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La triste realidad de España en la Vuelta al Mundo de los chicos del IESE
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Agustín Marco

A Corazón Abierto

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La triste realidad de España en la Vuelta al Mundo de los chicos del IESE

El IESE Business School es uno de los mejores centros formativos del mundo. Así aparece en los ranking que elaboran medios internacionales de gran prestigio como

El IESE Business School es uno de los mejores centros formativos del mundo. Así aparece en los ranking que elaboran medios internacionales de gran prestigio como Financial Times, empeñado en zurrar con razones a España por activa y por pasiva, pero olvidando que Inglaterra sigue, como nosotros, en recesión y que su banca necesitará otros 25.000 millones para poner en cortafuegos a sus prácticas especulativas. Pocos se han percatado que la nueva regulación británica le meterá otra dentellada a Ana Patricia Botín, la jefa de Banco Santander en las islas.

 

Resulta que los chicos del IESE acaban de concluir una especie de Vuelta al Mundo, con un calendario casi tan preciso como el que le puso Julio Verne a Phíleas Fogg para ir de punta a punta del globo terráqueo en ochenta días. La escuela de negocios, la cuna de la mayoría de los consejeros delegados del Ibex 35, organizó lo que llamó Global CEO Program, unas jornadas internacionales en tres puntos distintos del planeta para saber qué es lo que estaba pasando el mundo, cómo se debían adaptar las empresas a esta nueva era del capitalismo y cómo percibían los inversores lo que sucedía en España.

El primer encuentro fue en Sao Paulo, la capital financiera de Brasil, a principios de noviembre de 2011. Allí se presentaron los ejecutivos españoles henchido todavía del orgullo patrio, pensando que el cambio político que se avecinaba tras las elecciones del 20-N resolvería los problemas estructurales del Campeón del Mundo. Los asistentes brasileños atendieron con cierto asombro el optimismo general de nuestros compatriotas, que aún miraban por encima del hombro a los directivos de un país considerado la perla de los emergentes.

La segunda parada fue a mediados de marzo en Filadelfia, la sexta ciudad de Estados Unidos. Ahí los muchachos del IESE se dieron un baño de realismo porque los americanos les vieron a decir que tenían órdenes estrictas de obviar a España como destino de inversión. Habían pasado cuatro meses desde que el PP llegó al poder y las medidas implementadas por Rajoy generaban más dudas que confianza: subida de impuestos negada días antes, reforma laboral, decreto ley sobre la banca, amenaza de profundo cambio regulatorio en energía y cositas parecidas.La escuela de negocios ha reunido a empresarios e inversores en tres puntos del planeta para saber cómo ven a nuestro país. La conclusión no ha podido ser más decepcionante

De allí se vieron con las orejas gachas. Pero el bofetón se lo llevaron la semana pasada tras asistir a la tercera y última posta en Shanghai, China. Allí escucharon comentarios como “Bolivia –no Uganda- es más segura que España para invertir en estos momentos”. Si, si, la Bolivia del tío del poncho, ese ganadero que nos ha expropiado una filial de Red Eléctrica sobre la que el Gobierno guarda silencio sin adoptar ninguna medida preventiva. En la ciudad asiática asistieron directivos como Gabriel Masfurroll (ex USP Hospitales), Luís Bardrina, consejero delegado de la aseguradora Zurich en España, Ignacio Mataix, CEO de la multinacional de ingeniería ITP y otros representantes de Embratel (la gran teleco brasileña) y de algún banco de Colombia, un país hacia donde miran ahora todos los empresarios españolas tras ganar seguridad.

Eso, la seguridad, pero jurídica, es de lo que más se quejaron los presentes en Shanghai. Porque desde la anterior cita de Filadelfia se aprobó otro real decreto bancario, se dejó caer que habrá otro aumento de los impuestos, que las infraestructuras se gravarían y que las privatizaciones, como las del Canal de Isabel II, se paraban porque el político de turno –Ignacio González- decía que su cacharrito valía más de lo que le pagaban en mercado. Pedazo de visionario ese aspirante a la presidencia de Bankia. No debe de saber que cada vez que nos bajan el rating vale menos su agua.

En definitiva, un ejercicio de humildad, de reconocimiento de cómo nos ven desde fuera los que tienen dinero para sacarnos de este lío histórico en el que nos ha metido la ineptitud de los de la izquierda y los de la derecha. Se nos echa en cara que no tenemos estrategia definida, que los que nos gobiernan no van sobrados de conocimientos y, lo peor, no son fiables. Mañana te dicen una cosa y al día siguiente la contraria como si eso no costara dinero en términos de confianza para la inversión. Porque por ahí fuera se preguntan por qué nuestro presidente viaja en avión privado a cualquier evento y el de Suiza y otros países muchos más ricos que España lo hacen con la línea regular local.

Pequeños detalles, pero reveladores de cómo estamos. Seguros que los inteligentes muchachos del IESE habrán tomado nota en su Vuelta al Mundo para exigir, desde sus altos niveles de mando, seriedad y valor para revertir una situación que condena a una generación de españoles a la pobreza. Porque este país, pese a los políticos, tiene futuro. Exporta más que nunca, atrae cada vez a más turistas y disfruta de unos jóvenes muy preparados, aunque generalmente acomodados y anestesiados.

Sean felices

El IESE Business School es uno de los mejores centros formativos del mundo. Así aparece en los ranking que elaboran medios internacionales de gran prestigio como Financial Times, empeñado en zurrar con razones a España por activa y por pasiva, pero olvidando que Inglaterra sigue, como nosotros, en recesión y que su banca necesitará otros 25.000 millones para poner en cortafuegos a sus prácticas especulativas. Pocos se han percatado que la nueva regulación británica le meterá otra dentellada a Ana Patricia Botín, la jefa de Banco Santander en las islas.