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España se la juega con las reformas Laboral y Financiera
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Jesús Sánchez-Quiñones

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España se la juega con las reformas Laboral y Financiera

La prima de riego de la deuda pública española se ha reducido 150 puntos básicos (1,5%) desde el día de las elecciones generales. Parte de la

La prima de riego de la deuda pública española se ha reducido 150 puntos básicos (1,5%) desde el día de las elecciones generales. Parte de la satisfactoria evolución se debe a la actuación del nuevo gobierno: vía mensajes de inminentes reformas estructurales y vía medidas adoptadas, como la dolorosa subida de impuestos. Todo ello a pesar de la desviación del déficit público de 2011 en más de dos puntos sobre el PIB (al menos 20.000 millones de euros adicionales)

Pero no toda la relajación de las tensiones sobre la deuda se debe a la actuación del nuevo gobierno. Parte de la menor tensión hay que atribuirla a las medidas tomadas por el Banco Central Europeo en diciembre, otorgando a los bancos barra libre de liquidez a tres años a tipos mínimos.

Ahora España se la juega en la concreción de las reformas laboral y financiera. Ambas son imprescindibles para conseguir la creación de empleo en España. Quien crea empleo son los empresarios y autónomos, no el Estado. Sin financiación difícilmente habrá crecimiento, y sin una reforma laboral en profundidad difícilmente osarán contratar con el actual escenario de incertidumbre.

Aunque sean datos sobradamente conocidos merece la pena mencionar determinados características del mercado laboral español.

- La tasa de desempleo es la más alta de la OCDE, el 22,85%, con 5,2 millones de parados. La media europea (27 países) ronda el 10%.

- El desempleo en menores de 25 años alcanza el 48,5%.

- El 73% de los fallos judiciales sobre despidos son en contra de la empresa, considerando los despidos improcedentes.

- El mercado laboral español es dual, con un grupo de trabajadores superprotegidos con indemnizaciones de 45 días por año trabajado, mientras existe otro grupo contratos temporales y mucha menor protección (el 26% de los contratos son temporales).

- Las prestaciones por desempleo suponen un coste de 30.000 millones de euros al año, cantidad equivalente a un 3% de déficit público.

Nada puede interesar más a las cuentas públicas que reducir el número de desempleados. Por cada parado que encuentra empleo se reduce el gasto en prestaciones por desempleo y a su vez aumentan los ingresos de la seguridad social y los procedentes de los impuestos que el empleado genera a través de su IRPF y por su mayor consumo.

La situación es tan crítica en el mercado laboral español, con 5,2 millones de parados, que los inversores internacionales no entenderían una reforma laboral que no sea “radical y definitiva”. El punto de comparación va a ser la reforma laboral portuguesa recientemente aprobada, que entre otras cosas reduce el coste del despido para la empresa para los nuevos contratos a 10 días por año trabajado.

Guste o no, la economía española sigue necesitada de la financiación internacional para sobrevivir. Es un clamor que nuestro mercado laboral NO funciona. Si ahora, con toda la presión internacional sobre nosotros y un nuevo gobierno con mayoría absoluta, no se reforma el mercado laboral de forma radical y definitiva, los inversores internacionales perderán la confianza en la cacareada voluntad de las autoridades españolas de acometer las reformas necesarias para recuperar el crecimiento.

Algo parecido cabe decir de la reforma del sistema financiero. Tras más de cuatro años de crisis, o se realiza una reforma tal que los balances de la banca recuperen la credibilidad, o la desconfianza seguirá haciendo que el único prestamista de la mayoría de los bancos españoles sea el BCE, y por tanto, la posibilidad de que el crédito fluya al sector privado seguirá siendo una quimera.

España se la juega con la profundidad de la reforma laboral y financiera. Es una oportunidad única para recuperar gran parte del crédito internacional perdido. De hacerlo, redundaría en menor coste de la deuda, menores problemas de financiación y menos dolor en la inevitable travesía del desierto que nos espera hasta volver a situar la tasa de paro en niveles “europeos”. En caso de no realizar las reformas con la profundidad necesaria, el panorama se volvería sensiblemente más sombrío. Esperemos que no ocurra como en Portugal, que ha tenido que ser rescatada para acometer las inevitables reformas de forma drástica, entre ellas la laboral.

La prima de riego de la deuda pública española se ha reducido 150 puntos básicos (1,5%) desde el día de las elecciones generales. Parte de la satisfactoria evolución se debe a la actuación del nuevo gobierno: vía mensajes de inminentes reformas estructurales y vía medidas adoptadas, como la dolorosa subida de impuestos. Todo ello a pesar de la desviación del déficit público de 2011 en más de dos puntos sobre el PIB (al menos 20.000 millones de euros adicionales)