Es noticia
Motivos para recuperar la ilusión
  1. Economía
  2. Basado en la Evidencia
Juan Astorqui

Basado en la Evidencia

Por

Motivos para recuperar la ilusión

Es evidente que todas las crisis llevan aparejadas un elemento sicológico que las hace especialmente profundas: la desmoralización. Los sociólogos, los politólogos y todos los logos

Es evidente que todas las crisis llevan aparejadas un elemento sicológico que las hace especialmente profundas: la desmoralización. Los sociólogos, los politólogos y todos los logos habidos y por haber (y entre ellos estamos nosotros, los periodistas) afirman con profunda convicción que la recuperación de la ilusión es tarea del presidente y de los ministros del gobierno de turno. Y ellos, a pesar de todas las lecciones de sus expertos en comunicación y de su esfuerzo por disimular su desmoralización, se concentran en lanzar mensajes vacíos; eso sí, cargados de una sospecha convicción en las formas.

Hechos ya todos los análisis sobre la crisis del 2008-2012 y conseguido el efecto paralizante habitual por la abundancia de análisis, llega el momento de destacar los motivos para la ilusión. Eso sí, basados en la evidencia, en los datos.

Necesitamos y tenemos titulares como estos: LA INVERSIÓN EXTRANJERA EN ESPAÑA SE INCREMENTA EN UN 18,4% DURANTE 2011. Y subtítulos como este: Las empresas extranjeras incrementarán su inversión en 2012.

La confianza de los inversores extranjeros 2011 es de 28.415 millones, de los de verdad. Los perfeccionistas, que últimamente abundan y lo cuestionan todo, pueden estar pensando en la desinversión. Cierto, se desinvirtió por valor de 3.638 millones, aun así, el porcentaje de incremento supera el 18%.

Las exportaciones van como un tiro, la competitividad de la empresa española mejora rápida y sustancialmente y las inversiones extranjeras crecen. Pero, ni el Gobierno lo cacarea con fuerza, ni los medios lo compran, porque entienden que venden más las malas noticias. ¿Venden más? ¿Seguro?

Es muy llamativo que las empresas extranjeras (inglesas en un 30%, francesas en un 21,5%) vengan a invertir en España, mientras todos nosotros lloramos y desconfiamos de nuestro sector productivo. Y los que invierten no son, precisamente, unos suicidas. Dos ejemplos: IPIC, el fondo soberano de Abu Dhabi, puso encima de la mesa 3.966 millones en 2011 (trescientos millones más que el total de la desinversión en un sólo movimiento) y el mayor banco chino, ICBC, abrió operaciones en enero del año pasado. Son sólo dos ejemplos, pero ilustran. Algo habrán visto

Y 2012 apunta en la misma línea de incremento. Un estudio de IESE e Invest in Spain asegura que un 37% de las empresas extranjeras encuestadas incrementarán su inversión este año. Eso supone un 10% más sobre la misma encuesta del año anterior. El mismo estudio asegura que las empresas ven en 2012 una mejora en su facturación, en sus contrataciones y en sus exportaciones.

Otro titular para la ilusión: NUESTRAS EXPORTACIONES, EN RECORD HISTÓRICO.

Exportamos por valor de 214.486 millones en 2011, un 15,4%. En este mismo diario, Ignacio de la Torre, calificaba estos datos de “enorme heroicidad” -pero nadie destaca la historia de los héroes- y apuntaba las causas que hacen posible este fenómeno: los costes laborales bajan, la productividad sube y trabajamos más horas que nadie en Europa. Es evidente que las medidas del Gobierno están dando sus frutos.

Las exportaciones van como un tiro, la competitividad de la empresa española mejora rápida y sustancialmente y las inversiones extranjeras crecen y crecerán en 2012. Pero, ni el Gobierno -que debería asociarlo al éxito de sus medidas- lo cacarea con fuerza, ni los medios lo compran, porque entienden que venden más las malas noticias. ¿Venden más? ¿Seguro?

En El Confidencial leíamos el pasado día 20 que la imagen de marca de España se mantiene en quinta posición en la lista de países del G8 y que nuestro ancestral derrotismo está muy alejado de la realidad percibida de nuestro país por otros.

Hay motivos basados en la evidencia para la ilusión, para luchar contra la desmoralización y recuperar la esperanza. Ahora, “¡vas y lo cuentas!”.

*Juan Astorqui, Corporate Finance Burson-Marsteller

Es evidente que todas las crisis llevan aparejadas un elemento sicológico que las hace especialmente profundas: la desmoralización. Los sociólogos, los politólogos y todos los logos habidos y por haber (y entre ellos estamos nosotros, los periodistas) afirman con profunda convicción que la recuperación de la ilusión es tarea del presidente y de los ministros del gobierno de turno. Y ellos, a pesar de todas las lecciones de sus expertos en comunicación y de su esfuerzo por disimular su desmoralización, se concentran en lanzar mensajes vacíos; eso sí, cargados de una sospecha convicción en las formas.