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La obra, gracia y milagros por hacer del ilustre consejero delegado de Iberia
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Agustín Marco

A Corazón Abierto

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La obra, gracia y milagros por hacer del ilustre consejero delegado de Iberia

Rafael Sánchez-Lozano ha hecho más bolos periodísticos en las dos últimas semanas que la Pantoja en los tiempos en los que Televisión Española hacía programas tipo

La medida ha provocado sarpullidos entre los pilotos, los asistentes de cabina, los empleados de tierra y, sobre todo, en un Gobierno muy exigido por asuntos mayores, poco dispuesto a que le pongan chinchetas en el ya de por si arduo camino de la recesión. Por ese motivo, Sánchez-Lozano ha tenido que sentarse con todo tipo de agentes capaces de influir en los stakeholders de Iberia, de IAG, la matriz británica de la filial española. Desde la ministra de Fomento, Ana Pastor, con una falta de conocimiento del sector de las infraestructuras muy preocupante, hasta un sinfín de periodistas de todo tipo de medios escritos, radiofónicos y digitales.

 

Y, para no tener experiencia en el cuerpo a cuerpo, el CEO de Iberia ha aprendido rápido. Educado, simpático, afable, capaz de despedirse uno a uno de sus extraños comensales tras someterse a un interrogatorio de hora y media, en el que nunca perdió la sonrisa. Incluso, con la suficiente flema británica para colar alguna que otra broma, con una ironía digna de un directivo templado en un momento de máxima tensión.

 

Pero, reconocido el talante, ¿cómo llegó Sánchez-Lozano al puesto de consejero delegado de Iberia? ¿Cuáles son sus méritos? ¿Quién lo puso? ¿Qué sabe del negocio de los aviones? ¿Es el más adecuado para dirigir el mayor ajuste de empleo de España en la última década en términos relativos? ¿Tiene razón en los motivos para adelgazar la aerolínea? El curriculum de Rafael Sánchez Lozano, puesto por Blea y mantenido por Rato, está repleto de operaciones fallidas que costarán mucho dinero al Estado

 

Vayamos por partes. Rafa, como le llaman en sus círculos, es un banquero de inversión que hacía de machaca de Miguel Blesa. Era el que le preparaba los consejos a los que el ahora vilipendidado ex presidente de Caja Madrid debía de acudir en representación de la entidad. Le mascaba las intervenciones para que Blesa quedara como un señor en todas y cada una de sus intervenciones.

 

Entre su obra y milagros, Sánchez-Lozano fue quien asesoró la compra de Hipotecaria Su Casita a la caja madrileña, entidad mexicana de la que adquirió el 40% en tres fases –la última, para llegar al 100%, se frustró-. Caja Madrid pagó 100 millones de euros entre pitos y flautas por un banquito que ya en 2010 advirtió de su insolvencia para acabar quebrando meses atrás. Se perdió todo, incluida la última aportación aprobada ya por Rodrigo Rato.

 

No fue la única inversión asesorada por el actual número dos de Iberia. Fue él quien aconsejó a Blesa desembolsar en pleno derrumbe del mercado americano 618 millones de euros por un banco en Miami, el City National Bank of Florida. Caja Madrid apostó fuerte y pagó una gran prima porque había perdido las dos pujas anteriores, la del Transatlantic Bank (135 millones), comprado por Sabadell, y la del TotalBank (218 millones), al que Banco Popular le echó el lazo. Aquel estado fue el que más sufrió –hoy en día sigue igual- junto con California el hundimiento de la economía estadounidense, por lo que Caja Madrid tuvo que inyectarle capital para evitar su quiebra anticipada. Ahora, Bruselas obliga a Bankia a venderlo en su plan de reestructuración y difícilmente se conseguirá que alguien pague los cerca de 900 millones invertidos en la aventurita.

 

Hubo algún que otro patinazo más en Alemania, pero pese a todo Blesa le premió. Primero con un asiento en el consejo de Iberia, desde donde aconsejó a Caja Madrid comprar a precio de oro las participaciones del 7% de BBVA y del 6,4% de Logista en la aerolínea. Se gastó 460 millones en pleno noviembre de 2007 para ser el mayor accionista de la compañía de bandera (23%), una inversión que hoy no vale ni la mitad y va contra el patrimonio de todos los españoles al ser propiedad de Bankia.

 

Como consejero, aprobó sin reparos en 2009 -así lo reconoce- el último convenio colectivo de Iberia, ese acuerdo con los empleados que ahora es el causante de la inviabilidad del grupo aeronáutico. Reconoce que hace tres años, cuando votaba en nombre de Caja Madrid, le parecía bien dar esas prebendas a los endemoniados pilotos, pero que ahora se tienen que bajar el sueldo un 50% para que la empresa sigua despegando. El CEO de la aerolínea refrendó el último convencio colectivo de la plantilla que ahora quiere derribar por los efectos del petróleo

 

El mundo ha cambiado, expone, y no le falta razón al ya consejero delegado. Las low cost hacen lo mismo que Iberia, son más puntuales y más baratas para el cliente, que no duda en comprar sus billetes aunque sea a cambio de asumir más riesgos en seguridad. Pero lo cierto es que los pilotos, con sus excesivos privilegios, sus extemporáneos beneficios, no son el verdadero problema. Una mirada a los aburridos números de la compañía –según palabras de su presidente, Antonio Vázquez- demuestra que los gastos de personal se han mantenido y que los ingresos han subido ligeramente en tres años. ¿Entonces?

 

Lo que ha derribado la cuenta de resultados de Iberia es el petróleo, el combustible, que se ha duplicado desde finales de 2008, al encarecerse desde los 45 hasta los 110 dólares por barril. ¿Qué se puede hacer contra ese factor? Aparentemente poco, como ponen en evidencia los despidos masivos en otras aerolíneas como Air France-KLM, SAS y Lufthansa. Pero menos si tu socio, British Airways, se queda con parte de tu negocio, como está pasando con las actividades de carga, de las tarjetas de puntos y con determinadas líneas.

 

Pero para eso están los consejeros delegados y, en particular, Sánchez Lozano, para tener ideas imaginativas acordes al puesto. Fusilar personal, como subir impuestos, lo hace hasta la hija del vecino antes de llegar a la edad de tomar la Primera Comunión. Es una excelente oportunidad para poner de manifiesto que llegó a comandante de Iberia por méritos ¿propios?

 

Sean felices.

Iberia