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El caluroso agasajo al incorruptible teléfono móvil del nuevo ministro de Industria
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Agustín Marco

A Corazón Abierto

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El caluroso agasajo al incorruptible teléfono móvil del nuevo ministro de Industria

A los grandes empresarios del país les está costando adaptarse a las maneras de gestionar que tienen los ministros del PP. Siguen pensando que con un

A los grandes empresarios del país les está costando adaptarse a las maneras de gestionar que tienen los ministros del PP. Siguen pensando que con un poco de lobby por aquí, unos amiguetes bien colocados por allá, es suficiente para dominar la voluntad del responsable de una cartera, como ocurrió en la anterior legislatura del PSOE y en otras anteriores del propio partido conservador.

 

No parecen querer enterarse de que cuando Mariano Rajoy anunció en su primer consejo de ministros que subía los impuestos a todo Cristo, traicionándose a si mismo, ponía el listón muy alto. Si se vio obligado a engañar a todos los que le habían votado por encontrar una “situación extraordinaria” (Soraya de Valladolid dixit), el gallego se sintió con las manos libres para poner todo en orden, pesara a quién pesara, ya fuera un funcionario cualquiera o un preboste del Reino de España.

Las pruebas están ahí. Reforma financiera con obligación de la banca de reconocer las pérdidas del ladrillo, bajada de sueldos a los directivos que han sido salvados con dinero público –empezando por Rodrigo Rato- y una nueva legislación laboral drástica como pocas. A estas medidas prácticas ejemplarizantes se suma la discreción de Rajoy, que a diferencia de sus predecesores, no se deja ver rodeados de los habituales contratistas de la patria.

Pese a todo eso, el pasado jueves, los presidentes o consejeros delegados de Iberdrola, Endesa, ACS, Abertis, El Corte Inglés y, sobre todo, Repsol, patrocinador del evento, agasajaron al ministro de Industria, Comercio y Turismo con un ágape en el Hotel Ritz cuyo menú era un guiño al pepero canario. Incluía queso majorero, papas arrugás y pastel de plátano de postre. Escaso menú para quebrantar el espíritu de equidad de Soria, un tipo empeñado en trabajar para el bien público y no para los beneficios privados. El único que lo ha pillado al vuelo ha sido César Alierta que, tras el cambio de Gobierno, ha mandado a casa a los ex ministros Narcis Serra y Eduardo Zaplana, amén de otros conseguidores tipo Javier de Paz (íntimo de Zapatero y Rubalcaba) y Fernando de Almansa (ex de la Casa Real) Soría se niega a que los Prado, Brufau, Galán y Florentino se salten los cauces oficiales

Técnico Comercial del Estado, muy amigo de Luis de Guindos, el ministro de Economía, con un buen inglés, Soria es hombre de partido, disciplinado como pocos. A finales de 2010 acató la orden de Rajoy de dejar la vicepresidencia del gobierno de Canarias y la consejería de Hacienda cuando desde la callé Génova le invitaron a romper con Coalición Canaria al ver como el partido nacionalista de las islas apoyó al PSOE para aprobar los presupuestos generales del 2011. Dicho de otra manera, le salvo el culo a Zapatero.

Pero, claro, los Antonio Brufau, Borja Prado, Ignacio Sánchez Galán, Salvador Alemany y el maestro del ramo, Florentino Pérez, no están acostumbrados a un político tan frío. Estaban más cómodos con el diálogo personal, al golpecito en la espalda, el negociar eso tan español de “qué hay de lo mio”, a nombrar consejero o asesor a uno del partido para hacer la gracia, como hizo Endesa con José María Aznar hace un año, Gas Natural con Felipe González, Repsol con el cuñado de Patxi López o Abengoa con el hermano de Miguel Sebastián, el bombillas del PSOE.

Más de uno ha intentado hacerse con el teléfono móvil de Soria para tener un contacto más directo, pero el ministro se ha negado a dárselo. Les ha comunicado a todos que cuando quieran algo concreto que pasen por la secretaria de Estado para pedir audiencia. Que respeten las reglas, que sigan los cauces oficiales y no se salten la cola. Y así ha sido. Se ha visto con todos, pero siempre marcando distancias, nada de amiguismos que le comprometan.

El titular de Industria rechaza las invitaciones al Santiago Bernabéu para no dejarse influirPor eso ha rechazado invitaciones para ir al palco del Santiago Bernabéu, moqueta donde se mercadean influencias y a la que, por el contrario, no se han resistido los Margallo (Exteriores), Morenés (Defensa) y Montoro (Economía). Si Rajoy no aparece por esos lares, Soria, como fiel soldado, tampoco lo considera.

Y ese despego tiene inquieto a todos los mandamases de la industria, en especial a los eléctricos, la mayoría de ellos abrazados al PSOE hasta hace muy poco. Prado no consigue que lo reciba Soraya, que no olvida esos viajes a China del banquero con Zapatero y esas fotos promocionando el milagro del coche eléctrico con Sebastián. El presidente de la italiana Endesa se ha encomendado a Aznar para que se gane su sueldo de más de 300.000 pavos como lobbista, ya que De Guindos, hasta diciembre en su consejo. No hay que olvidar que Montoro y Álvaro Nadal, ministro in pectore de muchas carteras, se opusieron frontalmente a la pinza entre Enel y Acciona para quedarse con la española.

Brufau, que renegó de su militancia socialista hace ya casi un año para acercarse al PP cuando el PSOE aprobó la eliminación de los derechos de voto en las compañías privadas, no sabe si aquello suficiente para que ahora Soria le defienda del ataque de Argentina a YPF; en la que se juega cerca de 2.000 millones al año en dividendos.

A los grandes empresarios del país les está costando adaptarse a las maneras de gestionar que tienen los ministros del PP. Siguen pensando que con un poco de lobby por aquí, unos amiguetes bien colocados por allá, es suficiente para dominar la voluntad del responsable de una cartera, como ocurrió en la anterior legislatura del PSOE y en otras anteriores del propio partido conservador.

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