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Ignacio de la Torre

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Perdón

"¿Cuándo se jodió España?", pregunté en una cena a Rubalcaba tras exponerle cómo había reaccionado Estados Unidos tras el 11-S: el máximo responsable de seguridad interior de

"¿Cuándo se jodió España?", pregunté en una cena a Rubalcaba tras exponerle cómo había reaccionado Estados Unidostras el 11-S: el máximo responsable de seguridad interior de EEUU compareció ante una comisión del Congreso.Inició su comparecencia diciendo "antes que nada, quiero pedir perdón al pueblo de Estados Unidos porque claramente le hemos fallado". El 11 de septiembre puso de manifiesto la falta de coordinación entre las más de veinte agencias de seguridad americanas.Tras el atentado, demócratas y republicanos se pusieron pronto de acuerdo en remediar dichas deficiencias.Hoy en día, un solo organismo controla la información concerniente a la seguridad interior, y no ha vuelto a haber ningún atentado terrorista en suelo americano.

Exponiendo dicha anécdota y contraponiéndola con la patética reacción de nuestros dos grandes partidos ante el 11-M fue como formulé la pregunta al político, emulando el "¿cuándo se jodió Perú?". Su respuesta fue negar la autocrítica del sistema y alabar la coordinación entre ambas formaciones políticas en "materia de Estado"…

Esta respuesta ilustra la incapacidad de tanto responsable a la hora de pedir perdón… y la incapacidad de nuestra sociedad para exigirlo.

Analizando la crisis política, económica y financiera que vive España, es alarmante contemplar la reacción de muchos responsables: no sólo no han pedido perdón, sino que han afirmado públicamente "no me arrepiento de nada", reflejando su ruindad moral.

En el plano político local es relevante el papel que muchos presidentes autonómicos tuvieron en la quiebra técnica de tantas comunidades, que han necesitado un rescate por parte del Estado y forzado el mayor ajuste de gastos social de la democracia para hacer frente a los intereses de las enormes deudas generadas durante sus mandatos.No sólo no han pedido perdón a sus electores ni al conjunto de la nación: la mayoría de ellos acumula el inmerecido e incestuoso sueldo vitalicio de expresidente autonómico con el de diputado nacional, senador nacional o diputado autonómico. O sea, siguen cobrando dinero del público los responsables de las quiebras que han costado dinero del público.

El presidente de una de las primeras regiones insolventes declaró en El País sobre sus incumplimientos sistemáticos de déficit: "Teníamos déficit de colegios, no me arrepiento de nada". Alcaldes de grandes ciudades ahogados en deudas que serán pagadas durante decenas de años (la deuda de Madrid representa una cuarta parte de toda la deuda de todos los municipios de España) han sido ascendidos, creando un estimulante ejemplo para otros políticos: "Gasta el dinero de las futuras generaciones que no te han elegido sin remordimiento, que tus jefes no lo tienen en cuenta".

En el plano político nacional, los responsables de Economía vivieron en la inopia mientras el país acumulaba sus mayores desequilibrios de la historia económica reciente. Bajo su mandato se hizo la vista gorda con la emisión masiva por parte de entidades financieras con balances falsos de títulos preferentes y acciones en salidas a bolsa, resultando en el mayor fraude financiero de la historia española hasta la fecha.No han pedido perdón.

Hoy en día reparten su tiempo como consejeros independientes de empresas energéticas, en el mecanismo europeo de 'estabilidad'o vendiendo las bondades de la economía española entre inversores. Con un par. Mientras, los que se presentan a las elecciones con falsas promesas electorales las han incumplido con total impunidad y tampoco piden perdón. Sería bueno que analizaran lo que ocurre con un partido que promete bajar impuestos y luego incumple sistemáticamente su promesa: el hoy casi desaparecido partido liberal alemán es un buen ejemplo.

En el plano regulatorio no se alzó la voz desde Banco de España o desde la CNMV sobre que la comercialización entre minoristas de miles de millones de euros en las referidas preferentes y acciones de las dos salidas a bolsa era un abuso en toda regla a la estabilidad financiera y a la protección del inversor (las mayores misiones de ambos organismos).Los responsables de la CNMV echaron la culpa a Banco de España, que se escudó en las auditorías y las auditoras en la opinión de los equipos gestores sobre el falso valor de los activos.A su vez, los gestores se escudaban en las auditorías, estas en la validez de las cuentas pontificadas por Banco de España y el Banco de España en la labor de la CNMV como último garante de la protección al inversor.Como decía Einstein, "si la teoría de la relatividad se comprueba que es correcta, los alemanes dirán que era alemán, los suizos que era ciudadano suizo, y los franceses que era un gran científico; si es incorrecta, los franceses dirán que era suizo, los suizos que era alemán, los alemanes que era judío”.Nadie ha pedido perdón.

En el plano financiero, el total de pérdidas acumuladas en cajas y bancos asciende a unos 200.000 millones de euros, la mayor crisis financiera de la historia de España.Los contribuyentes han tenido que aportar 50.000 millones (más de 1.000 euros por español).Una gran parte no será devuelta nunca.Tampoco hemos escuchado una frase de perdón por parte de ninguno de los responsables de tanto desaguisado.Un banquero exclamó al salir de su prisión provisional: "No me arrepiento de nada".Otro, responsable máximo de la mayor quiebra en términos relativos: "Yo tenía sólo un cargo representativo; la crisis de mi caja se debió a la situación económica"(como si el prestar masivamente dinero a promotores para comprar suelo baldío no tuviera nada que ver).

Otro: "Mi caja siempre dio beneficios, incluso en los años de crisis"(en otras palabras: "Como seguí falsificando el balance de mi entidad con la aquiescencia de regulador y auditor, al no rebajar el valor del activo a su valor real, no daba pérdidas"; igualito que Caja Castilla-La Mancha, que siempre dio beneficios y sin embargo estaba quebrada y fue intervenida entre tanto beneficio).Y otro, que a pesar de ser responsable máximo de otra gran quiebra del norte, ha decidido huir de su Galicia natal ante la comprensible inquina de sus vecinos hacia su nefanda gestión y millonaria jubilación (eso sí, cuando aún mandaba, regalaba a cada empleado una pseudobiografía suya: Memorias de un triunfador).

El mayor denominador común que existe entre tanta irresponsabilidad es la adscripción directa o indirecta de muchos de estos tristes protagonistas a los principales partidos políticos, a pesar de lo cual ninguno ha formulado autocrítica alguna.

La leyenda medieval de Robin Hood se alzó con fuerza en el romántico siglo XIX como la de un ladrón del siglo XIII que robaba a los ricos para dárselo a los pobres. Es falsa, pero es interesante contraponerla con la realidad expuesta en este artículo, en la que se ha robado masivamente a los pobres (y nuestros hijos, que pagarán tanta deuda, son los más pobres de todos) para transferirlo a los ricos.

Sin embargo, esta vez no será la leyenda la que perpetúe esta realidad: será la Historia la que refleje para siempre la ignominia de aquellos que no supieron pedir perdón.

"¿Cuándo se jodió España?", pregunté en una cena a Rubalcaba tras exponerle cómo había reaccionado Estados Unidostras el 11-S: el máximo responsable de seguridad interior de EEUU compareció ante una comisión del Congreso.Inició su comparecencia diciendo "antes que nada, quiero pedir perdón al pueblo de Estados Unidos porque claramente le hemos fallado". El 11 de septiembre puso de manifiesto la falta de coordinación entre las más de veinte agencias de seguridad americanas.Tras el atentado, demócratas y republicanos se pusieron pronto de acuerdo en remediar dichas deficiencias.Hoy en día, un solo organismo controla la información concerniente a la seguridad interior, y no ha vuelto a haber ningún atentado terrorista en suelo americano.

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