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2008 o la ruptura de todas las estadísticas
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Jesús Sánchez-Quiñones

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2008 o la ruptura de todas las estadísticas

Cuando se habla en términos estadísticos y de probabilidades un evento con una probabilidad de acontecer del 99,8% lo consideramos como un evento casi cierto.

Cuando se habla en términos estadísticos y de probabilidades un evento con una probabilidad de acontecer del 99,8% lo consideramos como un evento casi cierto. Por el contrario, la probabilidad de que suceda el evento residual, 0,2% es despreciable. Pues bien, durante 2008 los eventos asignados a esa probabilidad residual han tenido lugar. Ni los mercados, ni los participantes en los mismos, ni incluso las autoridades estaban preparados para lo acontecido durante este año.

 

De la lectura del informe de mercado de 2008 publicado por BME se obtienen datos que reflejan este comportamiento ciertamente anómalo y extraordinario de los distintos mercados en este ejercicio.

La evolución de los mercados financieros en 2008 se ha ganado un hueco en la historia junto con otros “años negros” como 1929 ó 1987. Las pérdidas de capitalización de las principales bolsas mundiales desde octubre de 2007, superiores a 30 billones de dólares, suponen un importe superior al PIB de Estados Unidos y Europa juntos. Sólo en España la pérdida de valoración de las empresas cotizadas alcanza los 338.000 millones de dólares, equivalente al 32% del PIB nacional.

La diversificación geográfica de la cartera de renta variable no ha logrado reducir el riesgo.  Así, las caídas entre el S&P, Ibex, Dax, Cac, Eurostoxx o Nikkei oscilan entre el 39% y el 44%. Los índices de las principales bolsas mundiales, sin excepción, han sufrido pérdidas de cuantía similar.

La diversificación sectorial tampoco ha salido bien parada. Es el primer año en la historia que todos los sectores del S&P, sin excepción, sufren pérdidas superiores al 20%. El principio de diversificación de carteras de renta variable entre distintos sectores y países ha sido poco útil en 2008.

La volatilidad sufrida por las bolsas durante el ejercicio ha sido elevadísima  en términos históricos. Como muestra, de las 20 sesiones con mayor oscilación de precios de entre las últimas 12.000 sesiones de la bolsa española, 9 corresponden a sesiones de este año 2008.

El comportamiento extraordinario de los mercados no se ha circunscrito sólo a las bolsas de valores. Los mercados de materias primas también han experimentado movimientos convulsos. A modo de ejemplo, el petróleo ha experimentado una caída superior al 70% de su precio en apenas cuatro meses, habiendo doblado su precio en los ocho meses anteriores a la caída.

El mercado de renta fija no ha escapado a estos movimientos extraordinarios. Muestra de ello ha sido la rentabilidad negativa que han llegado a tener las letras del Tesoro americanas durante algunos momentos de la última parte del año. Los inversores no sólo no recibían rentabilidad sino que pagaban por tener Letras del Tesoro.

2008 ha tenido el dudoso honor de conocer la mayor quiebra de la historia, la de Lehman, con un pasivo de 630.000 millones de dólares.

Por muy baja que sea la probabilidad de que un evento suceda, al cabo de determinado tiempo acabará sucediendo. De no ser así, su probabilidad de acontecer sería cero. Este año ha demostrado que no se puede despreciar ningún escenario por muy ínfima que sea su probabilidad de acontecer. El coste de la enseñanza ha sido muy elevado.

Cuando se habla en términos estadísticos y de probabilidades un evento con una probabilidad de acontecer del 99,8% lo consideramos como un evento casi cierto. Por el contrario, la probabilidad de que suceda el evento residual, 0,2% es despreciable. Pues bien, durante 2008 los eventos asignados a esa probabilidad residual han tenido lugar. Ni los mercados, ni los participantes en los mismos, ni incluso las autoridades estaban preparados para lo acontecido durante este año.