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Con Franco la economía iba mejor, con perdón
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Roberto Centeno

El Disparate Económico

Por
Roberto Centeno

Con Franco la economía iba mejor, con perdón

Analizando la recesión en que se encuentra nuestra economía -recesión porque el PIB real lleva cinco trimestres consecutivos bajando, y desde abril con tasas negativas del

Analizando la recesión en que se encuentra nuestra economía -recesión porque el PIB real lleva cinco trimestres consecutivos bajando, y desde abril con tasas negativas del orden del -0,4%- así como los mecanismos que podrían contribuir a sacarnos de ella, uno se encuentra con auténticas sorpresas. Y no me refiero al hecho obvio de que nos encontramos ante una recesión de tipo estructural (una L) similar a la japonesa de 1992, consecuencia del agotamiento de un modelo de crecimiento tercermundista, para el que ni tenemos recambios ni herramientas para combatirlo. Sólo los tipos de cambio y de interés podrían ayudarnos, pero nuestra pertenencia al euro, la gran fuente de crecimiento de los últimos diez años, se ha convertido hoy, parafraseando a Keynes, en un auténtico dogal de oro para nuestra economía.

Pero dejando al margen una recesión que durará años, con lo que me he encontrado es con un hecho realmente sorprendente. Nuestro grado de convergencia real con las economías centrales europeas, es decir, el PIB per cápita de España en porcentaje del PIB medio de la otrora Comunidad Económica Europea ( CEE), es hoy inferior al conseguido en 1975 por el último gobierno del general Franco. No me negarán ustedes que la cosa no tiene mucha guasa. Particularmente, para un gobierno izquierdista radical que no ha parado de sacar pecho diciendo que éramos la envídia del mundo y que jugábamos en la champions league. Ahora resulta que si hacemos cálculos, ni siquiera hemos conseguido superar el nivel de convergencia real alcanzado hace 32 años.

Dicho esto, lo primero que tengo que aclarar es que esto no es un juicio de valor, y mucho menos político. Esto son matemáticas y cualquiera puede comprobarlo. Y lo segundo, es cuantificar lo afirmado. La Fundación de Cajas de Ahorro ha venido publicando hace años un gráfico muy ilustrativo de la evolución de la convergencia real de la economía española con la europea. Los hechos más relevantes son el crecimiento espectacular de nuestra economía durante los años 60 y primeros 70, tanto en términos absolutos como relativos, que elevaron nuestro grado de convergencia desde un 58,3% en 1959, al 81,4% en 1975. A partir de entonces, como consecuencia del desastre económico y político de la Transición, éste nivel de convergencia se derrumbaría hasta el 70,8 % en 1985, momento en que se produce la integración en la CEE. Desde ese momento, la convergencia empieza a recuperarse hasta 2005, pero tan lentamente que en 2006 el grado respecto a los nueve países (1) que en 1975 constituían la CEE es inferior al de entonces, un 79, 5%.

Estos datos dejarán sin duda boquiabierto a más de uno. Primero, porque la convergencia máxima jamás alcanzada la consigue el último gobierno de Franco. Y después, porque estos falsarios que nos gobiernan han hecho bandera de nuestro “excelente” comportamiento económico y nos están contando por activa y por pasiva cómo crece nuestro PIB per cápita en términos absolutos y relativos a Europa, algo rotundamente falso, porque nuestra renta per cápita empezó a caer a partir de 2006 (-0,3%).

El engaño está en la realización de comparaciones heterogéneas, dado que se incluyen países más pobres que bajan extraordinariamente la media. Primero se sustituye la comparación de la CEE-9 por la UE-15, que incluye dos países más pobres que España; luego, por la UE-25, que incluye diez países pobrísimos; y ahora, por la UE-27, donde Rumanía y Bulgaria tienen una renta per cápita que es un 30% de la media, lo que ha permitido afirmar a éstos demagogos que España ha superado ya la media europea, con un par.

Y la cuesta abajo se ha ido pronunciando. En 2007, con un millón de inmigrantes más con tarjeta de residencia, nuestro crecimiento per cápita será un 0,9% inferior a la media de la UE-25, aunque el INE nos estafe "as usual", en éste caso no empadronando a más de 600.000 extranjeros con tarjeta, fundamentalmente europeos, mientras los “sin papeles”, del orden del millón y que elevan el PIB absoluto, simplemente no existen. Y en años próximos, con nuestro crecimiento en caída libre, ya ni les cuento, por mucho comisario político que controle las estadísticas.

Y termino con dos hechos relacionados. El primero es el océano de injusticia en el reparto de la renta y la riqueza creadas. En 1975, el 54% del PIB correspondía a las rentas salariales, frente al 46,4% de 2006 y a una estimación del 45,1% para 2007, donde los empresarios se han apropiado del incremento total de la productividad, lo que nos convierte en el país de la UE con mayor grado de iniquidad distributiva. Y el segundo, que España e Irlanda tenían en 1975 la misma renta pér capita, 10.000 euros. 32 años después Irlanda tiene el doble que España. Razones: la mala gestión económica y el desastre del Estado de la Autonomías, cuatro veces más caro que uno centralizado y fuente del mayor grado de despilfarro y corrupción de toda la historia de España. Somos más ricos en cifras absolutas, por supuesto, pues todo el mundo ha crecido, pero ni de lejos lo que debiéramos. Eso sí, estamos a la cabeza de la injusticia social europea.

(*) Catedrático de Economía de la Escuela de Minas de la UPM

(1) Alemania, Francia, Italia, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Gran Bretaña, Irlanda y Dinamarca.

Analizando la recesión en que se encuentra nuestra economía -recesión porque el PIB real lleva cinco trimestres consecutivos bajando, y desde abril con tasas negativas del orden del -0,4%- así como los mecanismos que podrían contribuir a sacarnos de ella, uno se encuentra con auténticas sorpresas. Y no me refiero al hecho obvio de que nos encontramos ante una recesión de tipo estructural (una L) similar a la japonesa de 1992, consecuencia del agotamiento de un modelo de crecimiento tercermundista, para el que ni tenemos recambios ni herramientas para combatirlo. Sólo los tipos de cambio y de interés podrían ayudarnos, pero nuestra pertenencia al euro, la gran fuente de crecimiento de los últimos diez años, se ha convertido hoy, parafraseando a Keynes, en un auténtico dogal de oro para nuestra economía.

PIB Convergència Democràtica de Catalunya (CDC)