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El lujo de las chicas del PP y el olor a trileros entre Bankia y Deloitte
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Agustín Marco

A Corazón Abierto

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El lujo de las chicas del PP y el olor a trileros entre Bankia y Deloitte

España tiene mala solución, sobre todo cuando se observa que la demagogia y la hipocresía siguen campando a sus anchas para entretenimiento de esa tropa de

España tiene mala solución, sobre todo cuando se observa que la demagogia y la hipocresía siguen campando a sus anchas para entretenimiento de esa tropa de tertulianos de lengua alquilada, que esta semana han llenado minutos para justificar o deleznar esas manifestaciones contra la pobreza que nos ha dejado tanto la derecha como la izquierda. Nadie parece preguntarse qué coño han hecho esa banda de sinvergüenzas con lo que cada ciudadano pagaba a través del IRPF, con los impuestos directos e indirectos que nos cobraban y con los que se inventaba el alcalde o presidente de comunidad de turno. Ninguno de esos hipos de la gran… ha devuelto ni un pavo todavía porque todos, los del PP y los del PSOE, saben que tienen muertos en el armario y no es cuestión de dispararnos entre profesionales del atraco.

Admito que me encorajina la situación. Como la de ver a María Dolores de Cospedal defender la reforma laboral y sus 240.000 euros de ingresos anuales por sus distintas funciones al frente del erario público con un reloj de lujo en la mano derecha  que no baja de 2.000 euros. Se le vio en un descuido en sus múltiples apariciones televisivas tras ser ascendida a los altares del partido en el poder. Un acto similar al que protagonizó hace unas semanas Fátima Báñez cuando en el Senado, explicando lo que iba a ser el despido barato, se dejó ver con un cinturón tipo cincha de una marca española reservada solo para bolsillos muy pudientes.

De 400 euros no bajaba el embecelledor de la ministra de Trabajo, inventora de la devaluación salarial como única vía para que España, siendo más pobre, pueda atraer inversión exterior. En Francia, en noviembre de 2010, a la ministra de Economía al menos le retocaron una foto en la que aparecía con joyas de todo a mil euros para que, mientras pedía sacrificios a los ciudadanos, la señorita pareciera austera. Aquello fue un escándalo entre los gabachos, pero no pasó nada. A la susodicha, una tal Christine Lagarde, la premiaron con la dirección general del FMI:

Eso es consecuencia de la cultura del enchufismo que reina por el Viejo Continente, en especial en España, donde dos elegidos a dedo –Rodrigo Rato y José Luis Olivas- han comenzado una batalla legal por demostrar quién engañó menos a quién. Cortina de humo para desviar la atención de lo que es el verdadero problema del sistema financiero español: qué hacer con Bankia y, sobre todo, con Banco Financiero y de Ahorros (BFA), donde se esconden las miserias de Caja Madrid y Bancaja.

Tanto Rato como Olivas, que ahora se tiran los trastos a la cabeza, conocían perfectamente la basura propia y ajena. Todo el proceso de fusión de las siete cajas, más la segregación de los activos bancarios fue aprobado en siete consejos de administración entre el 30 de septiembre de 2010 y finales de julio de 2011, convocados ex profeso para la causa. Ni uno, ni dos, siete. Ocasiones más que suficientes para que Caja Madrid, su asesor Lazard –del que Rato era director general meses antes- y su auditor –Deloitte- advirtieran de cualquier error de valoración. Pero claro, deberían estar todos ebrios pensando en las comisiones que se iban a llevar por intermediar el proceso como para hacer una due dilligence como Dios manda. El auditor dio su visto bueno a todo en un informe especial incluido en el folleto de salida a bolsa de Bankia. Hoy, Deloitte sigue siendo el auditor de Bankia y de BFA por su buen desempeño.

Por supuesto, en esas siete reuniones, ninguno de los consejeros advirtió que unos se la querían meter a otros. Difícil si se observa que, por ejemplo, en BFA hay cinco consejeros -el 20% del total- sin ningún tipo de titulación académica. Cobrando bien. Y no solo sindicalistas. También los hay del PP, nombrado por posesión de carné, como Mercedes Rojo: Otros, como Mercedes de la Merced, llevan quince años en Caja Madrid sin mayor desempeño. A todos estos les parecía maravilloso cuando Ramón Ferraz, director general después ascendido a responsable del banco en Miami, pedía a los directores de oficina del barrio madrileño de Vallecas que vendieran más hipotecas a inmigrantes, sin pedir apenas garantías y menos aún papeles. Ferraz se largó el año pasado con una prejubilación millonaria con el visto bueno de Rato y de todo su consejo, que antes se forró por despachar préstamos a granel.

Porque la cuestión esencial es que el conocido como banco malo necesita una recapitalización de órdago que van a pagar todos los clientes y a la vez accionistas de Bankia, que picaron en la salida a bolsa del pasado verano. El canje de las preferentes por nuevos títulos es un saqueo de tres pares de narices porque obligan a los inversores a permanecer atrapado un año y medio si no quieres perder el 25% de lo aportado.  Pero allá ellos, pensarán los que no se dejaron engatusar. Error. El diagnóstico de BFA es tan preocupante que me temo que finalmente lo pagaremos todos los contribuyentes, sean o no clientes de esta entidad nacida contra natura.

Cuando en un banco quitan hasta el agua caliente de las oficinas, como ha hecho Bankia hace unas semanas, es que algo huele mal.

Sean felices.

España tiene mala solución, sobre todo cuando se observa que la demagogia y la hipocresía siguen campando a sus anchas para entretenimiento de esa tropa de tertulianos de lengua alquilada, que esta semana han llenado minutos para justificar o deleznar esas manifestaciones contra la pobreza que nos ha dejado tanto la derecha como la izquierda. Nadie parece preguntarse qué coño han hecho esa banda de sinvergüenzas con lo que cada ciudadano pagaba a través del IRPF, con los impuestos directos e indirectos que nos cobraban y con los que se inventaba el alcalde o presidente de comunidad de turno. Ninguno de esos hipos de la gran… ha devuelto ni un pavo todavía porque todos, los del PP y los del PSOE, saben que tienen muertos en el armario y no es cuestión de dispararnos entre profesionales del atraco.

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