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Igual que Poncio Pilato, el juez del Prestige se lavó las manos
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José M. de la Viña

Apuntes de Enerconomía

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Igual que Poncio Pilato, el juez del Prestige se lavó las manos

No hubo responsables. La culpa volvió a ser del empedrado, aunque en este caso fuese acuático y bien vapuleado en la mar. Han sido todos absueltos.

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No hubo responsables. La culpa volvió a ser del empedrado, aunque en este caso fuese acuático y bien vapuleado en la mar. Han sido todos absueltos. Apenas una condena menor al capitán por desobediencia. ¿Han sido necesarios diez años para colectar tan exigua cosecha?

Como el respetable recordará, el caso del Prestige son dos. Por qué se rompió el barco es el primero. Quien lo hundió, el postrero.

Los verdaderos responsables no se han sentado entre los acusados. Lo más triste es que esta sentencia los exonera y pasa de largo. ¿Qué pasará con la trama Gürtel, el tesorero y el yerno como replique la justicia similar lavatorio de manos?

Aguijoneemos la sentencia por el principio. El buque se rompió. Qué fatalidad. El buque había cargado la mayor parte del fuel en San Petersburgo. Se completó la carga en el puerto de Ventspils, Letonia. Se cargaron 2.150 toneladas más de la cuenta. El buque sobrecalaba 0,30 metros. Consta en el certificado de origen.

El corolario no lo dice la sentencia. Ya hay un primer responsable: las autoridades marítimas de la europea Letonia que despacharon a sabiendas un buque de manera ilegal.

El barco estaba hecho una porquería y eso sí que se podía demostrar a pesar de la presunta actuación fraudulenta de la Sociedad de Clasificación, que como todo buen auditor o sociedad de clasificación de riesgos, siempre sale de rositas

El capitán de 67 años, sometido a medicación, Sintron, había sido intervenido del corazón. Adrizó el barco, lo cual fue un error ya que incrementó la fatiga y los esfuerzos que debía soportar la estructura sobreviviente del buque. ¿Quién hizo el reconocimiento médico periódico a un hombre así? Me imagino que el siguiente paso será que un piloto anciano pueda volar con marcapasos.

Dice la sentencia en la página 165:

“En concreto, nadie sabe con exactitud cuál haya sido la causa de lo ocurrido, ni cuál debiera haber sido la respuesta apropiada a la situación de emergencia creada por la grave avería del Prestige, dicho sea con independencia de las múltiples y a veces curiosas hipótesis que se han sostenido sobre ambos extremos, que se analizarán más adelante.”

Si hubiese habido planes de contingencia y protocolos adecuados se habría sabido y podido dar una respuesta adecuada y rápida al incidente. Si no lo sabía ninguno de los expertos consultados a lo mejor es que no eran los adecuados. Existe metodología y experiencia. Lo único que necesita es aplicarse a cada supuesto y lugar. El accidente del Prestige era de manual. Tenía que haber estado previsto, por su naturaleza y en tal lugar. Por este lado, negligencia flagrante de la Administración diga lo que diga la sentencia. ¿Nadie informó a los jueces cómo se funciona en estos casos en los lugares civilizados?

Página 166:

“Además, pese a haber sido oídos multitud de pareceres técnicos y contrastados multitud de informes periciales, casi todos reconocían que no podían determinar con exactitud las causas de la avería ocurrida en el Prestige y algunos llegaron a sostener que nunca podría saberse.

Bastaría con esta afirmación para agotar un tema que pese a ser tan esencial, no ha sido dilucidado de forma satisfactoria,…”

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En la página 169:

“Desde luego, nadie puede negar el fallo estructural, pero nadie ha podido demostrar dónde se produjo exactamente ni por cuál razón.”

La sentencia hará justicia porque la dicta el juez, no porque la ratifique la razón y la sensatez.

El no saber exactamente en qué mamparo, vagra, bulárcama, varenga, palmejar, cartela, corbata, longitudinal o lo que sea comenzó a fallar el buque no significa que no se puedan conocer sus causas y responsables. Pudo ser cualquier elemento, qué más da. El barco estaba hecho una porquería y eso sí que se podía demostrar a pesar de la presunta actuación fraudulenta de la Sociedad de Clasificación, la encargada de aprobar el estado de la estructura del barco, que como todo buen auditor o sociedad de clasificación de riesgos, siempre sale de rositas de todo roto que generan.

Si pasó los controles y las reparaciones no eran las adecuadas es que los certificados se aprobaron de manera fraudulenta. El barco navegaba como podía… hasta que se hundió

Declama la sentencia en la página 183:

“Según la COMISION PERMANENTE DE INVESTIGACION DE SINIESTROS MARÍTIMOS del Ministerio de Fomento LA CAUSA DETERMINANTE DEL ACCIDENTE fue un fallo estructural en la zona de los tanques de lastre n° 2 (popa) y 3, ambos deestribor, consistente en la pérdida de resistencia local debida a una deformación, desprendimiento o fractura de los refuerzos longitudinales del costado, lo que provocaría la pérdida de rigidez en las planchas del mismo y la consecuente deformación de éstas, por lo que se pudo producir una abertura de gran tamaño e incluso un desprendimiento de dichas planchas.”

¿Se necesita más contundencia? Continúa:

Según el INFORME DE FOMENTO SOBRE EL ACCIDENTE, se reconoce que el buque pasó todos los controles y pese a ello se produjo el accidente, asegurando en concreto Francisco Javier del Moral Hernández que la corrosión del buque era evidente para cualquiera y las reparaciones fueron infradimensionadas en estribor, de manera que la situación al salir de Rusia era crítica y así la maniobra de lastrar para adrizar fue gravemente imprudente. Por su parte y con relación al informe del Ministerio de Fomento, David Alonso Mencía Alvarez, especialista en máquinas y Francisco Alonso Lorenzo, ingeniero naval, informaron que al fallar una válvula, el motor funciona en modo manual. Esta avería del Prestige duró cinco meses y es irracional porque el sistema es de emergencia y está diseñado para traer el barco a puerto, no para navegar.”

No todos los “expertos” son iguales ni todos los sabios lo son. Sin embargo, la Comisión aludida es de una gran profesionalidad, experta de verdad y la oficial del Gobierno Español. A pesar de la coyuntura patria hay cosas que todavía funcionan con honestidad y eficacia hasta que algún político se entere y se la cargue.

¿No lo dice en castellano recio? ¿Vale lo mismo su opinión para los jueces que la de cualquier cantamañanas por mucho que se denomine experto? Si pasó los controles y las reparaciones no eran las adecuadas es que los certificados se aprobaron de manera fraudulenta. El barco navegaba como podía… hasta que se hundió.

Dice la página 170:

“Es verdad que un capitán anterior del mismo buque insistió en juicio y en fase de instrucción que tales condiciones carenciales eran obvias y que advirtió de ello a la empresa titular del Prestige mediante un fax, aunque no ha explicado satisfactoriamente por qué su informe no tuvo un formato más oficial o por qué no anotó las deficiencias en los libros de navegación y documentación oficial de la nave.

Es posible que su percepción fuese correcta y que eso se confirme con lo ocurrido, pero, de un lado no se entiende como no trató de evidenciar correcta y formalmente su criterio, ni como la navegación del buque fue normal durante un periodo bastante dilatado”.

Angelitos míos, en qué mundo idílico viven. El buenismo feneció. ¿Se consideran ustedes jueces perspicaces? Deduzcan por qué no lo evidenció. ¿Todavía no se han enterado de que el armador era un pirata? Bastante hizo el tal capitán. ¿No saben ustedes interpretar nada? Claro, son funcionarios. Su sueldo y su puesto de trabajo no corre peligro aunque metan la pata. Cosas que por ahí no pasan. Es necesario amarrarse lo machos a menudo y taparse las narices para poder mantener a la familia y llevar un salario digno al hogar.

Tal chatarra era una gasolinera flotante dedicada a hacer la competencia desleal a empresas honradas y serias. Ejemplo de dumping humano y medioambiental, esta vez en Gibraltar

Diferente mención que apunta a lo mismo (pág. 184):

“Según el INFORME DE HOLLAND & KNIGHT, defendido en juicio por Charles R. Cushing, el PRESTIGE no cumplió los estándares a que se atiene la entidad ABS porque la misma ABS no reconoció adecuadamente el buque ni aplicó correctamente sus propias reglas, falseando los certificados de la nave, y fue enormemente negligente en llevar a cabo su trabajo e inducir así al público, temerariamente, a creer que el PRESTIGE cumplía esos estándares, ya que la corrosión era mucha e inaceptable y algunas mediciones han sido manipuladas (Sobrescritas)”.

Otro informe dice que los controles del buque pudieron ser fraudulentos. En otro lugar se constata que el Prestige no pasó el llamado vetting de las empresas Repsol y BP, el control de calidad interno entre petrolíferas para asegurarse de que ningún barco subestándar se les cuela en sus instalaciones. Lo cual indica que tal barco no estaba autorizado a descargar en España ni en ningún lugar europeo serio y decente. Evidentemente, Gibraltar, el destino del barco, no entra en tal categoría.

La conclusión de la sentencia, sin embargo, parece lógica por pura carambola al limitar la responsabilidad de los imputados en este asunto. Desgraciadamente muchas consideraciones que acompañan a la decisión causan hilaridad (p193):

“Reducida así la imputación a que fueron imprudentes por arriesgarse a navegar en un buque inseguro y abocado al hundimiento, parece imposible sostener lógicamente tal imputación porque nadie ha demostrado que conociesen el estado real del buque en cuanto a los defectos de conservación que causaron su hundimiento.”

Estoy convencido que el capitán sí sabía el estado del buque igual que lo sabía el capitán anterior como ya se vio. El DGMM probablemente no. Eso es negligencia europea porque no es tan difícil llevar un registro adecuado de barcos pirata o subestándar y tomar medidas contra ellos en la mar o en puerto.

Respecto al paseíto hasta el hundimiento hay también mucho que hablar. Ni siquiera se ha sentado en el banquillo quien se tenía que sentar, aunque hubiese salido inocente.

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Un último chascarrillo para dulcificar este ladrillo:

Se menciona que el actual Director General de la Guardia Civil, Arsenio Miguel Fernández de Mesa Díaz del Río, a la sazón Delegado del Gobierno, “desempeñó una tarea de difusión difusa y confusa…

Tal chatarra era una gasolinera flotante dedicada a hacer la competencia desleal a empresas honradas y serias. Ejemplo de dumping humano y medioambiental, esta vez en Gibraltar, la almorrana de Europa hasta que aplique las mismas leyes que los demás, hasta el día en que se quite el parche negro del ojo.

Finaliza este picoteo argumental. Queda mucha tela por cortar en una sentencia inconexa, deslucida y decepcionante. Pudo haber hecho historia y marcado jurisprudencia que evitara que estas cosas volvieran a pasar. Otra chapuza más.

Marca el camino a seguir al que sabe que en España la justicia garantiza impunidad a los criminales, los cuales, como en este caso, ni siquiera se han sentado en el banquillo. Por si alguien lo dudaba, el desaguisado lo pagarán, como siempre, los de siempre. En eso consiste la justicia en España.

No hubo responsables. La culpa volvió a ser del empedrado, aunque en este caso fuese acuático y bien vapuleado en la mar. Han sido todos absueltos. Apenas una condena menor al capitán por desobediencia. ¿Han sido necesarios diez años para colectar tan exigua cosecha?

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