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¿Es el superávit en el sector exterior una buena noticia?
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Juan Carlos Barba

Gráfico de la Semana

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¿Es el superávit en el sector exterior una buena noticia?

El superávit corriente récord del mes de diciembre no es fruto de una mejoría de la economía sino consecuencia de la dramática situación que vivimos4.875 millones

El superávit corriente récord del mes de diciembre no es fruto de una mejoría de la economía sino consecuencia de la dramática situación que vivimos

4.875 millones de euros. Es la cifra del superávit en la balanza por cuenta corriente informado por el Banco de España para el mes de diciembre. Es, con mucha diferencia, la mayor cifra nunca obtenida por la economía española. Al haberse presentado datos positivos en cinco de los últimos seis meses de 2012 podemos afirmar que el sector exterior se halla ya en franco superávit y que incluso éste podría incluso ser muy importante en 2013. En el gráfico de la semana en que se recoge el saldo de la balanza por cuenta corriente desde 1990 se aprecia claramente lo abultadísimo del dato y la rapidez de la corrección. En el mes de febrero veíamos un preocupante dato negativo de 6.085 millones, lo que hace muy llamativo que en sólo diez meses hayamos asistido a semejante ajuste.

 

¿A qué se ha debido esta rapidísima rectificación de uno de nuestros dos famosos déficits gemelos? Como sabemos, la balanza por cuenta corriente, que básicamente nos informa de si vivimos o no por encima de nuestras posibilidades como país, tiene varios componentes. El más conocido y más importante por su volumen es la balanza comercial, que es lo que vemos en el siguiente gráfico. A lo largo de 2012 ha mejorado con fuerza, pero desgraciadamente no se ha debido tanto a la mejora de las exportaciones, que han subido de forma modesta y acorde al aumento del comercio europeo, sino a la brusca disminución de las importaciones. En diciembre este déficit mejoró en nada menos que 3.255 millones respecto al mismo mes de 2011 pero sólo una cuarta parte de este dato es responsabilidad del aumento de las exportaciones. Esto da fe de la gravedad de la crisis, ya que lógicamente las importaciones han disminuido por la caída de la demanda interna.

 

El segundo componente de la balanza por cuenta corriente es la balanza de servicios, en la que entra el turismo. En el siguiente gráfico encontramos la evolución del saldo turístico, que ha mejorado también en 2012 pero de forma muy leve. Una vez más el grueso de la mejoría es por la disminución del gasto por turismo de los españoles en el exterior y no por el aumento del gasto de los extranjeros, que según el BdE sólo lo ha hecho un 0,7% a lo largo del año.

 

Donde sí que se ha visto un fuerte avance es en la balanza de servicios, donde los ingresos, esta vez sí, han aumentado con intensidad (un 7,3%) mientras que los gastos lo han hecho un 3,1%. Esto es lo que vemos en el siguiente gráfico. Sin embargo existen ciertos claroscuros en este buen dato, ya que más de la mitad del aumento en la prestación de servicios se debe a la intermediación en operaciones de compraventas sucedidas fuera de nuestro territorio, que han tenido su contrapartida en una disminución similar vista en Alemania. Esto es algo que tiene difícil explicación y habrá que esperar para ver si se consolida.

 

El tercer componente de la balanza por cuenta corriente es la balanza de rentas, que básicamente incluye el rendimiento de las inversiones españolas en el exterior menos el correspondiente a las inversiones extranjeras en España. Dado que España es un deudor exterior neto esta balanza es tradicionalmente negativa, como vemos en el siguiente gráfico. Es lo contrario que ocurre a países con enormes inversiones en el exterior como Japón o Suiza. Sin embargo en diciembre la corrección de esta balanza ha sido drástica, ya que ha pasado de un saldo negativo de 2.768 millones en diciembre de 2011 a uno positivo de 825 millones en el mismo mes del pasado año. Esto, como es lógico, no ha ocurrido porque repentinamente las inversiones españolas hayan rentado mucho más –la cifra es muy similar a la de 2011–, sino porque la gravedad de la crisis ha hecho que las rentas de las inversiones extranjeras en España en el mes de diciembre hayan sido sólo un 57% de las de un año antes. Indirectamente este dato nos está hablando de la gran diferencia, en cuanto a gravedad, que existe entre la crisis española y mundial.

 

El cuarto y último componente de la balanza por cuenta corriente es la de transferencias, que incluye el dinero recibido y enviado desde y hacia la UE y las remesas de los emigrantes como partidas más importantes. El resultado ha sido también extraordinariamente positivo –de hecho el mejor de la serie histórica–, llegando a 2.410 millones. Las remesas enviadas por los emigrantes han bajado mucho a lo largo de 2012, debido al azote del desempleo, pero este saldo tan positivo no puede ser debido sólo a esto, por lo que habrá que esperar a la publicación en fechas próximas del detalle por parte del BdE para valorar el dato.

En conclusión, la enorme mejora de la balanza por cuenta corriente, lejos de ser un dato positivo –excepto por los discretos aumentos de exportaciones de bienes y servicios– es fundamentalmente un reflejo de una gravísima crisis económica que se está enquistando en forma de crisis de demanda. Los últimos datos de evolución del crédito y de la masa monetaria nos están indicando que no estamos en el camino de una recuperación, a pesar de las enormes inyecciones que en el tramo final del año han supuesto los préstamos a la banca nacionalizada, y el dinero proveniente de la amnistía fiscal. Una falta de decisión a la hora de afrontar en su auténtica dimensión la crisis financiera, lo que supondría dejar caer drásticamente el inmobiliario y multitud de empresas quebradas pero refinanciadas, hace que la economía española en estos momentos se haya transformado en un auténtico zombie, con pocas o ninguna esperanza de que la situación se corrija mientras no cambien radicalmente las políticas actuales.

El superávit corriente récord del mes de diciembre no es fruto de una mejoría de la economía sino consecuencia de la dramática situación que vivimos