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Los activos sin riesgo NO existen
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Jesús Sánchez-Quiñones

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Los activos sin riesgo NO existen

Hoy en día cualquier decisión de inversión financiera está condicionada por la percepción respecto al rumbo que tomará la actual crisis del euro. El

Hoy en día cualquier decisión de inversión financiera está condicionada por la percepción respecto al rumbo que tomará la actual crisis del euro.

El euro nació con vocación de irreversibilidad. Las inversiones realizadas por los europeos en otros países miembros del euro dejaron de tener riesgo de tipo de cambio. Los alemanes podían invertir en España sin que la depreciación de la peseta convirtiera una rentabilidad nominal positiva en una pérdida. 

La prueba de esa percepción de inexistencia de riesgo de tipo de cambio durante casi diez años es la evolución del diferencial de tipos de la deuda española comparada con la alemana. La prima de riesgo de los bonos españoles era prácticamente inexistente desde el nacimiento del euro en 1999 hasta el estallido de la actual crisis. Todos los agentes económicos así lo creyeron y actuaron en consecuencia, produciéndose una cantidad ingente de inversiones intraeuro, principalmente en forma de deuda.  

 

La telaraña de exposiciones financieras de unos países a otros ha llegado a ser tan tupida que difícilmente se podría separar a uno de los países del euro (con la eventual excepción de Grecia) sin provocar un efecto dominó de incalculables consecuencias en el resto de países miembros de la moneda única. A modo de ejemplo, los bancos franceses han llegado a tener más posiciones en la deuda pública italiana que de la propia deuda pública francesa.

 La banca alemana y francesa mantenía a fin de 2011 una exposición a España e Italia superior al billón de euros.  Es inimaginable una salida del euro de España o Italia sin efectos devastadores para Francia y Alemania y, por extensión, para toda la economía mundial.

Es cierto que en los últimos años las entidades financieras alemanas y también francesas han reducido su exposición a los países periféricos: en el caso de los bancos alemanes han rebajado su riesgo en casi un 20% en los últimos tres años. Simultáneamente, el riesgo del Bundesbank a los países periféricos, a través del Eurosistema, ha alcanzado los 695 mil millones de euros, doblando su exposición en los últimos dieciocho meses. El riesgo conjunto de la economía alemana al resto de la zona euro no solo no se ha reducido, sino que ha aumentado según avanzaba la crisis del euro.

Los actuales diferenciales de tipos entre los países periféricos y Alemania, como representante de los países centrales del euro, sólo se justifican por el temor a una “reversibilidad” del euro y vuelta a monedas nacionales en algunos países y, por tanto, estarían recogiendo un riesgo de tipo de cambio incompatible con el principio de “irrevocabilidad” del euro.

Ante la actual situación de incertidumbre, se ha generado una enorme demanda de activos considerados refugio. Así, la rentabilidad de los bonos públicos de Alemania, Francia, EEUU o Reino Unido a cinco años ni siquiera alcanza el 1%, muy por debajo de la inflación. La sobredemanda de este tipo de activos ha generado una burbuja en sus precios sólo justificada por un temor al colapso del euro. Quien invierte en este tipo de activos está dispuesto a perder poder adquisitivo, con tal de situarse en un activo teóricamente seguro. Corre un elevado riesgo de dilución monetaria.

Por el contrario, para aquellos inversores que consideren que el euro seguirá existiendo dentro cinco años con los mismos integrantes, la inversión en bonos soberanos de países periféricos les permitirá obtener rentabilidades por encima de la inflación.

 

Las incertidumbres sobre la crisis europea tardarán en despejarse, pero la Eurozona sólo tiene dos caminos: una mayor integración bancaria, fiscal y, finalmente, política; o la ruptura de la moneda única. Considerando que el primer camino será el camino que se seguirá, aunque llevará años, los momentos de turbulencias se presentarán como oportunidades de inversión a tipos atractivos. 

Hoy en día cualquier decisión de inversión financiera está condicionada por la percepción respecto al rumbo que tomará la actual crisis del euro.

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