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Cuando la tesorería importa más que el beneficio
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Jesús Sánchez-Quiñones

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Cuando la tesorería importa más que el beneficio

La crisis actual es una crisis de sobreendeudamiento de empresas, familias y Administraciones Públicas. El proceso de desapalancamiento o desendeudamiento de toda la economía es inevitable.

La crisis actual es una crisis de sobreendeudamiento de empresas, familias y Administraciones Públicas. El proceso de desapalancamiento o desendeudamiento de toda la economía es inevitable. Esta afirmación contrasta con el reiterado mensaje de que sin crédito a las empresas no hay crecimiento económico posible.

Las empresas no financieras españolas presentan un endeudamiento del 138% del PIB. ¿Para qué necesitan más crédito las empresas? Muy sencillo, para evitar que empresas en beneficios acaben cerrando.  La mayoría de las empresas no cobran al contado, existiendo un decalaje entre la venta de sus productos y/o servicios y el cobro de dicha venta. Adicionalmente, para fabricar un producto u ofrecer un servicio, la empresa ha de pagar a sus proveedores, incluyendo sus propios empleados, antes de cobrar sus ventas, y además ha de ingresar el IVA correspondiente aunque no lo haya cobrado.

Cuanto mayor sea el desfase temporal entre el pago a los propios proveedores y el cobro de las ventas realizadas, mayor será la necesidad de financiación de la empresa. Una empresa puede presentar una cuenta de resultados muy boyante tras haber vendido muchos millones de euros, pero si el periodo de cobro es mucho más largo de lo previsto acabará cerrando, aunque contablemente muestre un magnífico beneficio. De las 300.000 empresas que han cerrado desde el comienzo de la crisis, un elevado número lo han hecho ante la demora del cobro de sus facturas, principalmente de la administración pública. La demora en el pago de las facturas provoca un impago en cadena desde el vendedor final impagado a toda la cadena de suministradores.

Así, cuando las empresas reclaman acceso al “crédito” lo que realmente están solicitando es poder financiar sus necesidades operativas de fondos. Ante la imposibilidad matemática de incremento del crédito por parte del sector bancario, son loables todas las medidas encaminadas a reducir las necesidades de financiación de las empresas.

En este sentido, el establecimiento de un sistema para el pago de las facturas pendientes a las empresas proveedoras de ayuntamientos y CC.AA. es una magnífica noticia para la economía y el mantenimiento del empleo. La aceleración de los pagos de entidades públicas, aun a costa de sufrir una injusta quita, permitirá un efecto multiplicador. Lo mismo que el impago a una empresa genera impagos en cadena, el cobro de las facturas pendientes permite, a su vez, múltiples pagos a lo largo de la cadena de proveedores, dinamizando la economía.

La materialización del anuncio realizado en el discurso de investidura de no obligar a las empresas a ingresar el IVA hasta que no se cobre la factura y la posibilidad de compensar derechos cobro y obligaciones de pago con las distintas administraciones a través de una especie de cuenta corriente con las administraciones también mejorarían la delicada situación financiera de las empresas.

Ante la ausencia de crédito bancario, bienvenidas sean todas las medidas que logren reducir las necesidades de financiación de las empresas, que a la postre son las que crearán los necesitados puestos de trabajo. Por fin alguna buena noticia que comentar.

La crisis actual es una crisis de sobreendeudamiento de empresas, familias y Administraciones Públicas. El proceso de desapalancamiento o desendeudamiento de toda la economía es inevitable. Esta afirmación contrasta con el reiterado mensaje de que sin crédito a las empresas no hay crecimiento económico posible.