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Un insulto inaceptable: la economía "con alma"
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Roberto Centeno

El Disparate Económico

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Roberto Centeno

Un insulto inaceptable: la economía "con alma"

No se puede defender la idea de un profundo sentido social cuando nos ha situado como el país de Europa con la más injusta distribución de la renta y la riqueza

Foto: Rajoy en un acto del PP con jóvenes celebrado en Toledo. (EFE)
Rajoy en un acto del PP con jóvenes celebrado en Toledo. (EFE)

Siete de cada 10 españoles se consideran perjudicados por la gestión de Rajoy. Y es que su discurso económico, que garantiza que ya hemos salido de la crisis y somos un referente mundial de éxito, igual que Zapatero cuando afirmaba que jugábamos en la Champions League, es de una falsedad pasmosa. Con todo a su favor -tipos de interés cero, petróleo hundido y financiación ilimitada-, Mariano Rajoy deja a España con la mayor deuda pública y exterior de la historia, con la más alta fiscalidad sobre las familias de toda la OCDE, con un sistema de pensiones quebrado y con una reforma del mercado de trabajo que ha dado lugar a una degradación laboral sin precedentes, con el precariado y el 'seiscientoseurismo' como pilares esenciales de la política de empleo de este Gobierno.

Que en estas condiciones se pretenda vender como excelente el desgobierno de Rajoy es un insulto a la inteligencia. Pero que Jorge Moragas y cuatro amiguetes, a los que ha nombrado vicesecretarios con el encargo de resucitar el cadáver político que es ya Mariano Rajoy, pretendan vender ahora que se ha gestionado la economía "con alma" supone un discurso tan delirante que raya en la insania. No se puede defender la idea de un profundo sentido social cuando nos ha situado como el país de Europa con la más injusta distribución de la renta y la riqueza, con la mayor caída del poder adquisitivo de los salarios en 70 años, agravada por una subida récord de los impuestos indirectos, y donde uno de cada tres jóvenes vive en riesgo de exclusión social. Y es que en Moncloa están convencidos de que los españoles somos imbéciles.

La herencia económica de Rajoy

El hecho de valorar la herencia económica de Rajoy, auténticamente desastrosa para la gran mayoría de los españoles actuales y futuros, no requiere de juicios de valor sino de cifras, por lo que a continuación expongo puras matemáticas, algo que deja muy poco margen a la duda y a lo que nos espera. La primera cifra para valorar la gestión económica de un Gobierno es calcular la riqueza creada o destruida durante el periodo que ha durado su legislatura. Y Rajoy lo tenía muy fácil, ya que mejorar la gestión de un tonto solemne rodeado de los ministros económicos más ineptos de los que se tiene memoria y de un gobernador del Banco de España que no cumplió con ninguna de sus obligaciones esenciales era pan comido.

Pero Rajoy nos sorprendería a todos; no solo no la mejoraría, sino que agravaría todos los fundamentos de una situación considerada como imposible de empeorar. Si el PIB a precios de mercado o total de riqueza creada en 2011, último año del indigente mental, ascendió a 1.070 billones de euros, en 2012 fue 28.000 millones inferior; en 2013, 39.000 millones menos; en 2014, otros 29.000 millones menos que en 2011 y, finalmente en 2015, 3.000 millones más. En total, y respecto a lo que hubiera sucedido de haberse mantenido el mismo PIB a precios del mercado que en 2011, la riqueza destruida por Rajoy durante su mandato equivale a 93.000 millones de euros.

Durante los tres primeros años de gobierno de Rajoy las rentas salariales disminuyeron en 126.000 millones de euros respecto al nivel de 2011

Pero el tema es mucho peor cuando analizamos la estructura del PIB desde el punto de vista de las rentas recibidas. La remuneración de los asalariados, según las últimas cifras corregidas de la contabilidad nacional publicadas el pasado septiembre, disminuyó en 32.000 millones de euros en 2012, en 54.000 en 2013 frente a 2011 y en 40.000 en 2014. Es decir, durante los tres primeros años de gobierno de Rajoy las rentas salariales disminuyeron en 126.000 millones de euros respecto a lo que hubiera ocurrido de haberse mantenido el nivel de 2011. El excedente bruto de explotación se mantuvo más o menos igual y los impuestos sobre la producción se incrementaron en 28.000 millones. Que ante esta realidad hablen de economía “con alma”, es un insulto a los 14,7 millones de asalariados.

Pueden decir: vale, al principio fue mal pero ahora gracias a nuestra sabiduría hemos entrado en el sendero de la recuperación. Otra falsedad absoluta coreada por medios y analistas que no analizan o atados al pesebre, porque la situación de 2015 es excepcional por el gasto electoral que ha elevado el consumo y la inversión a costa de incumplir una vez más los objetivos de déficit, algo que acaba de denunciar Bruselas, pero el 21-D se acabó la fiesta. Según acaba de publicar el servicio de estudios del Banco de España, el crecimiento medio de los próximos 11 años promediará el 1,25%, lo que significa que será imposible el mantenimiento de lo que queda de Estado del bienestar, empezando por las pensiones.

Y esta es la segunda cifra a tener en cuenta, el nivel de deuda, cuyo crecimiento ha sido el mayor de la historia de España. La deuda total o pasivos en circulación crecería con Rajoy en 497.000 millones de euros (a junio de 2015), en solo tres años y medio Rajoy endeudó a los españoles lo mismo que en los 11 años anteriores. Y respecto a la deuda externa neta, la parte más débil de la economía española, Rajoy la ha elevado hasta 1,1 billones de euros, la más alta en relación al PIB del mundo desarrollado según el FMI. Ambas son consecuencia a partes iguales del despilfarro público, que sigue intacto (Rajoy ni ha tocado las duplicidades entre administraciones públicas, que cuestan 34.000 millones al año), y de haber hecho recaer sobre los contribuyentes los errores de los oligarcas del Ibex y el rescate de los bancos alemanes y franceses. Ha arruinado las expectativas de vida de los españoles para 50 años.

Aquí es necesario volver a mencionar un hecho que Rajoy considera su mayor victoria, y que en realidad fue un disparate histórico: el no haber aceptado el rescate ofrecido por la eurozona en 2012. En ese año, con la prima de riesgo por las nubes, Grecia y España estaban en una situación insostenible, por lo que el rescate era la opción lógica. Fue lo que hizo Grecia, aunque luego sus políticos y oligarcas volverían a arruinar el país. Grecia pidió el rescate y a cambio de recortar gasto (que no cumplió) le fue condonado el 70% de la deuda. Es lo que debería haber hecho Rajoy, pero ¡oh casualidad!, aparece Draghi y pronuncia su famosa frase: “Haré todo lo que sea necesario para sostener al euro, y créanme, eso será suficiente”. La bolsa española subió un 6% ese día.

Rajoy renunció al rescate que hubiera reducido nuestra deuda en 400.000 millones de euros, y se lanzó a endeudar a España masivamente, pero para ello tuvo que comprometerse con Merkel a que el pago a las cajas alemanas fuera una prioridad absoluta, algo que no ha hecho ningún otro país (Islandia no devolvió un euro y metió en la cárcel a todos los responsables). Y ahora suelta todo un Himalaya de mentiras diciendo que salvó a España cuando a quienes salvó fue a las cajas alemanas y francesas, o que evitó el recorte de las pensiones cuando lo único que se le exigía era reducir el déficit, y Rajoy podía haber recortado perfectamente el despilfarro político (unos 100.000 millones año), pero “eso ni se toca”, diría. Peor aún, al no haber aceptado el rescate tendría que empezar el saqueo de la caja de las pensiones. A día de hoy, ha liquidado más de la mitad. Su cinismo no tiene medida.

Competitividad y reformas estructurales

El mantra preferido de los asesores de Moncloa y del Gobierno es la competitividad. Ninguno de ellos ha trabajado nunca en economía, así que no es de extrañar que no tengan ni idea de lo que están hablando, o lo que es peor, lo empleen en forma sesgada para justificar lo injustificable. Siendo cierto que la productividad es clave en una economía, no es igual en todos los sectores. En los que producen bienes y servicios internacionalmente comercializables es todo, en los dedicados al sector interno, lo es menos. Así lo demostró el gigante Walmart en EEUU incrementando hace unos meses los salarios de sus empleados para motivarlos más en su trabajo. Pero, sobre todo, el factor trabajo, el único que ellos contemplan, no es el único determinante de la competitividad, y muchas veces ni siquiera el más importante.

Tomemos el ejemplo del ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, un ignorante donde los haya, que desconoce la diferencia entre un kWh y una kilocaloría o entre un panel solar y uno fotovoltaico. Acaba de aprobar un decreto para impedir con toda una serie de prohibiciones e impuestos totalmente caprichosos la autogeneración eléctrica con los nuevos paneles fotovoltaicos que producen electricidad a precio un 30% inferior a la tarifa que factura el oligopolio eléctrico, y que permitiría a cientos de miles de pymes y familias abaratar significativamente sus costes. El indocumentado Soria y su indigno jefe Rajoy se han puesto incondicionalmente al servicio de los oligarcas, contra los consumidores y contra la productividad.

¿Y que decir del ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, apóstol de los recortes salariales y de los sueldos de 600 euros, y tan experto que arruinó a miles de inversores vendiéndoles basura estructurada a precio de oro como presidente de Lehman Brothers España, permitiendo a los monopolios petrolero y gasista abusar sin límite de su posición dominante y facturar 'inputs' esenciales en la economía y en la productividad a precios muy por encima de la totalidad de nuestros competidores? Y ya el colmo, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) denuncia que las administraciones públicas pagan por los bienes y servicios que adquieren 45.000 millones de euros anuales de más de lo que correspondería en régimen de competencia, y esta legión de inútiles no mueven ni un solo dedo para evitarlo mientras recortan salarios para “mejorar la competitividad”.

En cuanto a reformas estructurales, ya esta todo dicho, cero las que afectan a los oligarcas del Ibex y solo las referentes al trabajo reduciendo salarios y derechos, una política económicamente y socialmente inaceptable. Y queda un tema crucial que afecta a 9,5 millones de ciudadanos: las pensiones. Cuando Rajoy llega al poder, la hucha de las pensiones tenia 67.000 millones de euros y hoy queda menos de la mitad, y como el agujero es cada vez más grande por los bajos sueldos y la mala calidad del empleo que se crea, en dos años la hucha estará liquidada. En 2015, frente a una previsión de incremento de cotizaciones del 7%, el acumulado a julio era de -0,7%. Al lado de esto, los gastos por pensiones, también a julio, habían crecido un 3,8%.

Pero para entender la gravedad de la situación, nada mejor que las afirmaciones del Gobernador del Banco de España y de la Autoridad Fiscal Independiente, nada sospechosos de ir contra el Gobierno. El primero afirmaría en sede parlamentaria que “el sistema público no va a garantizar el nivel actual de las pensiones” pero no dio ninguna cifra, el segundo cuantificaría esa afirmación diciendo que es necesario que las pensiones de viudedad y orfandad, que representan unos 20.000 millones y que equivalen al agujero actual, tienen que pasar a ser pagadas por el Estado vía impuestos para equilibrar temporalmente las cuentas. El problema es que resulta imposible que el Estado asuma esta nueva carga. Rajoy miente como un bellaco a los pensionistas asegurando que mantendrá las pensiones cuando sabe que es imposible, claro que como carece de empatía los pensionistas le traen al pairo.

NOTA: Cataluña es hoy una región sin ley y en estado de caos. Una banda de matones racistas y antisistema, envalentonada porque nadie frena sus agresiones, exige un “plan de ruptura irreversible” de España la quieran o no la mayoría de catalanes, y proclama el incumplimiento de cualquier ley que no sea su voluntad. Hablaré de ello la próxima semana, pero la inacción y la cobardía de Rajoy y de la Fiscalía General, cuyo deber es garantizar el cumplimiento de las leyes y la persecución de los delitos, son ya absolutamente intolerables. Es la primera vez en la historia europea que se comete públicamente un delito de sedición y el Gobierno no hace nada. Igual que jamás se ha creado nación alguna en base al “derecho a decidir”, porque tal derecho no existe en ningún lugar del mundo. Solo esta mafia de cobardes y traidores con forma de partido que nos gobierna es capaz de aceptar lo inaceptable .

Siete de cada 10 españoles se consideran perjudicados por la gestión de Rajoy. Y es que su discurso económico, que garantiza que ya hemos salido de la crisis y somos un referente mundial de éxito, igual que Zapatero cuando afirmaba que jugábamos en la Champions League, es de una falsedad pasmosa. Con todo a su favor -tipos de interés cero, petróleo hundido y financiación ilimitada-, Mariano Rajoy deja a España con la mayor deuda pública y exterior de la historia, con la más alta fiscalidad sobre las familias de toda la OCDE, con un sistema de pensiones quebrado y con una reforma del mercado de trabajo que ha dado lugar a una degradación laboral sin precedentes, con el precariado y el 'seiscientoseurismo' como pilares esenciales de la política de empleo de este Gobierno.

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