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El Concilio de El Corte Inglés, de la troika a la ‘perestroika’
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José Antonio Navas

Capital sin Reservas

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José Antonio Navas

El Concilio de El Corte Inglés, de la troika a la ‘perestroika’

El gigante de la distribución camina apoyado en una sindicatura accionarial entre Cartera IASA, sociedad de las herederas de Isidoro Álvarez, y la Fundación Areces. Ambas suman el 60% del capital

Foto: Las hijas de Isidoro Álvarez, Marta y Cristina. (Foto: Enrique Villarino)
Las hijas de Isidoro Álvarez, Marta y Cristina. (Foto: Enrique Villarino)

Cuando el próximo mes de agosto Cristina Álvarez Guil acompañe a su hermana Marta como vocal por derecho propio en el consejo de administración de El Corte Inglés, la empresa que mejor vertebra la marca España en todo el territorio nacional podrá presumir de liderar una de las clasificaciones más honorables del gobierno corporativo en nuestro país. El emblemático grupo de distribución dispondrá entonces de hasta cuatro mujeres en su principal órgano de gobierno, donde ya figuran Carlota Areces y Paloma García Peña como representantes de los antiguos precursores de la casa, Ramón Areces y su tío César Rodríguez. La cuota femenina ampliará en este caso su rango a un 40% del total de consejeros, un registro que ni de largo alcanzan las más coquetas sociedades cotizadas que pueblan el Ibex 35.

Además de un ejemplo a seguir, la incorporación de las dos hijas de Isidoro Álvarez en los puestos de mando y control del gran trasatlántico comercial supone un punto claro de inflexión dentro del proceso de cambio interno que el antiguo y añorado presidente había orquestado al milímetro poco antes de morir el pasado mes de septiembre. La entrada de Manuel Pizarro como vicepresidente frustrado y luego reconvertido en consejero raso era la seña de identidad más evidente de una reestructuración a fondo, cuyos detalles íntimos guarda celosamente el actual secretario y responsable jurídico de la entidad, Antonio Hernández-Gil. A partir de ahora, el actual presidente, Dimas Gimeno, tendrá que hacer valer la voluntad de su tío de común acuerdo con la vieja guardia de altos ejecutivos que actúan como exégetas y depositarios del verdadero poder legado en El Corte Inglés.

La vieja guardia directiva ha hecho valer sus poderes ante Gimeno para asegurar una transición ordenada

La nomenclatura que ahora maneja la empresa se establece a partir de una lista corta, pero muy recia, de acreditados dirigentes con enorme experiencia profesional y no menor ascendiente dentro del organigrama funcional. Florencio Lasaga, Calos Martínez Echevarría y Juan Hermoso aportan muchos años y quilates en el modelo particular de gobernanza que ha presidido la evolución de El Corte Inglés en las tres últimas décadas y son ellos los que van a proponer y disponer el diseño de una singular reestructuración dentro de una compañía fundada antes de la guerra. La recuperación de los niveles de consumo interno a raíz de la última campaña navideña y la mejora del poder adquisitivo de las familias en 2015 hacen presagiar el comienzo de una etapa primaveral que es indispensable para impulsar con viento de cola el pacto generacional de una institución legendaria pero peligrosamente atravesada en el túnel del tiempo.

El sentido común y la geografía, como ingredientes básicos de la buena gestión que invocaba el mítico Ramón Areces, tendrán que ser adobados con sistemas mucho más complejos y adaptados a las imposiciones de una competencia feroz. El Corte Inglés tiene que asumir una cura de eso que la nueva edición del Diccionario de la Lengua España define como resiliencia y que no es sino la capacidad para afrontar y superar las situaciones límite. La muerte de Isidoro Álvarez ha supuesto un golpe muy duro, una sacudida demasiado fuerte que impide al gigante español de la distribución quedarse clavado en el intento. Ahora o nunca, es la consigna que predomina en los cuarteles generales de la calle Hermosilla y la que, a fin de cuentas, resume también la última voluntad del finado que conocían de antemano todos sus deudos.

El secretario de Estado que pudo reinar

La renovación planteada por el anterior presidente era un secreto a voces dentro de la casa desde el día en que Isidoro Álvarez puso sus ojos en el actual secretario de Estados de Economía, Íñigo Fernández de Mesa, yerno de otro directivo histórico de El Corte Inglés como fue Juan Manuel de Mingo, fallecido en julio de 2013. El actual número dos del Ministerio de Economía no quiso dejar en la estacada a su amigo Luis de Guindos y el patrón vitalicio recurrió entonces a Manuel Pizarro como alternativa para arropar a Dimas Gimeno y a sus hijas en el relevo natural que más pronto que tarde debería hacerse efectivo en el seno de la compañía. La vieja guardia estaba abocada a ceder el paso de buenas a primeras en un proceso obligado por razones estrictamente vegetativas pero sobre el que nadie se atrevía a rechistar.

Florencio Lasaga se perfila como presidente de la Fundación Areces con el apoyo de Martínez Echevarría

La muerte del último emperador ha cambiado el panorama y ahora todos han decidido que lo primero es evitar traumas que puedan abrir grietas en los cimientos de la empresa. El Corte Inglés es gobernado en estos momentos bajo los auspicios de una sindicatura que garantiza por un periodo de diez años el pacto accionarial entre Cartera IASA, la sociedad familiar de Isidoro Álvarez, y la Fundación Areces. La primera entidad otorga a Marta y Cristina Álvarez un 24% del capital en tanto que la segunda, con un 36% de las acciones, permanece bajo la custodia de un patronato en el que los directivos con más rancio abolengo tienen todavía mucho que decir. No en vano, Carlos Martínez Echevarría es el albacea testamentario del fallecido presidente y Florencio Lasaga el mejor colocado para presidir la Fundación Areces a la vuelta de unos meses. Ellos dos junto a Dimas Gimeno componen el núcleo duro que gestiona el acuerdo de sindicación patrimonial, un triunvirato encargado de evitar la caída del imperio heredado en un momento de especial barbarie y frenesí sectorial.

El concilio de El Corte Inglés será refrendado en el acta de la próxima junta general de accionistas, allá para finales de agosto. Entonces serán promulgados los principios de la nueva doctrina de la fe que ha de combinar las antiguas esencias con un modelo de gestión adaptado a los nuevos tiempos. La solución pasa por dejar que los mayores actúen como consejo de notables ejerciendo el control institucional mientras se apartan progresivamente de la primera línea ejecutiva. Una división de poderes en la que falta por ver si alguna de las hijas de Isidoro Álvarez entra también en la Fundación Areces. En cualquier caso una solución muy ecuménica con una troika de gobierno mancomunado encargada de manejar los tiempos de lo que se puede entender como laverdadera ‘perestroika’ de El Corte Inglés.

Cuando el próximo mes de agosto Cristina Álvarez Guil acompañe a su hermana Marta como vocal por derecho propio en el consejo de administración de El Corte Inglés, la empresa que mejor vertebra la marca España en todo el territorio nacional podrá presumir de liderar una de las clasificaciones más honorables del gobierno corporativo en nuestro país. El emblemático grupo de distribución dispondrá entonces de hasta cuatro mujeres en su principal órgano de gobierno, donde ya figuran Carlota Areces y Paloma García Peña como representantes de los antiguos precursores de la casa, Ramón Areces y su tío César Rodríguez. La cuota femenina ampliará en este caso su rango a un 40% del total de consejeros, un registro que ni de largo alcanzan las más coquetas sociedades cotizadas que pueblan el Ibex 35.

Dimas Gimeno Manuel Pizarro Íñigo Fernández de Mesa Luis de Guindos Fundación Ramón Areces