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Por qué el problema de Europa no es de costes salariales
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Juan Carlos Barba

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Por qué el problema de Europa no es de costes salariales

Con tres sencillos gráficos se puede demostrar que el problema es muy distinto y muy difícil de resolverEn los últimos meses se oye con mucha frecuencia

Con tres sencillos gráficos se puede demostrar que el problema es muy distinto y muy difícil de resolver

En los últimos meses se oye con mucha frecuencia que el problema de los enormes desequilibrios de la Eurozona, que se ven en el primer gráfico, se deben a la gran moderación salarial que ha aplicado Alemania y que la mayor parte de los países de la zona euro no han seguido.

Partiendo de una situación desde que se establecieron los tipos de cambio irrevocables en que Alemania presentaba un ligero déficit por cuenta corriente y las otras tres grandes economías de la Eurozona estaban en equilibrio o con leve superávit, llegamos 15 años después a una insostenible situación en que Alemania tiene un gigantesco superávit por cuenta corriente y los otros tres países fuertes déficits.

Es cierto que los costes laborales han subido mucho más en España y Francia que en Alemania, como puede verse en el siguiente gráfico. Por lo tanto, parecería que la causa de la pésima situación que se vive en la Eurozona es ésa y que corrigiendo esto se resolverán los problemas.

Partiendo de esa base se puede adoptar la solución “alemana”, es decir, ajustes deflacionarios para reducir los salarios, o la de los países del Sur, a saber, que Alemania eleve los salarios. Fin de la historia, ¿o no?

Por desgracia, no es así ni mucho menos. Los salarios, especialmente en los bienes que se exportan, no son más que una pequeña parte de los costes totales de los bienes. Si vamos a las tablas input-output de la economía española (o la alemana o la francesa), podemos ver que típicamente no son más del 10%.

Por fortuna tenemos indicadores que sí que incluyen costes de producción totales y no sólo mano de obra. Esto es lo que vemos en el siguiente gráfico.

España vemos que hasta 1996 perdió competitividad con mucha fuerza respecto a Francia y a Alemania, pero a partir de entonces vemos que los precios de producción respecto a Alemania se han mantenido estables, e incluso ahora son ligeramente más bajos que en 1999. Respecto a Francia sí que hemos perdido desde 2000 aproximadamente un 11% de competitividad, lo que implica que Alemania también la ha perdido respecto a Francia.

Y siendo esto así, ¿cómo es posible que se hayan producido los desequilibrios que vemos en el primer gráfico?

La respuesta es simple. Las empresas alemanas han sabido adaptarse mucho mejor que las de los países del Sur al nuevo entorno globalizado. Ofrecen productos novedodos, de altísima calidad y tecnológicamente punteros, algo en lo que las empresas de los otros países de los que hablamos les siguen a enorme distancia.

Las consecuencias de este hecho son devastadoras. Significa que los ajustes deflacionarios (las bajadas de salarios) jamás solucionarán los desequilibrios y que la otra solución que se propone (subir salarios en Alemania) tampoco valdría para nada. Un trágico error que los ciudadanos de la Eurozona, y especialmente los de los países del Sur, pagarán (están ya pagando) sumamente caro.

Con tres sencillos gráficos se puede demostrar que el problema es muy distinto y muy difícil de resolver