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Rajoy invita a zanahoria en una Navidad sin el rico menú del dividendo para la beautiful
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Agustín Marco

A Corazón Abierto

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Rajoy invita a zanahoria en una Navidad sin el rico menú del dividendo para la beautiful

El día de Navidad hará un mes que BlackRock, la mayor gestora de capitales del mundo, anunció su intención de lanzar un fondo para financiar el

El día de Navidad hará un mes que BlackRock, la mayor gestora de capitales del mundo, anunció su intención de lanzar un fondo para financiar el desarrollo de infraestructuras en Europa.  Aunque no precisó el importe del vehículo inversor, un sustituito perfecto para un país con bancos rácanos de crédito, en el mercado se dio por sentado que sería de un tamaño proporcional al dinero que gestiona en la actualidad en todo tipo de productos, 3,67 billones de dólares.

Los responsables de la iniciativa de BlackRock, que en su día fueron tanteados para entrar en Bankia como accionista de referencia y no picaron, señalaron que su objetivo era comprar deuda de proyectos de carreteras, ferrocarriles, energía, aeropuertos, agua e inversiones similares, seguras, de poco riesgo, con un retorno de entre el 2,5 y el 3%, una rentabilidad atractiva teniendo en cuenta que los tipos están entre el 0 y el 1%. Pero matizaron que los países en los que se iban a centrar eran Francia, Alemania, Bélgica, Holanda y los escandinavos.

España, un país al que solo un 10% de ese fondo le solucionaría la quiebra de todas las autopistas de peaje en manos de Ferrovial, Sacyr, ACS y OHL, entre otras, estaba descartado.  No era atractivo por el fiasco de todas las infraestructuras que estos momentos están en suspensión de pagos. O fiable porque cada autonomía tiene sus propias leyes con sus respectivos irresponsables. O no ofrecía la suficiente garantía jurídica, como está ocurriendo con el desastre de las energías renovables.

BlackRock, la mayor gestora de patrimonios del mundo, decide no arriesgar su dinero en financiar infraestructuras en España por inseguridad

A ningún político se le encendió la bombilla y decidió irse a Londres, hablar con BlackRock y preguntar que necesitaba -ayuda fiscal, garantía estatal, etc..- para poner tela en nuestro país. Mejor grabar un video navideño como el de la Cospedal, con productos típicos de la tierra que muchos no probarán por esta fechas.

Algo parecido le ocurrió a una empresa española del norte que días atrás se fue con uno de los mayores brokers del mundo a la búsqueda de inversores internacionales. La compañía, con más del 70% de sus ventas fuera de España, un bombón de grupo, convenció a los gestores para comprar sus acciones. Pero ni los directivos del grupo industrial ni los del banco que les hacía de cicerone supieron dar una respuesta cuando allén de los mares el fondo de los pensionistas de California, otro de los más grandes del mundo, les preguntó cómo afectaba a España el proceso soberanista de un tal Artur Mas en una región llamada Cataluña. La conclusión es que cómo iban a jugarse su dinero en una empresa con sede fiscal en España, un país al que igual le quitaban un trozo por el deseo soberanista de un arruinador profesional.

Entre medias, Mariano Rajoy, celebrando su primer cumpleaños en Moncloa, se venía arriba y avistaba los brotes verdes que antes ya veía el tuerto de Zapatero. Optimismo justificado por la relajación de la prima de riesgo, el arreón de la bolsa, la llegada por fin del dinerito del rescate bancario. Un ramillete de buenas noticias, una zanahoria para levantar el ánimo de la vilipendiada tropa, que no llega al ciudadano, acuciado por una tasa de desempleo impropia de un país desarrollado, cuyos dirigentes políticos se niegan a aplicarse el mismo aceite de ricino. No hay para papel higiénico, pero si para coches oficiales, Ipads, móviles de última generación y dietas de primera calidad para unos indocumentados que han esquilmado la hucha de todos. Los grandes del Ibex, antaño los héroes patrios, han tenido que sacrificar el dividendo por imposición de la banca acreedora

Lo que no detectan, por incapacidad manifiesta, es que los tiempos han cambiado. Se acabó aquello de “pagaré mañana”. Entre sesión y sesión del Congreso y del Senado, entre tapita y tapita, no leen que a los grandes de España ya no le fían los bancos. Miren lo que ha pasado este año con Sacyr Vallehermoso, participada por Juan Abelló, colega de monterías del Rey. O con ACS, liderada por los March, por los Albertos y  por Florentino Pérez, ese acomodador de políticos en el Palco, que ahora pide colaboración a la prensa que siempre ha vilependiado. O, más recientemente, FCC, dirigida por una Eshter Koplowitz que ha claudicado a la presión de Bankia y BBVA. Todos, en una cura de humildad sin precedentes, se han quedado sin beneficios y sin dividendos, como antes hizo Banco Popular y hasta la propia Telefónica, a la que también le cortaron el grifo en el exterior.

Esa es la realidad interna y externa de este país que pasará una de las navidades más tristes que se recuerdan. Lo positivo es que, por las buenas o por las malas, el tumor ya ha sido detectado. Falta extirparlo, como han hecho muchas empresas privadas, para sanearse, empezar a crecer  y crear empleo en 2014. Mientras tanto, palos en forma de impuestos y zanahoria. Dicen que es buena para la vista -intuyo que los políticos no la toman-, pero me da que alimenta poco.

Sean felices por Navidad.

El día de Navidad hará un mes que BlackRock, la mayor gestora de capitales del mundo, anunció su intención de lanzar un fondo para financiar el desarrollo de infraestructuras en Europa.  Aunque no precisó el importe del vehículo inversor, un sustituito perfecto para un país con bancos rácanos de crédito, en el mercado se dio por sentado que sería de un tamaño proporcional al dinero que gestiona en la actualidad en todo tipo de productos, 3,67 billones de dólares.