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Deserciones en el 'Team' Botín en plena cruzada contra el verdadero ministro de Economía
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Agustín Marco

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Deserciones en el 'Team' Botín en plena cruzada contra el verdadero ministro de Economía

Semana interesante la que ahora acaba, en la que el ministro oficial de Economía, Luis de Guindos, con buenas intenciones, ha optado por una solución salomónica

Semana interesante la que ahora acaba, en la que el ministro oficial de Economía, Luis de Guindos, con buenas intenciones, ha optado por una solución salomónica para la banca: si Bankia y Cívica se pueden salvar es que la reforma es de traca. Porque uno todavía no entiende porque hay que prestarle más dinero a entidades insolventes que, por el contrario, se niegan a vender sus carteras de acciones, repletas de Iberdrola, NH Hoteles, Indra e Iberia, en el caso de Bankia, o Sacyr, SOS, Tecnocom y otras similares en los casos de Novagalicia y Banca Cívica. Si tienen que vender con pérdidas, que lo hagan, como todo hijo de buen pagano inversor.

Una norma pasteleada  con los que mandan que ha sido compensada por la desamortización de los millonarios salarios de unos directivos de cajas de ahorro con escaso decoro y menos honorabilidad. Hace diez días Rodrigo Rato aún justificaba sus casi cuatro millones que se lleva entre fijos y variables. Ya era hora. Olé sus bemoles, siempre y cuando no hay letra pequeña por la que se escapen los tramposos.

Con el run run de fondo, a los principales artistas del sector les ha tocado dar la cara con motivo de la presentación de los resultados de 2011. Emilio Botín dijo que el problema de la banca era de los políticos, a los que el mismo había aplaudido cientos de veces no hace muchos meses y a los que les debía más de un favor personal  A su vez, Francisco González, el ministro in pectore de Economía, exigía una reforma financiera dura que se llevará por delante a entidades zoombies como Bankia, esa entidad denominada riesgo sistémico a la que BBVA se negó a ayudar el verano pasado en la OPV que salvo el cuello a Rato.  

FG, con su simpatía habitual, sabedor de que, por su condición de gallego y su resistencia al PSOE, se ha convertido en el hombre fuerte de Mariano Rajoy, le mandó un mensajito al empobrecido don Rodrigo –le van dividir por cinco su sueldo en pleno enamoramiento- y al corazón de don Emilio, al que le toca construirse un traje nuevo. Porque el Santander tiene que coser los numerosos jirones que le han causado las andanzas familiares y el abandono del barco de los directivos que llevaban los negocios de mayor crecimiento.

En primer lugar, la investigación de la evasión fiscal de los Botín sigue su curso. No se ha paralizado pese a que los santanderinos suizos pagaron 200 millones para hacer las paces con Hacienda. Los inspectores ya han enviado a la Audiencia Nacional su informe en el que, a falta de conocerlo al detalle, se dice que el presunto delito no está cubierto con la cantidad apoquinada hasta el momento. La historia, que desvela que el primer banquero del país se llevó el dinero fuera para no pagar impuestos, tendrá nuevos capítulos y veremos si el ministro oficial –De Guindos- y la Justicia dan vía libre a la investigación o la arrinconan para que prescriba en la memoria de todos.

En segundo lugar, la salida masiva de ejecutivos que pintaban mucho en Banco Santander. Hace poco más de un año sorprendió que Horta Osorio, el responsable del grupo en Reino Unido, el mercado preferido de Botín, se fuera a un competidor arruinado, Lloyds. No se entendía que un tipo muy bien considerado en el banco español se marchase a otro británico que tuvo que ser nacionalizado y donde su bonus será fiscalizado hasta tender a cero pounds. Después, en agosto de 2011, Fabio Barbosa, el presidente de Santander Brasil, el negocio más boyante, entregó su puesto para irse a dirigir una editorial local. Vaya cambio.

Le sustituyó Marcial Portela, a la vez consejero delegado, un hombre de máxima confianza de Paco Luzón, vicepresidente y director general del banco en Latinoamérica, la zona que más aporta al beneficio del Santander. Luzon ha sido sacrificado por su intento de subversión para hacerse con las riendas del primer banco español, aprovechando la debilidad de Botín y la condena a Alfredo Sáenz, finalmente indultado por el PSOE en el último acto de servicio de Zapatero hacia los helvéticos. Se especula que a Portela le queda menos que más por considerarse consciente del alzamiento de Luzón, con el sospechoso papel de Rodrigo Echenique, el albacea de la familia, también al día de la maquinación.

El último en rehusar del Santander ha sido Nuno Acosta, el número uno en Portugal, un país intervenido que el pasado año le costó 600 millones en provisiones a Santander. Acosta, asimismo con maneras poco claras, ha preferido irse a dirigir Banco Comercial Portugués (BCP), una institución calificada como bono basura –ha perdido un 94% de su valor desde que comenzó la crisis- con una esperanza de recuperación similar a la de la economía de la nación lusa. Una deserción continuada de talento cuanto menos inaudita, ya que el Santander siempre se ha considerado el banco al que todo banquero quería aspirar, del que nadie se iba salvo por prejubilación o colocación interesada.

Como la que Botín ha hecho con Jaime Pérez Renovales, el director de la asesoría jurídica, al que ha incrustado en la subsecretaría de la Presidencia del Gobierno, dependiendo de Soraya Sáenz de Santamaría, la Thatcher de Valladolid. Solo así se entiende que el directivo renuncie voluntariamente a un sueldo millonario por servir al país. Interesante movimiento de don Emilio, que junto al degüello de Luzón –banquero socialista de carné- y a las provisiones voluntarias de 4.000 millones que exigía el PP para limpiar los balances y bajar los precios de las viviendas, vuelve a echar un pulso a FG por ser el banquero del nuevo régimen.

Una pelea de dos talluditos que no deberían de alejarse mucho de Chacón o de Rubalcaba, no vaya a ser que, estando la vida tan cruda y con los nuevos sustos que promete Rajoy, vuelvan a la Moncloa antes de tiempo. Así me lo contaba un importante exbanquero de inversión, que ha decidido levantar casi 500 millones de euros para invertirlos fuera de la madre patria.

Buen fin de semana.

Semana interesante la que ahora acaba, en la que el ministro oficial de Economía, Luis de Guindos, con buenas intenciones, ha optado por una solución salomónica para la banca: si Bankia y Cívica se pueden salvar es que la reforma es de traca. Porque uno todavía no entiende porque hay que prestarle más dinero a entidades insolventes que, por el contrario, se niegan a vender sus carteras de acciones, repletas de Iberdrola, NH Hoteles, Indra e Iberia, en el caso de Bankia, o Sacyr, SOS, Tecnocom y otras similares en los casos de Novagalicia y Banca Cívica. Si tienen que vender con pérdidas, que lo hagan, como todo hijo de buen pagano inversor.