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El párking, la prueba del 9 de la recuperación que pilla en doble fila a las grandes fortunas
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Agustín Marco

A Corazón Abierto

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El párking, la prueba del 9 de la recuperación que pilla en doble fila a las grandes fortunas

España pinta de otra manera. No es que haya que sacar ya la fanfarria para celebrarlo, pero hay que congratularse de que el horizonte se va despejando

España pinta de otra manera. No es que haya que sacar la fanfarria para celebrar que ya se ha acabado la etapa de penuria que va a enterrar a una generación de familias, gracias en gran parte a la contribución de esos pájaros que nunca aprueban en el CIS. Con seis millones de parados, es una imprudencia pensar que la economía real vaya a renacer de la noche a la mañana. Falso.

Pero sin duda hay que congratularse de que el horizonte se va despejando. De que el dinero llega a los activos financieros, con el consecuente aumento de la renta de los ciudadanos por la subida de la bolsa y del valor patrimonial de los fondos, y a los industriales, como ha ocurrido desde agosto hasta aquí. Empresas como Rewlon, Avanza, Everis o Mivisa han pasado a manos de inversores que han puesto encima de la mesa más de 3.000 millones de euros. Y en los cuatro casos los compradores han sido industriales, no private equity que en cinco años venden si todo ha ido bien o en tres si la gestión ha sido un desastre –Panrico, USP, Dinosol, etc..- y le entregan el activo a la banca acreedora.

Qué España empieza a ser atractiva para los grandes fondos y empresas internacionales es una realidad. Certeza que, sin embargo, no debe olvidar que el país y su recuperación está cogida con papel de fumar, del de liar para ser más preciso. Qué el endeudamiento sigue siendo muy alto, especialmente en la Administración, donde no hay ni para pagar los medicamentos, y que eso no se cura en dos días, ni en dos años.

Entre la portuguesa Empark, Proa Capial, el fondo del yerno de Esther Koplowitz, Juan Abelló y Mutua Madrileña han sido algunos de los inversores que han destinado cerca de 1.000 millones a comprar plazas de garage

Y para comprobarlo solo hay que analizar los datos de un sector que siempre se ha considerado un seguro de vida: los parkings. Comprarse una plaza de aparcamiento para alquilarla, como hicieron una gran mayoría de futbolistas famosos, era la inversión que acompañaba siempre a la adquisición de una vivienda o la financiación de una promoción.  Pero la desaparición de la clase media, con un desempleo del 26%, ha echado abajo esa teoría que era válida hasta que nos despertamos con la mayor resaca de crédito que se recuerda.

En los últimos años, varios de los grandes operadores del sector se han lanzado a comprar los parkings que han vendido las desesperadas constructoras, como Acciona, Ferrovial y FCC. Desde la portuguesa Empark, a Proa Capial, el fondo del yerno de Esther Koplowitz, desde Juan Abelló a Mutua Madrileña, han sido algunos de los inversores que han destinado cerca de 1.000 millones a quedarse con plazas de garaje desde mediados de 2009.

Pero el negocio, lejos de ser ese plan de pensiones para cualquier empresario con caja disponible, se ha convertido en un enfermo que tardará en recuperarse. Algunos, como Abelló han conseguido vender algunos de los activos no estratégicos de Saba, la filial que le compraron a Abertis por más de 310 millones, para reequilibrar las cuentas. En la Mutua están desesperados porque no hacen más que preparar ofertas comerciales agresivas, con descuentos muy bruscos, para evitar que los clientes se le vayan. Los números finales son rojos, pérdidas operativas y netas.

Pero la caída de los tráficos han provocado que esta inversión, otrora un seguro de vida, se haya convertido en un dolor de cabeza para grandes fortunas

Como reconocen algunas de estas empresas, si los ciudadanos no utilizan ni el transporte público, como van a coger el coche particular. Esa es la prueba del algodón. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, el número de viajeros del Metro de Madrid ha caído un 9,5% en lo que va de año, lo cual es una auténtica barbaridad desde el punto de vista de un inversor para un activo de infraestructuras. En el resto de España, el transporte metropolitano disminuye un 6,8% de media, descendiendo en todas las ciudades que disponen de él (Barcelona, Bilbao, Madrid, Palma, Sevilla y Valencia), con la excepción de la Ciudad Condal, donde se mantiene.

Por si fuera poco, los autobuses urbanos de la ciudad de Madrid movieron entre enero y agosto un 2,7% menos de viajes, y los de la Comunidad, un 1,9%.  A nivel nacional, el transporte urbano por autobús cayó un 3,2% en agosto, con 95,8 millones de viajeros transportados, y acumula un descenso del 2% en lo que va de ejercicio. Los Cercanias de Renfe, el medio más utilizado para conectar los municipios de la capital, han visto como  lo usan un 2,7% menos de usuarios, enfadados por las subidas abusivas de los precios (más de un 20% en los últimos tres años).

No les extrañe si más pronto que tarde algunas de estas sociedades piden el auxilio de la banca o el rescate de la administración pública –es decir, de todos los españolitos otra vez- para los aparcamientos que son concesiones. Como ha ocurrido en las autopistas de peaje y en varias licitaciones de metro ligero (verdad Villar Mir), socializarán las pérdidas, pero privatizarán las ganancias. Un aviso para que después evaluemos con más tino a estos mangantes de la res pública y para tener muy presente que, pese a la bendita mejoría, tenemos una crisis mal aparcada.

Sean felices

España pinta de otra manera. No es que haya que sacar la fanfarria para celebrar que ya se ha acabado la etapa de penuria que va a enterrar a una generación de familias, gracias en gran parte a la contribución de esos pájaros que nunca aprueban en el CIS. Con seis millones de parados, es una imprudencia pensar que la economía real vaya a renacer de la noche a la mañana. Falso.

Juan Abelló Noticias de FCC Esther Koplowitz