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La capitulación del consumidor
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Juan Carlos Barba

Gráfico de la Semana

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La capitulación del consumidor

Después de casi cinco años a la espera de una recuperación que nunca llegó los consumidores españoles pierden su confianza en el futuro.El Índice de Confianza

Después de casi cinco años a la espera de una recuperación que nunca llegó los consumidores españoles pierden su confianza en el futuro.

El Índice de Confianza del Consumidor es posiblemente el primer indicador que comenzó a caer en la economía española, hecho que se produjo durante el verano de 2007. El indicador estuvo descendiendo casi sin pausa desde valores habituales durante la burbuja de 80-90 hasta valores por debajo de 30 a principios de 2009. Posteriormente, como se ve en el gráfico, el índice se recuperó pero nunca llegó a los valores previos a la crisis, rondando los 40-55 puntos entre julio de 2009 y agosto de 2011. A partir de entonces inició un nuevo desplome que ha tocado mínimos en abril de este año en 31,9 puntos, el valor mínimo desde abril de 2009 y uno de los peores de toda la serie. Desde luego esto es reflejo de la pésima situación que está viviendo la economía española, sumida en una nueva y dramática oleada recesiva después de que nunca llegáramos a recuperarnos de los pésimos trimestres sufridos entre 2008 y 2009.

Fuente: CIS

Sin embargo, el hecho más llamativo del gráfico es la extraña divergencia que comenzó a aparecer al comienzo de la crisis entre el índice de situación presente (línea azul oscuro, que corresponde al índice ya comentado) y el de situación prevista o expectativas para el próximo año (línea azul claro). Está claro que las personas somos, en general, optimistas por naturaleza, y tendemos a considerar que las cosas nos irán mejor en el futuro que ahora. Durante la burbuja esto se reflejaba en unas discrepancias de entre 10 y 20 puntos entre ambos índices.

Sin embargo, a partir de entonces, esta diferencia se fue ampliando hasta valores que llegaron hasta los 50-60 puntos desde 2009 hasta principios de 2012. Posiblemente a esta anómala situación contribuyeron varios factores, empezando por una esperanza bastante lógica en que esta crisis sería como cualquier otra, es decir, transitoria, y que pronto volvería lo de antes. Pero también contribuyó, sin duda, el espíritu 'broteverdista' del anterior Gobierno y de la mayor parte de los medios y analistas. Una cierta confianza en el futuro puede ser saludable, pero si no es realista puede conducir -y de hecho ha conducido a muchos consumidores- a decisiones de gasto e inversión equivocadas que muchos en estos momentos están lamentando.

Ahora parece que la confianza se está esfumando a marchas forzadas. En diciembre del pasado año todavía las expectativas superaban en nada menos que 59,8 puntos a la valoración de la situación del momento. Pero a partir de entonces ha comenzado a estrecharse esta enorme brecha, llegando a un mínimo (desde 2008) de 36,7 puntos. Las expectativas han bajado a niveles similares a los de los peores meses de 2008. Después de empezar negando siquiera la posibilidad de que pudiera haber una crisis, luego negar la existencia de ésta y a continuación repetir durante casi cuatro años que la recuperación estaba a la vuelta de la esquina o que ya estábamos en ella, los consumidores al parecer están dejando de creer en este tipo de mensajes.

Esto es mucho más importante de lo que a primera vista pudiera parecer, ya que servirá para realimentar la espiral depresiva en la que estamos sumidos. Un consumidor con expectativas tan negativas evitará gastar, evitará invertir y ello generará más caídas en el consumo, más quiebras empresariales y más paro. Es decir, que lo que tanto temían las autoridades al fin está llegando.

Fuente: CIS

Después de casi cinco años a la espera de una recuperación que nunca llegó los consumidores españoles pierden su confianza en el futuro.