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Jesús Sánchez-Quiñones

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En manos del BCE

La declaración oficial de la Cumbre de la Zona Euro de la pasada semana se inicia con la siguiente aseveración “Afirmamos que es imperativo romper el

La declaración oficial de la Cumbre de la Zona Euro de la pasada semana se inicia con la siguiente aseveración “Afirmamos que es imperativo romper el círculo vicioso entre bancos y emisores soberanos”. Es dudoso que las medidas adoptadas sean suficientes para conseguirlo.

La euforia inicial por las decisiones acordadas ha permitido una reducción del tipo del bono a 10 años español hasta el 6,2% desde el 7% de hace apenas una semana. Sin duda una buena noticia, pero no es suficiente.

Uno de los graves problemas de España, e Italia, es el elevado tipo de interés a pagar por sus nuevas emisiones de deuda pública. El nivel al que cotizan los bonos en el mercado secundario condiciona los tipos de las nuevas emisiones. El 7% al que cotizaba el bono a diez años hace una semana era insostenible, pero el 6,16% actual sigue siendo un problema. Si nos remontamos a la historia más reciente, en agosto de 2011 el BCE intervino de forma contundente comprando bonos españoles e italianos cuando ambos alcanzaron niveles muy similares a los tipos actuales del bono a 10 años español. El nivel de los bonos que hace un año se consideraba como línea roja. que disparaba la compra de bonos soberanos (españoles e italianos), ahora no puede considerarse un nivel de confort.

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El BCE está habilitado para adquirir bonos soberanos en los mercados secundarios a través del programa SMP (Securities Market Program). De hecho, ya ha adquirido 200.000 millones de euros bajo dicho programa. En las últimas 16 semanas, el BCE ha preferido mantenerse al margen y no adquirir un solo bono en el mercado, aunque la tensión haya sido extrema. Draghi no parece dispuesto a continuar adquiriendo bonos soberanos.

                La cumbre europea ha ratificado que el MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad) podrá adquirir bonos soberanos tanto en el mercado secundario como en el primario, previa solicitud del Estado en cuestión, y bajo la firma de un Memorando de Acuerdo. Que sea el MEDE y, no el BCE quien intervenga en el mercado de bonos soberanos, tiene serias desventajas:

-     La capacidad financiera del MEDE es limitada. Mientras no se acuerde que tenga licencia bancaria sus recursos son limitados, hasta un máximo de 500.000 millones de euros. Dicha cantidad deberá ser suficiente para recapitalizar la banca europea que lo necesite. Tras la recapitalización de la banca española vendrá la recapitalización de banca francesa, italiana y alemana, sólo es cuestión de (poco) tiempo. Si se decidiera otorgar al MEDE licencia bancaria, se podría apalancar a través del BCE.

-     La capacidad de actuación del BCE es ilimitada. Simplemente el mensaje de que el BCE actuará en el mercado de bonos comprando cuando sea necesario y cuanto sea necesario, serviría como arma disuasoria respecto de aquellos inversores que apuestan contra los bonos periféricos.

-    Los inversores no tardarán en cuestionar el tamaño del instrumento elegido para rebajar la tensión de los mercados de deuda soberana.

-   El establecer una obligación de solicitud formal de actuación del MEDE para la adquisición de bonos soberanos y la necesidad de la firma de un Memorando de Acuerdo tiene muy serias y negativas repercusiones. Las agencias de ‘rating’ previsiblemente rebajarían la calificación del Estado peticionario hasta el nivel de bono basura, al entender que está solicitando un rescate. Acto seguido, la mayoría de los bancos y empresas del país perderían la calificación de grado de inversión. Como consecuencia a dicha decisión, la mayoría de los bancos y empresas de dicho país se verían expulsados de los mercados de financiación.

Estamos en manos del BCE. Si el jueves anuncia su disposición a intervenir en el mercado tanto como sea necesario, los mercados financieros recuperarán algo de calma. De no ser así, estaremos a las puertas de otra nueva fase de inestabilidad que desembocará a una nueva cumbre de emergencia.

 La intervención del BCE es necesaria para relajar la tensión en los tipos de interés de los bonos soberanos, pero en absoluto sustituye o evita un duro ajuste de las finanzas públicas españolas.

La declaración oficial de la Cumbre de la Zona Euro de la pasada semana se inicia con la siguiente aseveración “Afirmamos que es imperativo romper el círculo vicioso entre bancos y emisores soberanos”. Es dudoso que las medidas adoptadas sean suficientes para conseguirlo.