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El gran fraude del voto de los expatriados
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Juan Carlos Barba

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El gran fraude del voto de los expatriados

Nuestros exiliados económicos no podrán votar en su gran mayoría, y esto tiene una clara explicación. No tenemos ni idea de los españoles que hay fuera

Foto: Preparativos para las elecciones generales. (EFE)
Preparativos para las elecciones generales. (EFE)

Es un secreto a voces que la fiabilidad de las estadísticas sobre el número de españoles que han tenido que irse del país para encontrar un medio de vida en el extranjero es sumamente deficiente. Hablando en plata, no tenemos la menor idea de cuánta gente se ha ido de España. Está claro que no se trata de una estadística fácil, ya que la movilidad es muy sencilla y no existe el antiguo control fronterizo. Realmente, el único control posible es el registro consular, pero este no es obligatorio y por lo tanto solo se produce cuando es necesario realizar algún trámite en el consulado, algo que en muchos casos no sucede jamás. Ni siquiera sabemos qué porcentaje de españoles se registran.

Sí que tenemos sin embargo algunos datos para poder aproximar las cifras. Por ejemplo, sabemos que en el Reino Unido hubo 50.260 altas de españoles en la Seguridad Social en 2014, mientras que el INE reflejó un aumento de residentes en el Reino Unido de solo 9.767 personas. Es decir, menos del 20%, y eso sin contar que hay personas que van a estudiar, o que acompañan a otra (cónyuge, hijos), que según las estadísticas británicas son aproximadamente otras tantas. Teniendo en cuenta que los británicos informan de que la migración neta es algo menos de la mitad de la bruta, podemos estimar que para el caso del Reino Unido no más de la tercera parte de los españoles que han emigrado en estos últimos años se reflejan en las estadísticas del INE. No debe de haber mucha diferencia para otros países, por lo que teniendo en cuenta que desde 2009 el INE dice que el número de emigrantes ha sido de unas 700.000 personas, posiblemente estemos hablando de una cifra hasta tres veces mayor, es decir, unos dos millones de personas que se sumarían a los 1,5 millones que ya residían anteriormente en el extranjero.

Según el Instituto Elcano el número de españoles emigrados es aún menor de lo que dice el INE, pero según el CSIC las cifras no eran reales

¿Parece mucho? Según el Instituto Elcano, sí, ya que estiman que el número de españoles emigrados es aún menor de lo que dice el INE, pero según el CSIC no, ya que Amparo González Ferrer estimó que las cifras oficiales del INE eran la tercera parte de las reales, más o menos lo mismo que se deduce de las estadísticas británicas. Por otra parte, estadísticas como la de consumo de alimentos, que ha bajado un 14% entre enero de 2008 y enero de 2015, nos indican que no es razonable suponer que la población ha subido a la vez un 1,6% como nos dice el INE, ya que por mucha crisis que haya el consumo de alimentos es sumamente inelástico y siempre baja menos que el consumo en general, al igual que cuando mejora la economía también sube menos. Por ejemplo, entre 2005 y 2008, el consumo de alimentos solo subió un 7% a pesar de que la población subió un 5% y la economía crecía con mucha fuerza.

Como el 83% de los españoles en el extranjero tiene derecho a voto,estaríamos hablando, pues, de 1,81 millones según el INE o hasta 2,89 millones si las estimaciones de emigración oculta fueran correctas.

Aunque hay pocas encuestas de intención de voto hechas entre los españoles residentes en el extranjero, las pocas que hay lo que nos dicen es que el voto a los partidos tradicionales (PP y PSOE) es testimonial, no llegando en todo caso al 10% de los sufragios emitidos para ninguno de los dos. En el caso de los partidos 'nuevos' (Podemos y Ciudadanos), la intención de voto llegaría al 70% para la suma de ambos. Recordemos que desde la encuesta de abril en el Reino Unido, la intención de voto para Podemos ha bajado en general pero la de Ciudadanos ha subido, por lo que la suma de ambos permanece más o menos estable.

Y aquí es donde llegamos al meollo del asunto, que es la reforma electoral de 2011, precisamente aprobada por los partidos tradicionales (PP, PSOE y CiU) y que hizo bajar la participación electoral del 35% al 6% para estos españoles expatriados, ya que la dificultad para votar es ahora enorme. A pesar de las excusas dadas para la reforma, es evidente que la razón real fueron esas encuestas de intención de voto. La diferencia es muy grande. Si cogemos la población adulta oficial, hablamos de 524.000 votos que no se llegarán a emitir, y si se hubieran tomado medidas para facilitar en lugar de dificultar el voto, algo esperable de una democracia digna de tal nombre, llegarían hasta los 838.000 votos, siempre hablando de cifras de participación del 35% pero incluyendo a toda la población expatriada.

Ahora hagamos una simulación para ver cómo influye esto en los resultados electorales, tomando una encuesta cualquiera de las muchas que se están publicando, por ejemplo, la última de Sigma Dos que da 119 diputados al PP, 77 a Ciudadanos, 72 al PSOE y 50 a Podemos. ¿Qué pasaría si no hubiera habido esta reforma de la ley electoral? Esto lo vemos en el siguiente gráfico, y la diferencia no es pequeña, ya que el PP quedaría en 112 escaños, 85 Ciudadanos, 65 el PSOE y 58 Podemos. Es decir, que aunque un hipotético Gobierno del PP con el apoyo de Ciudadanos seguiría siendo posible, la legitimidad percibida para otras alternativas, como un Gobierno de Ciudadanos con otros apoyos o una coalición PSOE-Podemos con la abstención de Ciudadanos, sería mucho más fácil.

La maniobra de reforma de la ley electoral, en cualquier caso, es posible que consiga que los partidos que llevan dominando el panorama político en los últimos 33 años consigan una legislatura más, pero las fuerzas renovadoras subyacentes son tan potentes que podemos anticipar que a pesar de estas turbias artimañas, esta será la última legislatura de predominio de estos partidos. La fractura generacional es brutal, ya que hay muy pocos jóvenes que voten PP o PSOE y muy pocos ancianos que voten Ciudadanos o Podemos. Los partidos tradicionales son percibidos por los jóvenes como pertenecientes a otra época y a su vez como causantes de la pésima situación que vive la juventud. Y esto está tan enraizado que nada pueden hacer previsiblemente los partidos de siempre para evitarlo. Los intentos de renovación generacional de líderes en las figuras de Soraya y Sánchez no están teniendo el menor efecto, y algo parecido le está pasando a IU, que a pesar de colocar como cara visible a uno de los políticos más capaces de los últimos tiempos -Alberto Garzón-, presenta un lastre histórico tan grande en el imaginario juvenil que va a sufrir casi con certeza una debacle electoral.

Nada menos que 400.000 jóvenes adquieren su derecho al voto cada año, a la vez que 400.000 ancianos desaparecen del censo por evidentes razones naturales. Esto en un ciclo electoral supone un 5% de las personas con derecho al voto. Puede parecer poco, pero es que dentro de cuatro años serán ya 15 puntos de diferencia respecto a 2008.

Lo que queda por saber es si este inevitable cambio será como el que sufrió Italia en la década de los noventa, en que básicamente siguió todo igual, o bien veremos una renovación real de las instituciones que permita que el país salga de esta lamentable decadencia en que nos encontramos. De momento, los mensajes que lanzan Ciudadanos y Podemos no invitan al optimismo.

Es un secreto a voces que la fiabilidad de las estadísticas sobre el número de españoles que han tenido que irse del país para encontrar un medio de vida en el extranjero es sumamente deficiente. Hablando en plata, no tenemos la menor idea de cuánta gente se ha ido de España. Está claro que no se trata de una estadística fácil, ya que la movilidad es muy sencilla y no existe el antiguo control fronterizo. Realmente, el único control posible es el registro consular, pero este no es obligatorio y por lo tanto solo se produce cuando es necesario realizar algún trámite en el consulado, algo que en muchos casos no sucede jamás. Ni siquiera sabemos qué porcentaje de españoles se registran.