Por qué España crea tanto empleo como los Estados Unidos

El martes conocimos que España creó 198.320 nuevos puestos de trabajo (afiliados a la Seguridad Social), uno de los mejores datos de nuestra historia. El indicador equivalente de los Estados Unidos, el de payrolls, lo conoceremos este viernes, pero el dato avanzado, el ADP, estimó ayer que la cifra de creación de empleo en mayo se situó en 179.000.Este autor piensa que probablemente el viernes observaremos una cifra superior, pero en cualquier caso, si ponemos en contexto el que la economía española es menos de una décima parte en tamaño que la economía norteamericana, uno puede poner en situación la histórica magnitud de las cifras de empleo españolas que estamos considerando.

Como hemos apuntado en el pasado, es cierto que la situación de nuestro sistema de trabajo es dantesca, especialmente si se compara con la de los Estados Unidos. Primero, el stock de desempleo es escandaloso, con un 26%, frente a un 6,3%; segundo, la temporalidad en los contratos españoles sigue siendo muy alta, en contraste relativo con el sistema estadounidense; la temporalidad es mala noticia para las funciones de consumo e inversión de medio plazo (como la compra de una casa) y para las inversiones en educación de la fuerza laboral, que redundan en una mayor productividad, y por lo tanto en competitividad (un norteamericano es un 20% más productivo que un español por hora trabajada); tercero,una parte relevante del empleo generado en España es estacional (el mes de mayo es tradicionalmente bueno, aunque este ha sido extraordinario), ligado al sector turístico, en tanto que Estados Unidos está generando empleo en sectores menos cíclicos; cuarto, en España existen relevantes rigideces en movilidad geográfica (el alto grado de propiedad inmobiliaria asociado a hipotecas es en parte responsable), lo que provoca importantes volatilidades en el paro entre unas comunidades con el País Vasco (con niveles cercanos al 17%) y otras como Canarias (33%); en Estados Unidos las diferencias en desempleo son mucho más exiguas, lo que facilita la adopción de políticas laborales y monetarias homogéneas; y quinto, y muy importante, en España no suben los salarios, debido al alto nivel de paro (lo que reduce el potencial negociador entre empleado y empleador) y en Estados Unidos suben por encima del 1,5%.

A pesar de los peros, tenemos ya suficientes datos positivos en el mercado laboral, y conviene analizar lo que en ellos subyace. Primero, tras varios años de penosos ajustes, el trabajador español es hoy ultracompetitivo, con unos costes por hora trabajada un tercio inferiores a la media de la zona euro y con una productividad por hora trabajada tan sólo un 5% inferior a la media de la zona euro, fenómenos añadidos al número de horas trabajadas, que en España se sitúan en la parte más alta de Occidente; esta competitividad redunda en un incremento de puestos de trabajo en la industria exportadora de bienes (por cada 1% de incremento de exportaciones se crean unos 65.000 trabajos); segundo: el ajuste laboral experimentado entre 2008 y 2012 ha sido excesivo si se tienen en cuenta datos de producción, a medida que la demanda interna se normaliza; una parte de estos puestos de trabajo están siendo creados de nuevo.

Tercero: para crear trabajo es fundamental tener acceso a la financiación, en especial por parte de la pyme, que es la gran protagonista en lo que a creación de empleo respecta; los datos de flujo de nuevo crédito a pymes, así como los de financiación no bancaria a empresas medianas, están subiendo desde el pasado noviembre (por ejemplo, el ICO ha tenido su trimestre más intenso de nuevo crédito de su historia); cuarto: el sector construcción/inmobiliario está a punto de vivir un punto de inflexión; en mayo el sector constructor ha sido el segundo que más puestos de trabajo ha creado; a medida que la iniciación de hogares vuelve a su media histórica (proceso gradual pero inexorable), se creará medio millón de puestos de trabajo; quinto, las exportaciones de servicios alcanzarán en 2014 otro récord histórico, no sólo por el sector turístico, sino por las exportaciones de servicios no turísticos, que crecen a doble dígito. Como ejemplo, el papel protagonista alcanzado por nuestras ingenierías (un ingeniero español es hoy mucho más competitivo en precio ajustado por productividad que uno brasileño).

En resumen, nos encontramos ante un hecho relevante en la historia de nuestra nación: de ser un país que adaptaba su mercado laboral vía cantidad, el ajuste se ha llevado a precio (deflación salarial). Ambas dimensiones tienen una dolorosa senda bajista, que ya hemos vivido, y ahora comienza una evidente senda alcista, primero en cantidades, más adelante en precios.Dicha senda se deriva de una relación: el que hoy en día España necesita un muy pequeño crecimiento de producto interior bruto (PIB) para añadir empleo. España lleva creando empleo neto desde el tercer trimestre de 2013, cuando la economía crecía a un 0,1% intertrimestral (menos de un 0,5% anualizado); hoy nuestra economía crece por encima del 1% anualizado y estamos generando más empleo. Como los datos de liquidez y de actividad (PMI) apuntan a que el crecimiento se está acelerando, los próximos años creceremos por encima del 2%. La repercusión en el mercado laboral sólo puede ser una: fuerte creación de empleo.