Es noticia
Luces y sombras en los datos de empleo
  1. Economía
  2. Gráfico de la Semana
Juan Carlos Barba

Gráfico de la Semana

Por

Luces y sombras en los datos de empleo

Si bien septiembre ha sido un buen mes para el empleo, hay muchos aspectos negativos y unas perspectivas preocupantesSeptiembre ha sido un buen mes para el

Foto: Vista de la entrada de una oficina de empleo en Madrid. (EFE)
Vista de la entrada de una oficina de empleo en Madrid. (EFE)

Si bien septiembre ha sido un buen mes para el empleo, hay muchos aspectos negativos y unas perspectivas preocupantes

Septiembre ha sido un buen mes para el empleo. El paro registrado y corregido de las fuertes oscilaciones estacionales de nuestra economía se ha reducido con fuerza (-32.950 personas), alcanzando el mínimo valor desde febrero de 2012. Las afiliaciones a la Seguridad Social asimismo se han comportado bien y han aumentado en 46.962 personas, situándose a niveles de noviembre de 2012. En los gráficos vemos la disminución del paro registrado por una parte y por otra la diferencia en las afiliaciones respecto al año anterior, reflejo de la creación o destrucción de empleo. Se aprecia con claridad cómo estamos en estos momentos creando empleo al mayor ritmo desde finales de 2007.

Pero esta evolución positiva del empleo tiene muchas sombras. La primera de ellas es la gran diferencia entre el nivel de paro y el de empleo, que alcanza medio millón de personas. Es decir, que el paro se ha reducido mucho más rápido de lo que ha aumentado el empleo. Esta cifra coincide aproximadamente con la bajada de la población activa desde enero de 2012 y es algo menor que la reducción de la población en edad de trabajar, que llega casi a 700.000 personas.

La razón principal es el descenso de la población por la migración, ya que la tasa de actividad sigue manteniéndose alta. Esta migración ha sucedido especialmente entre la población joven, como podemos ver en el brutal descenso de la población activa de la franja de 20 a 24 años, especialmente acusada en varones.

Ni que decir tiene lo nefasta que es para una sociedad, máxime tan envejecida como la española, esta sangría de población joven, precisamente aquellos que están en la mejor época de su vida para aportar a la sociedad. Eso sin tener en cuenta el absurdo que supone esa pérdida de capital humano. Nosotros como sociedad pagamos la crianza y la formación, y los frutos se recogen en otros países. Recordemos que durante su edad activa un trabajador, especialmente si está bien formado, aporta mucho más a la sociedad de lo que recibe.

El empleo que se está creando, además, es de muy mala calidad, preferentemente en el sector servicios y con altísimas tasas de parcialidad. Como se ve en el gráfico siguiente, en industria apenas ha dejado de destruirse empleo, mientras que en los servicios el aumento es muy importante. Continúa la imparable terciarización de la economía, mientras que el incremento interanual de los contratos a tiempo parcial se halla en máximos históricos. Ni hay cambio en la estructura productiva ni se lo espera.

La economía española, no cabe duda, ha pasado de crear empleo solo con tasas de crecimiento del 1,5 o el 2% a hacerlo a tasas superiores a las del crecimiento de la economía. Si el crecimiento real actual de esta se puede situar en el entorno del 1% (si lo deducimos de los incrementos en los índices de actividad industrial y servicios y evolución del sector exterior), ahora mismo la creación de empleo es superior al 2%. ¿Por qué ha ocurrido esto? Mi opinión es que no se debe a la reforma laboral, sino a que, como decía Keynes, si el paro aumenta lo suficiente y durante suficiente tiempo, los salarios acabarán bajando incluso de forma nominal. Esto es lo que vemos en las encuestas de coste laboral en los servicios y especialmente para los nuevos empleos creados.

El número de parados con prestación del tipo que sea se ha reducido del 62,1% en enero de 2012 al 53,5% el mes pasado. Lo que está ocurriendo es que existen muchos miles de personas en situación de necesidad y que por esa causa aceptan empleos que nunca habrían aceptado unos años antes, con malos horarios, a tiempo parcial y mal pagados.

Vemos pues una recuperación tibia y que arrastra todos los errores y desequilibrios que venimos padeciendo en los últimos 40 años, con pocas empresas grandes industriales autóctonas y sectores productivos enteros y sumamente importantes en una economía moderna, en los que no tenemos presencia. Los enormes flujos financieros que estamos recibiendo del exterior no se están utilizando para poner los cimientos de un cambio en el modelo productivo que permita mantener unos niveles de vida dignos para el grueso de la población. Y mientras, los indicios de que la bonanza se está acabando se acumulan uno tras otro: debilidad en las materias primas, contracción industrial en 2/3 de la economía mundial, malos datos económicos en Europa...

Nadie puede dar una fecha, pero más bien pronto que tarde la inestabilidad evidente de la economía mundial provocará una nueva crisis financiera y el dinero dejará de entrar en España, encontrándonos con niveles récord de deuda, millones de personas en situación de vulnerabilidad, empresas y bancos sin apenas haberse saneado y con los deberes sin hacer.

Si bien septiembre ha sido un buen mes para el empleo, hay muchos aspectos negativos y unas perspectivas preocupantes

Paro