intentar ganar (proceso) y que ahí no se podía perder. “Cuando un equipo lo da todo, ¿puede ser perdedor aunque haya perdido? ¿Es la Juventus un equipo perdedor por encajar gol en el último minuto?, para la gente sí, para mí no”.

Recalculemos el timón de nuestro barco neuronal ante el inoportuno iceberg que se nos viene encima y observemos al binomio proceso-resultado como una realidad no lineal de comprensión compleja, al menos en este juego. En el fútbol puedes hacer las cosas muy bien durante la semana e incluso durante el partido y que todo te salga muy mal, y a la inversa, puede que las hagas muy mal y termines ganando. El resultado ni puede ni debe confundirse con el proceso, sobre todo cuando lo desconocemos. Que la sociedad necesite respuestas y razones para lo ocurrido no quiere decir que un partido ganado sea reflejo de una mejor estrategia o que un gol encajado en el último minuto sea consecuencia de una mala preparación física.

Descuidar y desconocer el camino recorrido confunde al mensaje vendido. Una admiración inmerecida cuando ganas o un desprestigio irrespetuoso cuando pierdes tambalea los pasos dados durante el trayecto y dificulta la mejora de los mismos. El proceso es importante, por supuesto que sí, pero no para todos. Para el jugador, equipo, entrenador, que debido a la competencia actual deben de convivir con un proceso de mejora constante, la relativización del resultado final y la focalización sobre el trabajo desarrollado es la única ruta sobre la que dirigir su Titanic futbolístico.

Para el aficionado, verdadero motor propulsor de este globo emocional llamado fútbol, el proceso es una pamplina más que adornada con buen verbo y mejores intenciones nada tiene que ver con el verdadero sentir de su desconexión de la vida diaria, ganar al Wolfsburgo, eliminar al Atlético de Madrid, lo demás, historias que ni van ni irán con ellos. Dos caras de distintas monedas, un divorcio de difícil solución.

Pese a todo, por el bien del fútbol, y aunque el resultado sea siendo lo único que os importe durante estas últimas semana decisivas, intentad que, aunque algunos apunten únicamente al folklore que se da en la punta del iceberg, los espejos de vuestro periscopio estén ajustados para observar la totalidad del paisaje, no vaya ser que una “concussion” contra el hielo afecte de por vida vuestros procesos cerebrales.

*Pedro Gómez Piqueras es preparador físico del Albacete Balompié. Autor de 'Fútbol Insatisfecho' (2015), 'El fútbol ¡No! es así' (2014) y 'La preparación física del fútbol contextualizada en el fútbol'.

“En cualquier tarea se puede ganar o perder, lo importante es la nobleza de los recursos utilizados, eso sí es importante, la dignidad con la que recorrí el camino en la búsqueda del objetivo, lo otro es cuento para vendernos una realidad que no es tal”. (Marcelo Bielsa)

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