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Juan Manuel López-Zafra

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La enfermedad autoinmune

La demografía es una de las principales restricciones, si no la principal, con las que cuenta la política económica de los gobernantes

Foto: Un grupo de personas mayores juega a las cartas. (EFE)
Un grupo de personas mayores juega a las cartas. (EFE)

The story of Detroit's bankruptcy was simple enough: Allow capitalism to grow the city, campaign against income inequality, tax the job creators until they flee, increase government spending in order to boost employment, promise generous pension plans to keep people voting for failure. Rinse, wash and repeat.

Ben Shapiro

La demografía es una de las principales restricciones, si no la principal, con las que cuenta la política económica de los gobernantes. Si no hay gente sobre la que cobrar impuestos, difícilmente ningún político podrá prometer nada a sus potenciales votantes.

Proyecciones de la esperanza de vida al nacer (arriba) y a los 65 años (debajo). Fuente: Proyecciones de la población española 2014-2064, INE. Octubre de 2014.

NOTA 1: todos los gráficos provendrán de esta fuente de no señalarse lo contrario.

NOTA 2: se han añadido las cifras que aparecen sobre los gráficos para facilitar la comprensión.

Las gráficas anteriores son muy significativas de cuáles son las previsiones que todos debemos manejar. Obviamente son conocidas por todos los representantes públicos, pues provienen del Instituto Nacional de Estadística, organismo autónomo del Estado que tiene encomendada entre otras la tarea de elaborar y publicar las estadísticas sobre demografía. Esto supone que no es posible que nadie que quiera conocer cómo evolucionará la población española pueda afirmar que “no lo sabía”, pues las estadísticas son oficiales, públicas y de publicación obligatoria.

De acuerdo con los tres gráficos anteriores, la población española perderá uno de cada ocho efectivos en los próximos 50 años; es decir, si hoy contamos con 46,5 millones de españoles (cifra cercana al máximo que se dio en 2013), en 2064 seremos alrededor de seis millones menos. Al mismo tiempo, la esperanza de vida al nacer se incrementará en 11 años para los hombres y en nueve para las mujeres, pasando de los 80 actuales a los 91 para ellos y de los 85 a los 94 para ellas. Y, al mismo tiempo, los años que una persona de 65 puede esperar vivir pasarán de los 19 actuales a los más de 27 para los hombres, y de los 23 actuales a los casi 31 para las mujeres. Es decir, y es sencillo de entender, cada vez seremos menos pero viviremos cada vez más.

Esta característica de envejecimiento de la población no es nueva, ni sorprendente, ni exclusiva de España, sino común a todas las sociedades avanzadas. Y por supuesto que en esta columna he hablado de esta cuestión en numerosas ocasiones, como aquí, aquí, aquí, o también aquí, artículo en el que comentaba la última reforma del sistema de pensiones y los famosos factores de equidad intergeneracional y de revalorización anual, que como señalaba entonces no hacían sino retrasar lo inevitable, por mucho que la voluntad de los expertos fuese otra.

Puede alguien señalar que las cifras anteriores no contemplan la inmigración, y se equivocaría, pues las cifras proyectadas de población tienen en cuenta el saldo migratorio, que en todo caso no superaría en ningún caso las 87.000 personas netas de incremento en ninguno de los años de la serie proyectada. Solo una política decidida de apertura de fronteras (no contemplada por el INE, como es normal, pero reclamada por mí el pasado septiembre) podría modificar esta situación.

Como muestra la evolución proyectada de la pirámide poblacional (algún día nuestros hijos preguntarán por qué se le llama 'pirámide' a esta figura, como hoy preguntan qué es un videocasete o un disquete), la base es cada vez más estrecha (cada vez menos jóvenes) frente a partes superiores cada vez más nutridas (cada vez más población mayor).

Si hoy existe un octogenario por cada 17 personas, en 2029 la proporción pasará a uno por cada 12 y a más de uno por cada cinco en 2064. En menos de 50 años, 22 de cada 100 españoles tendrán más de 80 años.

Pero donde realmente debería dirigirse la preocupación de todos, y en particular de los representantes políticos que gestionan nuestros impuestos y toman decisiones que afectan a la vida de todos, es en la denominada tasa de dependencia, esto es, en la proporción de la población que no trabaja (y por tanto no cotiza) no por voluntad ni por problemas laborales sino por imperativo legal. Se trata de quienes tienen menos de 16 años (edad mínima de acceso al mercado laboral, estando prohibido trabajar antes) y más de 64 (siendo los 65 la edad tomada como referencia por ser la histórica de jubilación, aunque esté aumentando progresivamente).

Evidentemente se trata de una cifra teórica que indica un máximo, pues incluye como “potencialmente activos” a desempleados, enfermos y a quienes estudian después de los 16 años o incluso no desean trabajar. Cada persona en cualquiera de estos grupos (y el primero es actualmente, por desgracia, muy numeroso) forma parte de quienes deberían soportar la carga de los dependientes, aunque no estén cotizando y supongan por tanto carga adicional para quienes sí trabajan.

Proporción de dependientes por cada 100 españoles entre 2010 y 2064. Fuente: elaboración propia a partir de INE (op. cit, 2014).

Esto, lo que significa es que cada vez menos personas en edad de trabajar tendrán que 'soportar' sobre sus espaldas a cada vez más que, encima, vivirán una cantidad de años cada vez mayor. Esta mayor esperanza de vida de cada vez más gente es motivo de enorme satisfacción pero al mismo tiempo de gran preocupación para el sostenimiento de las cuentas públicas.

Se viene hablando estos días del plan económico que el PSOE presentará oficialmente este próximo jueves. Entre las medidas estrella presentadas el martes por la responsable del programa electoral y número dos de la lista por Madrid, Meritxell Batet, destacan el impuesto para financiar las pensiones, el salario mínimo interprofesional (SMI) de 1.000 euros, la introducción de las becas como “derecho de los ciudadanos” o la ampliación de la educación obligatoria hasta los 18 años. No se trataría de un programa electoral sino de "un proyecto de país y de Gobierno, de largo alcance, que va más allá de los cuatro años de una legislatura", “progresista y socialdemócrata”, en palabras de la propia responsable.

No indicó la señora Batet los costes de tales propuestas, como suele ocurrir, pero sí señaló la vía fundamental de financiación, que no proviene de la sustitución de costes actuales considerados quizá menos importantes por esta formación sino por nuevos gravámenes que pesarán, como siempre, sobre los trabajadores. Es decir, con el ánimo de ampliar y profundizar en los “derechos sociales”, la socialdemocracia y el Estado del bienestar, el Partido Socialista propone cargar con nuevos impuestos a una población de trabajadores cada vez menor en número (tanto por las cuestiones demográficas que acabamos de señalar como por el hecho de retrasar la edad de acceso al mercado laboral hasta los 18 años) que ha de soportar una carga cada vez mayor. No cabe duda de que la socialdemocracia es la auténtica enfermedad autoinmune del Estado del bienestar, pues buscando su defensa lo agrede, lo mina y lo destruye.

The story of Detroit's bankruptcy was simple enough: Allow capitalism to grow the city, campaign against income inequality, tax the job creators until they flee, increase government spending in order to boost employment, promise generous pension plans to keep people voting for failure. Rinse, wash and repeat.

Esperanza de vida SMI Estado del bienestar